“Para que la economía argentina continúe creciendo en el largo plazo sería necesario moderar las presiones inflacionarias, puesto que los aumentos del nivel general de precios sólo permiten lubricar la expansión económica cuando están por debajo del 15 por ciento anual y por tiempo limitado”, consideró la consultora Economía y Regiones.
Según la consultora, con los actuales niveles de ahorro e inversión, “este modelo económico resulta inflacionario, al ajustar vía precios”.
El informe sostuvo además que en una economía que opera con altos niveles de utilización de la capacidad instalada, “una política de estímulo al consumo, que haga crecer a la demanda agregada por encima del ritmo de expansión de la oferta, genera tensiones inflacionarias”.
“No es posible mantener elevadas tasas de expansión del PBI y una inflación de dos dígitos a largo plazo, pues tarde o temprano, dichas tasas de inflación terminan afectando negativamente las expectativas de los agentes económicos, reduciendo fuertemente el ritmo de crecimiento”, advirtió.
La consultora consideró que “la idea de que un poco de inflación sirve para lubricar el crecimiento tiene un alcance acotado: constituye una señal de alerta para el modelo, que hace tres años se mueve cerca del umbral a partir del cual la inflación pasa a convertirse en un factor desfavorable para el crecimiento económico (15 por ciento anual)”.
Y añadió: “Si bien aún no se observa la incompatibilidad entre inflación y crecimiento en la economía argentina, deberían introducirse modificaciones a la política económica antes de que surja dicha contradicción y ponga en riesgo el proceso de crecimiento económico iniciado en 2003”.
Por otra parte, Economía y Regiones estimó que la actual velocidad de expansión del gasto público “no resultaría sostenible, puesto que, al estimular la demanda a un ritmo superior al de la oferta, se acentúan las presiones inflacionarias”.
