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Los motores de la economía se enfrían y el país se “auto acopla” a la crisis global

Superada la crisis del 2001, la economía argentina tomó un vuelo como pocas veces había registrado y, hasta principios de este año, seguía su marcha acelerada en busca de recuperar el tiempo perdido. El “exceso de velocidad” era, en ese entonces, la principal preocupación.

Se hablaba del boom del consumo como principal impulsor, y hasta existía un Guillermo Moreno hiperactivo que trataba de contener todo tipo de aumentos de precios por parte de las empresas, según el caso.

Pero los conflictos internos hicieron que ese ritmo comenzara a desacelerarse y por estos tiempos, ya son varios los indicadores del instrumental que advierten de algunos problemas en el motor.

El “guardián de los precios” quedó relegado y ahora la preocupación está en la búsqueda incesante de tironear las ventas para que éstas no caigan.

Incluso, la incertidumbre local y las turbulencias financieras mundiales se encargaron de hacer el trabajo sucio de acercar las estadísticas oficiales de inflación, a la suba real de precios.

Los motores
El campo, que hasta el año pasado era la “vedette” del crecimiento, se encuentra sumergido en una serie de regulaciones oficiales, resistidas por el sector, y asiste impávido a la caída de los precios internacionales de las materias primas.

Las automotrices están registrando menores ventas, en un momento en el cual la sociedad se muestra más cauta a la hora de hacer grandes desembolsos y son mayores las dificultades para exportarle al gran cliente: Brasil.

Los bancos, que a lo largo de estos años encontraron su “vaca lechera” en el financiamiento al consumo, ahora observan cómo una clase media más conservadora se fue alejando de los mostradores.

La construcción, que se vanaglorió de sus crecimientos a tasas chinas, ya no registra la misma pujanza que la caracterizó en años anteriores.

El campo
Si la debacle mundial de los mercados impactó de lleno varios sectores de la economía local, el agro fue el más golpeado, en particular por el derrumbe en el precio de las materias primas.

La búsqueda del dólar como refugio hizo que los inversores desarmen sus posiciones en commodities y esto arrastró hacia abajo al precio del petróleo y al valor de los granos, que ocupan el cuarto lugar en las exportaciones argentinas, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

Como si fuese poco, se originó el conflicto de cuatro meses con el Gobierno y lo que desde las entidades ruralistas criticaron como una maraña de nuevas regulaciones que hicieron perder mercados internacionales. Y como si esto aún no fuese suficiente, una sequía como pocas veces se había registrado afectó aun mas la actividad.

En este contexto, Cesar Gagliardo, director de Artegran, señaló a iProfesional.com que la producción agropecuaria local está en el ojo de la tormenta.

“La situación se agrava por la caída de área sembrada en trigo y el efecto de la sequía durante un invierno riguroso”, dijo.

Para la próxima cosecha de trigo, los analistas estiman una merma de entre 4,5 y 5 millones de toneladas, respecto de la campaña previa, alcanzando una producción total de entre 11 y 11,5 millones de toneladas.

El panorama también es desalentador para el maíz y el girasol, cuya producción sufrirá una reducción de 4 millones y 700 mil toneladas, respectivamente, según pronósticos privados.

Sin el efecto de los altos precios, desde la consultora Abeceb.com, que dirige el economista Dante Sica, prevén que las ventas al exterior sólo crecerán 4 por ciento, por lo que, según analistas, el superávit caería desde u$s11.000 millones de este año, a u$s4.000 millones en 2009.

El sector automotor baja un cambio
El complejo automotriz registrará en el 2008 un nuevo récord de producción, pero no tendrá el empuje de los años previos.

En medio de una crisis financiera que no parece respetar fronteras, el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Juan Lascurain, reconoció a comienzos de octubre que “el sector automotriz ya está sintiendo” los efectos de la mayor incertidumbre .

Para el líder industrial, los temblores externos ya impactaron sobre la inversión y las ventas del sector privado.

La industria habrá desembolsado al final de este año unos $1.800 millones, casi un 90% por encima de las cifras correspondientes al año pasado, pero en lo que va del 2008, se anunciaron proyectos futuros de inversión por apenas un cuarto de lo que se prometió en 2007.

La preocupación de los industriales se palpa en las estadísticas: según la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA) durante los nueve primeros meses del año, las exportaciones mostraron una tasa de crecimiento del 23% en comparación con el mismo período de 2007.

Si bien la cifra no es desdeñable, hay que considerar que durante el lapso enero-septiembre del año anterior, en relación al mismo período de 2006, la industria acumulaba envíos del orden de casi 37 por ciento.

A esto hay que agregarle una variable que genera temor entre las automotrices: la industria argentina es cada vez más “brasil dependiente”.

De hecho, actualmente el 73% de los vehículos se colocan en el mercado brasileño, un nivel muy superior al 53% del año pasado.

Esto puede generar problemas en el corto plazo. Según Raúl Ochoa, ex subsecretario de Comercio Internacional, “sin dudas se nos va a caer el mercado brasileño, porque allí van a dejar de pensar en renovar el auto y los consumidores brasileños que quieran hacerlo ya no van a tener 60 meses de financiación: pasaron a tener 36 meses y con tasas mucho más caras”.

Y agregó que “esto lleva a un achicamiento del mercado, pero la desaceleración que está padeciendo la industria automotriz es apenas el principio de una mala película para la Argentina”.

“Objetivamente hay una pérdida relativa de competitividad por tipo de cambio, pero por ahora mantenemos la calma “, afirmó a iProfesional.com el director de Relaciones Externas de Fiat Argentina, Javier Vernengo.

Bancos y la contracción del préstamo privado
El alza del dólar y el riesgo de devaluación está calando hondo en el público que, movido por la incertidumbre, en los últimos meses se devoró los depósitos en pesos y renovó el apetito por el billete verde, como en otras épocas.

Para evitar la fuga de las colocaciones a plazo los bancos deben tentar a los particulares pagándole una mayor tasa de interés. Pero, como contrapartida, se ven obligados a aumentar las que cobran por otorgar créditos.

Según datos del Banco Central (BCRA), el total de préstamos personales creció 28% entre enero y octubre de este año, muy por debajo del 47% registrado en el mismo período del 2007. Es un dato clave, si se tiene en cuenta que casi dos tercios de la economía argentina ha sido impulsada por boom del consumo.

Y los créditos en tarjetas ascendieron sólo un 17,7% entre enero y octubre de este año, mientras que durante esos mismos meses del 2007 crecieron un 22,4%, de acuerdo con la misma fuente.

La industria también pidió menos préstamos. Según el último informe del Central sólo crecieron 9% en los primeros siete meses de 2008, cuando en ese mismo período del año pasado habían avanzado un 33 por ciento.

Más ladrillos, menos permisos
El mercado inmobiliario es otra de las víctimas de la incertidumbre.

Los expertos señalan que tras más de cuatro años de bonanza, el crecimiento del sector “se está frenando” y pronostican que la crisis internacional “influirá” este año.

“El fuerte aumento en los costos con precios de venta menores que antes y una disminución de la rentabilidad hacen cada vez más difícil llevar adelante proyectos inmobiliarios”, aseguró a iProfesional.com Germán Gómez Picasso, directivo de Reporte Inmobiliario.

Según la entidad, en los últimos nueve meses los permisos de obra en Capital Federal sufrieron una caída del 18%, respecto del 2007.

“Es el primer año que hay un fuerte punto de inflexión. No obstante, no es una caída tan pronunciada”, señaló Picasso.

Después de la crisis del campo, la industria siguió creciendo pero a un ritmo inferior si se lo compara con otros años.

“Para este año el sector estima un crecimiento del 5%”, según confirmó el titular de Reporte Inmobiliario. “Esta cifra se aleja bastante de los incrementos superiores al 20% registrado en años anteriores”, concluyó.

En este escenario, una alta fuente de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC) comentó a este medio: “Lo que pase en los meses siguientes lógicamente dependerá de lo que ocurra con la economía. El Gobierno anunció que va a invertir en obra pública. De ser así, la construcción va a estar motorizada, al menos desde el sector estatal”.

En ese sentido, desde la Cámara diferenciaron la situación que se vive en el sector privado, donde creen que el escenario será peor.

Balance
La situación que viven los distintos sectores clave de actividad se aleja bastante de la euforia que registraban otros años. Para 2008 estiman que crecerán aunque a menor ritmo que otros años.

La eliminación de las AFJP abre un gran interrogante por el rol protagónico que éstas tenían en el mercado de capitales y en el financiamiento al consumo. El crédito caro llegó para quedarse y la falta de líneas a largo plazo y a bajas tasas también son un fuerte condicionante para las empresas.

Los pronósticos que sostenían que las turbulencias externas no iban a afectar a la Argentina quedaron atrás. Y si tenían algo de verdad, el país solito se encargó de desmentirlos y “auto-acoplarse” a la crisis mundial.

Los “asuntos internos” como la crisis del campo contribuyeron a frenar los motores del crecimiento y la estatización de las jubilaciones trastocó los planes de las grandes empresas y el mercado de capitales.