Con o sin burbujas, y a salvo de algún que otro granizo financiero, el consumo global de vino se consolida en los productos más elaborados, de mejor calidad y, en consecuencia, de precio más alto. Tanto, que con 2007 ya prácticamente jugado con una suba superior al 6%, para 2008 se prevé un aumento en el consumo mundial del orden del 6,3%, según proyecciones de la consultora canadiense International Wines and Spirits Record (IWSR).
Las cifras que se manejan en el negocio global del vino pueden marear a más de un abstemio: unos 115.000 millones de dólares. Algo equivalente a las ventas mundiales de la industria de los cosméticos, por citar un caso.
Y de todo ese dinero en juego, algunos apostadores pueden ganar mucho con apuestas inteligentes. Uno de ellos sería la Argentina, que forma parte del lote de los llamados países del Nuevo Mundo (una calificación que comparte con Australia, Chile, Nueva Zelanda, Sudáfrica e incluso los Estados Unidos, entre los más significativos).
Viñas con un poco de ira
Pero el mercado mundial del vino tiene algunas particularidades. Por ejemplo: el incremento del negocio global va de la mano de crisis de superproducción en varios de los principales países.
Chile discute la erradicación de viñas, Australia (una crisis climática les evitó a los productores tener que liquidar viñedos) y hasta en Europa (el Viejo Mundo) se discute –casi a los botellazos– si España y Francia deben destinar tierras con tradición vínica para fines menos espirituosos. Incluso en la Argentina hubo algún trasnochado planteo para impedir la implantación de nuevas vides.
Más allá de estas circunstancias, el mapa mundial de los vinos muestra que los principales productores de vinos son, al mismo tiempo, los que más exportan: Francia, España e Italia se llevan más del 50% del total mundial. También, son los mayores consumidores a nivel mundial y, en consecuencia, los que menos vinos importan.
Los otros grandes exportadores son Australia, Chile, Estados Unidos, Alemania, Sudáfrica, Portugal y la Argentina, que completan los 10 primeros lugares entre los que más venden a otros países.
Respecto del porcentaje de la producción que se destina a las ventas externas, el primer puesto es para Chile (59%), seguido por Australia (47%), Sudáfrica (33%), para terminar con la Argentina con un “bajo” 13%.
Esto significa, según los especialistas, que los productores locales tienen un amplio camino por recorrer en el exterior teniendo, a diferencia de otros competidores del Nuevo Mundo, las espaldas más cubiertas que otros con el mercado interno.
Un caso interesante es el de Estados Unidos: no sólo es un gran productor y exportador, sino que también es el mayor importador del mundo y tiene el mercado interno que más factura: 17.000 millones de dólares. El segundo y tercer lugar del ranking de importadores se completa con Inglaterra y Alemania, y los tres juntos se llevan el 48% del consumo de vinos importados.
