Inicio Empresas y Negocios Nike, Beijing 2008 y un calzado revolucionario (en todo sentido)

Nike, Beijing 2008 y un calzado revolucionario (en todo sentido)

La ceremonia de apertura de Beijing 2008 es el momento que atletas de todo el mundo han esperado por cuatro años.

Y, sin dudas, también es un momento muy esperado por los ejecutivos de Nike, el gigante de la indumentaria deportiva, quienes tienen mucho en juego en estas Olimpíadas.

En efecto, advierte un artículo de FastCompany, de cara a Beijing 2008, el laboratorio de I + D de la compañía desarrolló 68 tipos de calzado para 28 deportes diferentes, además de otras piezas de indumentaria que serán utilizadas por atletas de 120 nacionalidades.

El centro de investigación de Nike, situado en el estado norteamericano de Oregon, tiene una historia que empieza en un contexto de crisis.

A fines de los ’90, afectada por una delicada situación financiera, la alta dirección de Nike reestructuró la empresa en seis unidades de negocios (divididas según disciplina deportiva), cada una responsable de sus propios ingresos y gastos.

Así, frente a la necesidad de recomponer los números en el corto plazo, los directores de las unidades adoptaron la tradicional táctica de recortar inversiones en I + D.

En este contexto, ante el riesgo de quedar relegada en la carrera de la innovación, Nike fundó en 2001 un centro de desarrollo unificado de donde salen todos los nuevos productos de la empresa.

Ahora bien, el último hito es el modelo de calzado Flywire que se estrenará en Beijing y promete, no sólo potenciar el rendimiento de los atletas norteamericanos, sino también revolucionar el mercado.

Estas zapatillas, compuestas por microfilamentos de un material ultraliviano aunque resistente como el acero, pesan apenas 67 gramos, una auténtica bendición para corredores (principalmente, en carreras que se definen por milésimas de segundo).

Pero, más allá de sus características deportivas, el aspecto verdaderamente revolucionario del producto radica en sus condiciones de fabricación.

Curiosamente, este modelo no es algo que se ensambla sino algo que se imprime. Fabricar un par de Flywire involucra un proceso más parecido al bordado automatizado de una camiseta que al ensamble manual de un calzado.

De esta forma, los ejecutivos de Nike se entusiasman por los fantásticos recortes de costos que obtendrán en el proceso de manufactura.

Incluso, algunos sostienen que la nueva técnica es tan barata que permitirá a la empresa repatriar a los Estados Unidos muchas de sus fábricas chinas (curiosamente, el mismo país donde se estrenará el nuevo calzado).

Y, quizá, la nueva tecnología hasta podría ahorrar al gigante del deporte algunos malos tragos de relaciones públicas a los que se ha visto expuesto en los últimos años.

De hecho, mientras Nike gastaba millones en contratar estrellas deportivas para promocionar sus productos, era acusada por organizaciones no gubernamentales de pagar miserables salarios a los obreros asiáticos que los fabricaban a lo largo de extensas jornadas de trabajo.