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Los orígenes del vino espumoso

Uno de los inventos más importantes de la historia ha sido el vino, descubierto hace ya tiempos inmemoriales. El vino forma parte de la cultura más vieja del mundo, completada con la fabricación de los espumosos y los primos del vino.

Otra industria enológica, nacida en tierras galas, exactamente en Champagne, Francia, es la del vino espumoso o espumante. El primero que tuvo la idea concreta dentro de una botella de “Champagne” parece haber sido Dom Perignon, monje benedictino, cantinero de la abadía de Hautvillers, en el año de gracia 1618. Dom Perignon fue también el inventor o el redescubridor (ya que los Romanos lo conocían ya), del tapón de corcho.

El Champagne, vino blanco, finísimo, límpido y espumoso, obtenido con el mosto de uvas negras y blancas, fue introducido en la corte de Luis XIV, por el duque de Vendome. En la corte encontró una aceptación que en breve tiempo fue incondicionada, hasta el punto tal que el mismo Luis XIV quiso rendirle honores y homenaje bebiéndolo en un nuevo tipo de vaso, modelado sobre el caldo del hermoso pecho de Madamme de Pompadur, según se dice.

La principal característica de este vino es la espuma que se forma al destapar la botella, espuma debida al anhídrido carbónico disuelto en el vino y producido, de forma natural, por un proceso fermentativo del vino en la misma botella -método Champenoise-, o en tanques, cuando se lo produce en forma industrial -método Charmat-.

El vino después se purifica mediante operaciones que permiten extraer del recipiente los residuos sólidos de la fermentación sin remover el líquido. El método fue introducido en Italia en el Piemonte hacia la mitad del siglo XIX y muy pronto se aplicó a un vino local muy fino, dulce, conocido y apreciado desde hacía tiempo : un capitán español que se encontraba en Canelli en 1616 definió a éste vino “Muscalle muy delicado”.

Se encontró, después, que este vino podía obtenerse también haciéndolo fermentar en grandes recipientes cerrados herméticamente. A la modificación, tal vez, del método original también tiene éxito la industria italiana de los vinos espumosos, sobre todo los de Piemonte, que produce decenas de millones de botellas de “Spumante” por año.