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Por la crisis, la relación comercial entre la Argentina y China se cubrió de rojo

Fue un sueño que duró siete años pero que llegó a su fin: desde el final de la convertibilidad, la Argentina había visto crecer y consolidarse el superávit de la balanza comercial con China.

Sin embargo, tras la brusca caída que experimentaron las materias primas agrícolas, en 2008 la historia se revirtió y volvieron los temidos números rojos.

Así, si bien el saldo comercial global el año pasado cerró en u$s13.176 M -un 19% por encima de lo alcanzado en 2007 y el mejor nivel desde 2003- la relación comercial con el gigante asiático fue por un andarivel diferente.

En efecto, a contramano de lo que ocurrió a nivel general, la escasa diversificación de la canasta exportadora argentina y el boom del consumo -que funcionó como una fuerte aspiradora de bienes importados durante buena parte de 2008-, provocaron que la relación comercial con China se torne desfavorable.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el saldo de la balanza comercial con el país asiático alcanzó el año pasado un déficit de u$s537 M, una cifra considerable teniendo en cuenta que cinco años atrás se había logrado un superávit de más de u$s1.718 M.

Exportaciones golpeadas
A la hora de buscar razones de este nuevo escenario en las relaciones comerciales, Ernesto Taboada, presidente de la Cámara de Comercio Exterior Argentino China, apuntó principalmente a la mala performance de las commodities agropecuarias en el último trimestre del año.

“No hubo una merma en el interés de compra por parte de China. Lo que influyó en el déficit fue el desplome de precios del complejo oleaginoso de hasta el 50%, como fue el caso de los porotos de soja, así como también la menor cantidad de embarques que se realizaron por el paro del campo”, explicó el directivo.

“Además, los fletes marítimos cayeron más del 50%, por eso desde hace meses China puede comprar la misma cantidad de soja por muchos menos millones de dólares, lo cual es una buena noticia para ellos pero muy malo para nosotras”, agregó.

Por su parte, Mauricio Claverí, economista de Abeceb.com, agregó que “el problema también estuvo en que parte de los productores decidieron no vender sus stocks por los malos precios internacionales y esto impactó en los números finales”.

En efecto, según destacan desde la consultora, el índice de precios de las principales materias primas (IPMP) que exporta la Argentina, elaborado por el Banco Central, pasó de un pico histórico de 229 puntos en junio de 2008, en pleno conflicto con el campo (en un momento de auge de precios se llegó a suspender las operaciones de exportación a raíz del paro agropecuario), a una retracción que comenzó en el mes de agosto y llegó a un mínimo de 125,6 en diciembre pasado, una caída de más de 100 puntos.

Las importaciones, sostenidas
Como contrapartida, el ingreso de artículos chinos se expandió un 39% el año pasado, un verdadero boom teniendo en cuenta que las compras externas totales experimentaron un alza del 28%.

Y si bien las importaciones se desaceleraron de manera marcada en el último tramo de 2008, según Claverí, un factor clave fue que la canasta de productos de origen chino tiene una muy fuerte preponderancia de los bienes intermedios, más precisamente los insumos para la industria química. Y dado que este sector se mantuvo relativamente activo en la Argentina, a pesar de la desaceleración del sector productivo, la demanda de las empresas argentinas sostuvo parte del flujo importador.

Paralelamente, también se destacó la evolución de los bienes de consumo, -con un alza del 29% con respecto a 2007 tras alcanzar los u$s1.700 M- y la de los combustibles y lubricantes, que si bien parten de una base chica, las importaciones se expandieron más del 400% en 2008 al totalizar u$s70 M.

Un plan con escasos resultados
Una de las principales críticas que deslizan los especialistas al hablar del intercambio con China es la muy pobre diversificación de la canasta exportada.

Para contrarrestar esto, en agosto de 20007 funcionarios de Cancillería viajaron a Pekín, donde presentaron al gobierno chino un listado de ofertas concretas de productos industriales y de servicios nacionales que se elaboró teniendo en cuenta los intereses, necesidades y posibilidades del sector empresarial argentino para, de esta manera, diversificar las exportaciones.

“En un contexto de fuerte crecimiento del intercambio recíproco, se confía con estas acciones fortalecer las posibilidades de vinculación y de aprovechamiento de la complementariedad con un país como China que -además de ser hoy uno de nuestros más importantes socios- ha evolucionado dinámicamente para constituirse en potencia comercial de primer nivel mundial”, habían augurado en 2007 fuentes de Cancillería.

Sin embargo, a casi un año y medio de esta iniciativa, los efectos fueron nulos, según Taboada: “El resultado no se ha visto todavía. Se han incorporado algunos productos pero realmente no se trata de bienes con mucha manufactura”.

En efecto, durante 2008, el 80% de lo que la Argentina exportó a ese país estuvo conformado por apenas dos productos: porotos y aceite de soja.

Este grado de concentración es similar al del 2003, cuando estos productos eran responsables de poco más del 82% del total.

Paralelamente, cabe destacar que, mientras que cinco años atrás las empresas argentinas colocaron 414 productos diferentes, en 2008 el número se incrementó un 44%, hasta los 598.

Como contrapartida, el nivel de diversificación de las empresas chinas es ocho veces superior al de las argentinas: el gigante asiático el año pasado pudo colocar en el mercado local 4.756 diferentes tipos de bienes, casi 52% más que en 2003.

Proyecciones
En este contexto, el futuro del saldo de la balanza comercial bilateral estará marcado a fuego por la performance del sector agroexportador.

“Las perspectivas para este año, si hablamos de demanda, son buenas porque China sigue con su déficit en la producción de granos de alrededor de 50 millones de toneladas. Deben seguir importando. Además, de ese total 30 millones corresponden a soja y nosotros, en condiciones normales, abastecemos el 30% de esa cantidad”, sostuvo Taboada.

Sin embargo, el factor de riesgo hoy en día es el impacto de la histórica sequía en el principal producto de exportación.

Los pronósticos para las cosechas de soja de fueron reducidos drásticamente por los analistas de la prestigiosa publicación Oil World debido a la crisis desatada por el clima.

De este modo, la Argentina produciría 44 M de toneladas de soja, sustancialmente por debajo de la estimación previa de 48,8 M y de la cosecha del ciclo previo de 46,7 M.

A esto, además, habrá que sumarle un escenario distinto en materia de precios. Si bien las cotizaciones se recuperaron desde el desplome de noviembre de 2008, los precios durante 2009 no repetirán las marcas récord alcanzadas promediando el año pasado, según los especialistas.

Por el lado de las importaciones, Taboada sostuvo que “se espera una caída de las importaciones de productos chinos por el parate interno que hay y segundo, por la gran cantidad de medidas que se han puesto en práctica para frenarlas y dificultarlas”.

Sin embargo, según Claverí, esta baja en las importaciones “no va a ser suficiente para compensar la caída de las exportaciones, que va a ser mucho más profunda”.

“Sin dudas, el déficit con China se va a incrementar”, aseguró.