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Perú y sus paraísos de arena

Misterios por descubrir
Los desiertos de Ica son una auténtica caja de sorpresas. Sus idílicas dunas esconden misterios como las Líneas de Nasca, gigantescas figuras de animales y vegetales que solo pueden verse desde el aire. Su trazo aún no encuentra explicación, a pesar de los trabajos que la Dra. María Reiche y otros investigadores han desarrollado durante más de 50 años. Estas milenarias figuras se multiplican incluso mas allá de Nasca, como lo demuestran los geoglifos hallados en Palpa.

Bajo la piel del desierto, asoman más sorpresas: paradisíacas playas como el Morro, El Negro, La Hierba, Lomitas, Oyeros, Antana, Barlovento y La Cueva; y un gigantesco y enigmático bajorrelieve conocido como El Candelabro.

El seductor legado prehispánico tiene muy cerca de Nasca dos vestigios arqueológicos sorprendentes: Cahuachi, una serie de pirámides donde se han hallado textiles pintados a mano y Cantayoc, acueductos subterráneos de piedra aún en uso.

Paracas de lujo
La Reserva Nacional de Paracas, es el refugio predilecto de lobos marinos, pingüinos de Humboldt y flamencos. Sus dramáticos paisajes y variada vida silvestre se complementan con una oferta hotelera de lujo, creada para los gustos más exigentes. Destacan el Double Tree Guest Suites de la cadena Hilton, que cuenta con restaurantes de comida gourmet, spa con gimnasio, bar, piscina, salón de convenciones y un embarcadero para la práctica de deportes náuticos; y La Hacienda Hotel & Casino. Paracas Libertador, Aranwa Resort Spa y Hoteles San Agustin, de 5, 4 y 3 estrellas respectivamente, son otra muestra de la gran oferta hotelera que la región ofrecerá en los próximos meses.

Pero ahí no acaba todo. Ica, la capital del departamento, ubicada a pocas horas de Lima, merece ser visitada y sobretodo disfrutada. Esta ciudad, además de ser famosa por su eterno sol, es reconocida a nivel mundial por ser una excelente región vitivinícola. Sus bodegas y viñedos, fieles a su gloriosa tradición, producen

soberbios pisco y vinos. Algunos como Vista Alegre y Tacama, abren sus puertas a los viajeros que se interesan en conocer los secretos de la elaboración de estos espirituosos brebajes.

Un oasis en medio del desierto
Sin duda alguna, la laguna de la Huacachina es el tesoro iqueño por excelencia. Este oasis además de refrescar, ofrece a sus visitantes una amplia gama de acomodaciones: todo dependerá de cuanto este dispuesto a gastar. Es común que cada hotel cuente con un restaurante o comedor; pero si prefiere deleitar el paladar y la vista, nada como el Moroní, el único situado al borde de la laguna, cuya especialidad son los pescados y mariscos. Podrá sacarle el jugo a su estadía, dando un paseo en pedalón o botes de remo.

Tradición y adrenalina
La catedral, el Santuario del Señor de Luren y el Museo Regional Adolfo Bermúdez Jenkins, son los principales atractivos religiosos y culturales de la ciudad.

Para los amantes de los deportes de aventura el mar de Ica ofrece escenarios ideales para practicar la pesca y la caza submarina, mientras que en sus dunas se puede hacer sandboarding. Es aconsejable contratar un guía y alquilar una camioneta de doble tracción si se quiere disfrutar de la aventura al máximo.