Inicio Empresas y Negocios Los países amurallan fronteras contra importaciones con graves efectos para Argentina

Los países amurallan fronteras contra importaciones con graves efectos para Argentina

Como si fuera un virus que muta en múltiples formas, el proteccionismo comienza a diseminarse en países de todos los continentes, impulsado por el temor al colapso de las industrias locales por efecto de la mayor crisis económica internacional en más de siete décadas.

Políticos, economistas y funcionarios de organismos internacionales comenzaron a alzar sus voces para advertir sobre los riesgos que corre el sistema comercial mundial –tal como hoy se conoce- si prosperan las distintas políticas para “amurallar” las fronteras.

El fantasma proteccionista, que amenaza con diseminar la idea de que cada producto importado es sinónimo de un trabajador en la calle y un candado más en el portón de una fábrica, ya comenzó a trabajar y a diseminarse a escala planetaria.

Esta práctica de blindar la industria y al agro, ya sea tanto en países ricos como en los desarrollados, se camufla bajo un amplio abanico de prácticas que incluyen subsidios, licencias no automáticas, subas de aranceles, normas técnicas que funcionan como verdaderas barreras pararancelarias y hasta el polémico “compre nacional” que ya se instauró en países como EE.UU. y China.

La campana de largada para esta dramática carrera del “sálvese quien pueda” ya sonó y las consecuencias para las exportaciones pueden ser graves, según alertaron empresarios y economistas argentinos consultados por iProfesional.com.

Voces de alerta por un lado, murallas por otro
El miedo de algunos organismos, como la Organización Mundial del Comercio (OMC), es que el proteccionismo se difunda como reguero de pólvora, como ya sucedió durante el crac del ´30.

En ese entonces, tras la imposición en EE.UU. de derechos aduaneros a casi 1.000 productos, llegó la respuesta de Europa y América latina, que directamente optaron por cerrar sus mercados: esto se tradujo en un dramático desplome de los flujos comerciales mundiales de casi 70% en un plazo de cinco años.

“Dadas las circunstancias económicas actuales, y el hecho de que el crecimiento del comercio ya se ha estancado en todo el mundo, es crucial que activemos el radar para obtener toda la información posible sobre la evolución a nivel mundial de las políticas relacionadas con el comercio”, ordenó el director de la OMC, Pascal Lamy, en una conferencia realizada pocos días atrás.

”Las frágiles perspectivas económicas de todos los Miembros de la OMC son ahora especialmente vulnerables a la introducción de nuevas medidas que cierren el acceso a los mercados o distorsionen la competencia. Este es el caso, sobre todo, de los países en desarrollo, porque el crecimiento económico de muchos de ellos depende fuertemente del comercio”, alertó Lamy.

El director del organismo recordó que en la reunión del G20 realizada a fines de 2008, se aconsejó a la comunidad internacional “abstenerse” y no crear “nuevos obstáculos al comercio y la inversión”, e “imponer nuevas restricciones a la exportación o aplicar medidas para estimular las exportaciones que fueran incompatibles con las normas de la OMC”.

En la misma línea, el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría, exigió que se evite la “tentación” del proteccionismo industrial y comercial en los planes estatales de estímulo económico.

Por su parte, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, se sumó al coro de advertencias sobre el riesgo de responder a la crisis económica con una muralla.

Ante un grupo de eurodiputados y miembros de los parlamentos nacionales reunidos para analizar la situación económica, Trichet recalcó que el proteccionismo es una opción “peligrosísima” y recordó los “efectos desastrosos” que esta política ha tenido en anteriores fases de desaceleración.

Sin embargo, a pesar de estos desesperados pedidos, la realidad política y económica va por el sendero opuesto.

El propio primer ministro checo, Mirek Topolánek, cuyo país ocupa la presidencia de turno de la Unión Europea (UE), llegó a arremeter contra algunos Estados miembros por “echar gasolina al fuego” adoptando medidas restrictivas al comercio.

Sin citar a ningún país en concreto, la presidencia checa denunció que considera que el plan de Francia de ayuda al sector del automóvil va en contra de la unión en el viejo continente.

A partir de este caso, se puede confeccionar una interminable lista de medidas que tienden a blindar fronteras o dar ventajas a la industria local por sobre las de otras economías a lo largo y ancho del planeta: la misma incluye subas de derecho de importación en Rusia y en India, cupos y suba de derechos para más de 600 productos en Ecuador y hasta restricciones para el ingreso de productos en Indonesia, entre otras prácticas.

La Argentina no está exenta de esta tendencia: en los últimos meses emitió un gran número de licencias no automáticas y más de 1.000 nuevos valores criterio que elevaron el precio de entrada al 35% de los productos que ingresan al país.

Este tipo de medidas generó críticas del propio Lamy, quien disparó contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner por lanzar “un plan de 3.100 millones de pesos para estimular las ventas de automóviles” y aplicar “un régimen de licencias no automáticas” para “piezas de vehículos automotores, textiles, televisores, juguetes, calzados y artículos de cuero”.

¿Se viene la crisis del libre mercado?
En diálogo con iProfesional.com, Raúl Zylbersztein, secretario de la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA), alertó que “todo el mundo está protegiendo sus industrias, promoviendo sus propios productos y quitándole competitividad a los bienes importados. Ya nadie puede defender el libre mercado”.

”La competencia en el mundo va a ser cada vez más feroz”, aseguró a este medio.

En este sentido, Zylbersztein apuntó contra el “doble discurso” al sostener que “existen dos tipos de países, los proteccionistas y los hipócritas; porque los más férreos defensores de la globalización utilizan prácticas que tienen que ver con la fuerte intervención del Estado para proteger, mediante aranceles, subsidios y normas paraarancelarias los intereses de sus empresas y sus economías”.

En tanto, Horacio Moschetto, quien representó a la CGERA en las últimas reuniones en Ginebra, sostuvo que “la Ronda de Doha está herida de muerte. Las advertencias por el retroceso del intercambio del mercado global se ven patéticas al ser lanzadas por países que ejercieron y ejercen hoy las más variadas prácticas de control del mercado”.

Según Diego Pérez Santisteban, director de la Cámara de Importadores y titular del departamento de Comercio Exterior de Deloitte, “en este momento, el brote proteccionista está extendido en todo el mundo”.

“Lo que vemos es que, más allá de discusiones aisladas que siempre existen, ahora se ha instalado como tema central de debate político a nivel global”, recalcó.

En la misma línea, Raúl Ochoa, miembro del comité académico de la Fundación Standard Bank y ex subsecretario de Comercio Internacional, “si no hay coordinación y no se utilizan los mecanismos multilaterales puede ser una onda expansiva muy complicada. Una tendencia en medio de una contracción de la producción y del comercio, puede provocar un daño enorme y una virulencia muy fuerte”.

Por último, el economista Aldo Ferrer, explicó a iProfesional.com que “no es de esperar que vayamos hacia un proteccionismo salvaje y que se repita lo que sucedió en el ´30, cuando se derrumbó el sistema comercial internacional”.

Sin embargo, sí reconoció que “va a haber un aumento del comercio administrado a nivel mundial, de eso no hay dudas”.

¿Cómo impacta en la Argentina?
En diálogo con iProfesional.com, Héctor Méndez, próximo presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), sostuvo que “las exportaciones seguirán siendo una fuente de ingresos para las empresas donde la Argentina es muy competitiva o irremplazable”.

En cambio, “en productos donde hay muchos oferentes se va a hacer muy difícil. Los mercados mundiales van a tener tendencias a cerrar sus puertas. El proteccionismo avanza, lamentablemente”.

En la misma línea, Ferrer sostuvo que “en algunos productos específicos y para algunas empresas argentinas en particular, esta tendencia puede ser muy grave”.

En tanto, Ochoa explicó que “las economías más fuertes, más aún las que tienen moneda soberana, como EE.UU., la Unión Europea y Japón, tienen más oportunidades de apoyo que los países emergentes”.

En este contexto, alertó que “el proteccionismo va a golpear más fuerte a países como la Argentina, donde faltan recursos y no hay acceso al financiamiento”.

Radiografía: los sectores más afectados
En un contexto de crisis como el actual, la disposición de “Compre Americano” que promulgó el Congreso de EE.UU. es una de los más claros indicios de que la política de amurallar las fronteras está a la orden del día.

La cláusula -que forma parte del plan de u$s787.000 M para reactivar la mayor economía del mundo- estipula que los proyectos de obras públicas y construcción financiados por el estímulo usen hierro y acero estadounidense o proveniente de los 37 países signatarios del acuerdo sobre compras públicas de la OMC, firmado en 1996.

El problema es que la Arentina no podrá obtener ninguna tajada de la torta ya que -al igual que Brasil, China y Rusia- no suscribió ese acuerdo.

De este modo, con esta polémica iniciativa dada por uno de los principales socios comerciales, la industria siderúrgica local se convirtió en uno de los complejos exportadores más perjudicados.

En diálogo con iProfesional.com, fuentes del Centro de Industriales Siderúrgicos (CIS), entidad clave que representa a pesos pesados como Acindar, Tenaris, Ternium Siderar, Aceros Zapla y AcerBrag, alertaron “por esta medida de protección las exportaciones van a ser muy castigadas”.

Si bien aún es difícil medir el impacto del “Buy American”, las exportaciones argentinas del rubro siderúrgico que están en riesgo ascienden a los 360 millones de dólares.

Desde la CIS se mostraron preocupados de por “las consecuencias potenciales que puede traer en ese mercado y en otros que se ven tentados a hacer lo mismo o a tomar medidas más drásticas, con la excusa de que ya EE.UU. lo hizo”.

Sin embargo, lo que consideran más alarmante es que con este panorama se comenzó a producir un desvío de comercio de las exportaciones, principalmente de los países asiáticos, que con los mercados desarrollados en caída y más cerrados, buscarán nuevos destinos para sus excedentes y a cualquier precio, con tal de mantener sus plantas operando.

“América Latina y nuestro país en particular están sintiendo estos efectos. Ya están ingresando productos siderúrgicos que en situaciones normales nunca podrían haber sido lo suficientemente competitivos para desplazar producción local. Además, China en particular está impulsando sus exportaciones de productos de mayor valor agregado aplicando políticas activas de reembolsos para los productos que le interesa colocar”, alertaron a este medio.

Metalúrgicos: en el ojo de la tormenta
El panorama también se presenta sumamente complicado para la industria metalúrgica argentina.

En diálogo con iProfesional.com, Cristina Alonso, directora de Relaciones Comerciales y Negociaciones Internacionales de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), sostuvo que “estamos preocupados porque vemos una intensión en estos países de aumentar las barreras a los productos importados”.

Este complejo es vital en el entramado productivo argentino, ya que abarca a sectores como maquinaria agrícola, equipos de GNC, caños y tubos de acero e industria naval. Además, es responsable del 35% de las exportaciones globales de la industria argentina, equivalente a más de 7.700 millones de dólares anuales.

Al igual que los empresarios siderúrgicos, desde ADIMRA ven con temor el plan “Compre Americano”, así como otras medidas menos difundidas que sí podrían generar un serio trastorno a los exportadores locales.

EE.UU. tiene otro as bajo la manga
Alonso hizo hincapié en la Lacey Act, la norma más antigua de los Estados Unidos que regula la protección de la fauna y flora silvestre, que recibió numerosas modificaciones en los últimos meses y que podría generar inconvenientes a la industria local.

Es otro as bajo la manga de las autoridades estadounidenses y que puede generar varias sorpresas. Sucede que esta normativa impone férreos controles a la importación de productos o subproductos que utilicen insumos de origen animal o vegetal.

El gobierno estadounidense fijó un cronograma para todo 2009 según el cual se irán incorporando un amplio abanico de bienes que serán susceptibles de mayores controles. Entre ellos figuran papel, oleaginosas, herramientas, armas, juguetes, lápices e incluso productos que contengan corcho, de modo que podrían verse afectados artículos como el vino.

De esta manera, esta medida se puede convertir en una gran barrera paraarancelaria en caso de que las autoridades de ese país consideren que un bien importado no cumple con los estándares medioambientales.

Según Alonso, “EE.UU. está preparándose con herramientas que, según cómo sean utilizadas, pueden ir en contra del libre comercio”.

“Llama la atención que estén con estas medidas tan sofisticadas y de aplicación tan generalizada. Evidentemente esto está vinculado con la tendencia proteccionista que se está viviendo”, agregó la directiva de ADIMRA.

Autopartes: primeros síntomas
De la mano de la histórica crisis de la industria automotriz a nivel mundial, que obliga a las terminales a achicar gastos y evitar el incremento de sus pasivos, el sector autopartista argentino se convirtió en uno de los más castigados en la Argentina. Y ahora los problemas también llegan desde el exterior.

El gerente de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), Juan Cantarella, aseguró que “nosotros ya empezamos a tener problemas con EE.UU.”.

Según el directivo, una empresa asociada a la cámara que fabrica componentes de níquel para pistones enfrenta una investigación por supuesta exportación subsidiada.

Para Cantarella, el litigio que se abrió es “ridículo” porque los exportadores de autopartes argentinos tributan Ingresos Brutos, retenciones a las exportaciones y les redujeron a la mitad los reintegros.

“Esta empresa va a tener que pagar muchísimos honorarios de abogados en EE.UU., con lo cual la deja en una situación difícil. Aparte, desincentiva a los importadores estadounidenses a comprar autopartes argentinas, algo pésimo para nuestra industria”, agregó.

“Si tomamos por proteccionismo este tipo de medidas, se sabe cuándo empieza pero no se sabe ni cuándo ni cómo termina, porque se entra en una escalada peligrosa”, reflexionó.

Europa: un campo minado
Si bien en la reunión de jefes de gobierno y ministros de países europeos realizada en Berlín -que sirvió como anticipo de la cumbre del G20- se reafirmó el compromiso de no caer en la tentación de medidas restrictivas, hay industrias que están en alerta por la posibilidad de que se cierre un mercado clave.

Los planes nacionales de ayuda a la industria automotriz en Francia, España e Italia causan alarma en todo el mundo, por ejemplo.

En la cumbre que se realizó este domingo, el ministro de Economía checo, Miroslav Kalusek, alertó que “este es el camino al infierno. Tenemos que impedir que los populistas continúen con las campañas de Compre Checo, Compre Estadounidense, Compre Francés”.

En lo que se refiere a la industria argentina, uno de los sectores que está ante una inminente crisis por el endurecimiento de las restricciones en Europa es el de los biocombustibles, que generó exportaciones por casi u$s900 M en 2008 y tuvo su principal mercado en el viejo continente.

En diálogo con iProfesional.com, Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, alertó que la UE, a fines del año pasado, aprobó la Directiva Comunitaria de Energías Renovables que establece que, para permitir el ingreso de este producto, se debe demostrar que proviene de cultivos sustentables.

“Están trabajando en una norma complementaria para determinar los criterios de sustentabilidad. Es decir, que el bio no provenga de zonas de bosques nativos, de alta biodiversidad, que haya un uso adecuado de agroquímicos y fertilizantes y además se protejan los recursos naturales como suelo y agua”, explicó Molina.

En este contexto, el directivo agregó que la medida “aún no está reglamentada pero va a salir a lo largo de 2009”. De modo que “todo el biodiesel importado elaborado con soja va a ser seriamente afectado por esta medida”.

A modo de conclusión, Molina aseguró que, “dado que la industria europea está muy golpeada, los deseos de proteger el medio ambiente también se mezclan fuertes intereses económicos”.

En otras palabras: las autoridades europeas estiman que trabar las importaciones es la única salida para reactivar las plantas industriales locales.

Brasil, ¿socio estratégico o competidor?
A medida que la crisis internacional cobró más fuerza, las tensiones que estaban latentes con el principal socio comercial argentino se intensificaron y hasta llegaron a provocar una crisis comercial.

El primer capítulo tuvo lugar a fines de enero, cuando la administración de Luis Inácio Lula da Silva impuso licencias no automáticas a un conjunto de productos que afectaba al 60% de las importaciones totales brasileñas. Con las fuertes críticas que esta iniciativa despertó en toda la región, los funcionarios de ese país dieron marcha atrás.

Superado el conflicto, el segundo capítulo se desató tras el anuncio, por parte de la Argentina, de la aplicación de nuevos valores criterio que afectaba a bienes provenientes de Brasil.

A partir de allí, hubo acusaciones cruzadas entre directivos de la UIA y de la poderosa Federación de Industrias del Estado de San Pablo (FIESP), cuyo presidente, Paulo Skaf, llegó a pedir incluso represalias contra los productos argentinos.

“Hoy todos protegen. Que Brasil no nos acuse a nosotros de cuidar nuestro mercado cuando ellos están haciendo lo mismo. Además, la crisis estalló porque pusimos valores criterios, cuando esto evidentemente no es una traba, sólo se quiere evitar la subfacturación”, disparó desde la CGERA Zylbersztein.

En este contexto de crisis, la reunión de ministros que tuvo lugar el martes de la semana pasada y que buscaba desactivar la “bomba de tiempo” no arrojó ninguna solución, aunque dejó la puerta abierta para la búsqueda de consensos, como la posibilidad de extender los mecanismos de comercio administrado existentes en la industria automotriz a otros sectores.

Sin embargo, según publicó O Globo, el recrudecimiento de una batalla comercial bilateral podría estar a la vuelta de la esquina: dado que la Argentina se negó a anular las medidas proteccionistas ya tomadas, el gobierno brasileño no descarta recurrir ante el tribunal de solución de controversias del Mercosur para pedir la eliminación de licencias a línea blanca, acero y calzado.

Además, Brasil amenazó con impugnar ante la OMC algunas medidas antidumping contra neumáticos, tejidos y acero inoxidable.

Por otra parte, si la postura argentina se mantiene firme, crecen las especulaciones sobre una “devolución de gentilezas”, mediante la posible aplicación de una batería “light” de medidas proteccionistas.

Según explicó el consultor Gustavo Segré desde San Pablo, es muy posible que Brasil aplique nuevas licencias, pero estas no serían previas al embarque, que en general demoran unos cuatro días para ser aprobadas, sino previas al despacho, que tiene plazos de dos días.

”Si bien son más rápidas, generan una burocracia extra para el exportador argentino”, agregó el director de Center Group.

Ante este clima enrarecido, Ferrer pidió pactar la paz con el gigante sudamericano: ”Con Brasil tenemos que ir hacia una política administrada. Hay que tratar de negociar acuerdos de autolimitación. Se espera que los gobiernos encuentren la salida para evitar una crisis bilateral. Y si bien nosotros tenemos que defender nuestro mercado interno y nuestros socios tienen que hacer lo mismo con el suyo, tenemos que ponernos de acuerdo para capear el temporal”.

El próximo 4 de marzo, cuando el secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales, Alfredo Chiaradía, se reúna con el vicecanciller brasileño, Samuel Pinheiro Guimarães, será la hora de la verdad y se definirá si el resto del año en Brasil habrá un socio comercial o un foco de conflictos.