Los líderes naturales son guías, maestros, héroes cotidianos, profesionales del trato, respetuosos de los demás, promotores de un bien común a todos, formador de otros lideres, un provocador, un innovador, alguien dotado de energía práctica y de proyectos.
Son orientadores, consejeros, consultores. Les agrada asumir desafíos por y para los demás, representan el sentir de su grupo y van por la conquista de sus anhelos, organizándolos y contribuyendo a entender que los errores son información que suma experiencia.
Los lideres formados, imitan estos comportamientos obteniendo idénticos resultados. El punto es, que más allá de cómo se llegó a ese rol, los grupos desprovistos de un líder provocan la cobertura de ese cargo que muchas veces queda vacante.
Las personas, dependiendo en gran medida de los vaivenes de la vida y de los diferentes momentos por los que atraviesan, necesitan referentes constantes hasta que, en el mejor de los casos, se constituyen ellos mismos como su guía y posiblemente, la de otros.
Las organizaciones son en si mismas (algunas mas organizadas que otras) agrupaciones de personas con necesidades compartidas y tareas en común, que buscan entre si sus referentes. De manera que ante la carencia de liderazgo efectivo, práctico y profesional, ocupa ese espacio vacío cualquier persona que tenga ante la vista de los otros y la propia, dotes de modelo a seguir por sus colegas, quienes han colaborado en esa atribución.
Las situaciones de crisis son particularmente demandantes de líderes. Ante la confusión reinante, las diversas tendencias, o la simple incertidumbre despierta del deseo natural de contar con alguien… muchas veces virtual (dioses, santos o personajes) para responder a este natural mandato de seguir a quien sea digno de confianza.
El liderazgo no puede morir como rol porque se necesitan lideres para crecer como personas y como equipos, por todas las razones antes enumeradas. Por su carácter de inevitable, hay que formarse para saber colocarse como tales o para saber elegirlos sin dejar que la misma organización promueva a personas no dotadas para ejercerlos en función de la salud organizacional, que incluso, puedan sacar provecho de tal legado, solo para si mismos.
