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Sequía y crisis global se juntan para asestar un golpe letal a todo el interior del país

La sensación térmica rural no atraviesa su mejor momento y las repercusiones ya se sienten en la mayor parte del país. “Si al campo le va bien, la gente de la ciudad esta más motivada. Si al campo le va mal, la gente está mal predispuesta”, es la frase que se repite asiduamente en las provincias.

Si bien no todo el interior tiene en el campo su principal fuente de ingresos, es cierto que el peso es tan fuerte que hoy no hay región alguna que escape a los problemas económicos. El mismo ministro del Interior, Florencio Randazzo, dijo con sinceridad: “Si le va mal al campo, le va mal al país”.

Esta situación, donde la caída del precio de las commodities y el cambio de rumbo internacional inició los problemas, seguidos por los vaivenes políticos locales -llámese discusiones por las retenciones- y la sequía, trae las siguientes consecuencias:

Según trascendió este lunes, los gobernadores de Córdoba y Santa Fe, Juan Schiaretti y Hermes Binner respectivamente, le pidieron a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner que se suspendan las retenciones debido a la situación que atraviesan los productores por la sequía.

Binner solicitó públicamente que se dejara de lado ese impuesto por 180 días mientras que Schiaretti pidió en privado una postergación por tres meses y en público reclamó rebajarlas entre 5 y 10 por ciento.

“Durante los últimos años el escenario internacional fue muy favorable por el precio de las commodities, y los grandes ganadores del contexto macroeconómico mundial fueron los exportadores de soja, maíz y trigo, ubicados especialmente en el sur de Córdoba, Santa Fé y la provincia de Buenos Aires”, explicó Diego Giacomini, especialista de Economía y Regiones (E&R).

La situación es hoy justamente la inversa. “El nuevo escenario con la caída de los precios a quien más le pega es a esas regiones, pérdidas que se potencian con la sequía”, agregó.

Consecuencias en el consumo
Como sucede siempre que hay crisis, los bienes durables son los primeros que encienden la luz de alerta. “No se destina la misma cantidad de ahorros a comprar vehículos de alta gama o 4×4 y los comercios céntricos reflejan la crisis con “súper rebajas”, tal como se puede ver en los grandes shoppings de la Capital pero con la diferencia de que no se hacen en acuerdo con los bancos, y el costo de los descuentos los absorben únicamente los propietarios, resignando rentabilidad”, explicaron los representantes de diferentes cámaras.

El nuevo escenario deja, de esta forma, secuelas graves en el consumo que traccionó el crecimiento de la economía argentina. De hecho, explica dos tercios del crecimiento de casi 60% que experimentó el Producto Bruto Interno (PBI) desde 2003. “Hoy no es así en ningún lugar del país”, según el economista de E&R.

Esta caída es clara en ciudades claves como Pergamino, donde el boom de la soja había disparado los precios de los campos a valores récord de u$s10.000 la hectárea. Lo mismo pasa en Chivilcoy, 9 de Julio, San Pedro o Arrecifes, así como en algunas localidades de Córdoba y Santa Fé.

“Los pocos excedentes financieros que puedan generarse hoy son ahorrados. El consumo está congelado, cayó 90%. Hay una tendencia a la retracción y de hecho la facturación global de enero ha caído 20% hasta ahora”, comentó Daniel Freggiaro, secretario de la Producción de la Municipalidad de Pergamino.

En Córdoba, otra de las provincias azotada por la sequía, también se nota la crisis a través del el consumo. “Desde octubre del año pasado se registra una baja de 30% en comparación con el año anterior”, señaló Luis Bolivar, gerente de la Cámara de Comercio de Córdoba.

“La crisis del campo es un valor agregado. Lo que está impactando es la reducción generalizada de la actividad económica que responde a varios factores, entre ellos la crisis del agro que viene desde el año pasado y que ahora se ha agravado por la sequía, pero también influye la inflación acumulada, la inactividad en varios sectores que ha impactado en suspensiones o despidos que reducen poder adquisitivo de masa compradora. Y un elemento no mensurable que ya parece estar instalado para largo que es la incertidumbre. La gente tiene miedo y no gasta”, manifesttó Bolivar.

Por otro lado, destacó que en zonas como Río Cuarto, Villa María y San Francisco el impacto e mayor porque son economías directamente relacionadas al agro. “Si el campo no se mueve, la ciudad tampoco. No se mueve el campo, no se mueve el resto”, agregó.

En el cordón industrial instalado desde el sur de Santa Fe y hasta el norte de Buenos Aires, un corredor de 90 kilómetros en el que se suceden siderúrgicas, metalmecánicas, automotrices o empresas de maquinaria agrícola o químicas, el consumo cayó 50% desde que comenzó el conflicto con el campo.

También esto tiene relación con la actividad agropecuaria. Según Giacomini, los precios del agro en estampida alcista hasta la primera mitad de 2008 generaban un fuerte superávit comercial que, sumado a la obligación de liquidar las exportaciones en el Banco Central, creaba un exceso de oferta de dólares en el mercado cambiario. Así, el BCRA intervenía, mantenía el tipo de cambio e inyectaba liquidez al mercado.

“En una economía en la que no hay crédito, como la Argentina, es vital la inyección de liquidez para alimentar al consumo. Antes había un círculo virtuoso con un escenario con viento de cola, precios, superávit e ingresos altos, con inyección de liquidez en la economía doméstica. Hoy en el escenario internacional sopla el viento en contra, ya no hay precios fabulosos y el superávit es más exiguo. A eso hay que sumar las expectativas de depreciación por lo que los agentes económicos individuales aumentan la demanda de dólares y hay fuga de capitales y menor consumo”, comentaron en Economía y Regiones.

La sequía y sus consecuencias
Las pérdidas del campo afectan el consumo en general y a todos los sectores que dependen de él, desde los trabajadores rurales hasta los transportistas.

De esta manera, con una caída de la cosecha de 30%, los transportistas se perderían de realizar casi 1 millón de viajes de camión, los contratistas dejarían de cobrar u$s894 millones por menor tarea de cosecha, y la cadena comercial perdería comisiones por u$s190 millones.

El problema es claro. Por ejemplo en Pergamino, allí donde el maíz rinde de 8.000 a 9.000 kilos por hectárea, este año el nivel se ubicaría entre 4.000 y 4.500 kilos; en el Departamento 9 de Julio, otra zona de excelencia, los productores arrancaron la campaña agrícola con una ingreso proyectado de u$s656 por hectárea. Hoy, el productor recibirá un tercio de lo que esperaba.

También el sector de maquinarias siente un fuerte golpe y desde que estalló el conflicto del campo por la 125, la venta fue prácticamente cero por dos razones:

* En años de bonanza hubo una gran actualización del parque de maquinarias
* Ahora, al no haber rentabilidad, no se generan compras porque no hay excedentes

“Si la cosecha viene bien y el precio es bueno arriesgan más y habiendo sequía reducen al máximo los gastos”, comentó José María Alustiza, presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinarias Agrícolas (CAFMA), quien agregó que las ventas están muy deprimidas, con una caída del 70 u 80 por ciento.

También explicó que la crisis es muy profunda y ya se han reunido 70 industrias para discutir el problema laboral que se viene. “Esto ocurre en interior de país y zonas aledañas y afectadas por este tipo de crisis agravada por la sequía. En los pueblos del interior es grave la situación. Se nota en todos los ámbitos, desde los comercio hasta en los bares o lugares de esparcimiento. Los que tienen trabajo están afligidos y con miedo a perderlo. Y están los que ya lo perdieron”, afirmó el titular de CAFMA.

Campos y propiedades
Las decisiones de compra venta de propiedades y campos, al igual que el arrendamiento, es otro de los sectores que siente de lleno la crisis del interior.

Aunque los principales contratos de alquiler se cierran en marzo, en Pergamino ya hay casos en los que se han devuelto los campos perdiendo los anticipos. Además la sequía no solo afecto la cosecha gruesa sino también a la fina y de continuar en este nivel de sequía las consecuencias pueden ser de pérdidas totales en los rindes. “Ya se perdió el 50% del maíz”, enfatizó Freggiaro.

“La sequía impacta muy fuertemente y si persiste en Pergamino va a haber entre u$s30 y u$s50 millones menos de ingreso regional”, explicaron en la municipalidad.

Adicionalmente, que no es menor, y de hecho es mucho más grave, están las secuelas sociológicas, psicológicas, y esto hace que en este caso de sequía, los pocos excedentes financieros que puedan generarse sean ahorrados.

En tanto, Pedro Nordheimer, titular de Nordheimer Inmobiliaria, explicó que la sequía en el campo afecta al mercado inmobiliario, que está más tranquilo pero no muerto. “La crisis mundial hace que muchos traigan sus ahorros de afuera y compren acá, por eso el mercado de ventas de campo no esta paralizado. Lo mas preocupante es la sequía”, comentó.

Por otro lado, explicó que uno de los cambios es que hoy el comprador va mirando campos pero no se apura a comprar, esta a la expectativa y espera que los precios bajen por las malas cosechas.

Del otro lado, lo dueños se rehúsan a bajar precios y prefieren quedarse con los campos antes que venderlo más barato. El mercado está expectante por ambos lados.

En cuanto a los arrendamientos, admiten que bajaron mucho, casi 30% respecto de un año atrás. “Para poder hacer un pronóstico hay que ver qué pasa con los precios de los insumos y granos. Si se mantienen los valores no van a aumentar y tampoco habrá demasiado interés en alquilar, porque el fertilizante está caro y los precios internacionales de los cereales van a subir poco más”, explicó Nordheimer.

En cuanto a las perspectivas para 2009, admite que si la sequía se prolonga va a haber menos rindes, y eso va a hacer que la gente tenga menos plata para el consumo y muchos se retiren de la compra de campos.

Por otro lado, habrá dueños que tendrán que bajar el precio de venta porque necesitan el dinero. “Mucha gente usa este negocio como refugio de capitales y cuando tenían dinero compraban más hectáreas y cuando la necesite los venderá. Por eso creo que existirán oportunidades, con precios que podrían bajar hasta un 20%”, agregó el operador.

Luis Cañete, operador de la agroinmobiliaria que lleva su nombre, explicó que los precios tienden a amesetarse o bajar por algunos factores que se sumaron en los últimos meses. Ellos son:

* La crisis financiera mundial, que hace que la demanda externa disminuya en gran porcentaje

* La sequía en gran parte del país. Esto aparte de hacer un daño real a las producciones y sus rendimientos por ha, se suma al mal estado de ánimo de los productores en general, una mayor preocupación y desgano hacia el futuro inmediato. Al desgaste gobierno-campo hay que sumar las inclemenencias del tiempo. El productor, el inversor, creo que están” cansados”

* La baja de precios internacionales y pérdidas de mercados de exportación en diversas actividades.

Diego Pérez, ingeniero agrónomo y asesor de negocios de Compañia Argentina de Tierras (CAT) en la zona de Chivilcoy, contó que unos 200 productores agropecuarios de la ciudad que pertenecen a Carbap acordaron solicitar a las autoridades no ya la emergencia agropecuaria para la zona sino la declaracion de zona de desastre agropecuario.

“Esto impacta en las operaciones inmobiliarias. Primero caen los alquileres y luego bastante más adelante los precios de los campos. Además, seguramente bajarán en esta zona que tradicionalmente fue segura y ahora tiene una sequía única en su historia desde que se tienen registros, mientras que en zonas tradicionalmente secas como San Luis llueve más que la media. Yo creo que dejo de ser una zona segura”, dijo Pérez.

Los vehículos, una dura señal
La venta de autos es una de las señales del bienestar de un lugar. Cuando las cosas marchan bien, la gente destina más dinero para saltar de un modelo a otro o para subir de segmento, pero cuando las cosas andan mal, las concesionarias sienten el estancamiento de las operaciones.

En esta industria las secuelas son notables en la caída de ventas del segmento liviano y pesado. En el primero, entre noviembre y diciembre las ventas de la Toyota Hilux, la Ford Ranger y la S10 de Chevrolet cayeron más de 30%. Estos vehículos son algunos de los que más repuntaron desde que el campo venía aprovechando el viento a favor.

Entre los camiones, también cayeron las operaciones de los vehículos pesados, semipesados y livianos.

En todas las provincias se pueden evaluar las consecuencias con la misma gravedad. De un mes a otro perdieron ventas de entre 30 al 60 por ciento, como ocurrió en San Juan o Catamarca.

Perspectivas que preocupan
Las perspectivas para este año son de incertidumbre porque hay desconfianza en la economía nacional y el mundo está a la espera de las decisiones de Estados Unidos para ver si se revierte la situación. “Lo que observamos en los empresarios es mucha cautela. Nadie sabe qué va a pasar el mes que viene. Y la gente está igual, tiene miedo y no gasta”, explicaron en la Cámara de Comercio de Córdoba.

La sensación se replica en todas las provincias. No hay buenos pronósticos y las principales noticias se esperan del servicio meteorológico. El anuncio de lluvias abundantes sería la primera sensación de alivio para el interior.