Inicio Clickeando ¿Por qué fracasan las dietas?

¿Por qué fracasan las dietas?

Muchas mujeres tienen una gran exigencia de bajar rápidamente de peso, para “verse bien” lo antes posible. Prueban una y otra dieta, buscando información y propuestas hasta en Internet, y poniéndolas en práctica sin ningún tipo de consulta profesional, lo que finalmente promueve conductas que no son saludables.

La realidad es que no hay dietas milagrosas, pero sí hay claves que sí o sí es necesario respetar para que un plan de adelgazamiento funcione. ¿Qué hay que cuidar para que la dieta no fracase? ¿Cuáles son los errores más comunes que hay que evitar?

Hoy es muy común que, sobre todo los adolescentes, bajen dietas de la Web y las pongan en práctica sin ningún tipo de reparos. Esto es realmente preocupante, ya que significa el comienzo del 90% de los trastornos alimentarios, que padecen hoy entre el 20% y el 25 % de los argentinos.

Comer bien no significa suprimir alguna comida: muchas jóvenes creen que si saltan el almuerzo, por ejemplo, adelgazarán más rápido. Pero como consecuencia de una mala alimentación, el organismo puede empezar a funcionar mal y presentar desequilibrios. En las mujeres, el primer síntoma es la pérdida de la menstruación. Y en ambos sexos se puede producir la caída del cabello, sequedad en la piel, uñas escamadas, baja de presión, frecuentes calambres y una reducción del ritmo cardíaco.

La realidad es que hay una dieta para cada paciente, y el plan debe estar adaptado a los hábitos, gustos y objetivos de la persona que quiere bajar de peso. La idea de disminuir cinco kilos en siete días no es real, ni es saludable. Una dieta correcta debe proponer las 4 comidas principales, incluir todos los principios nutritivos y evitar los excesos. Si el paciente la respeta, lo esperable es que pierda medio kilo por semana.

Según una investigación publicada en American Journal of Clinical Nutrition, “el uso intermitente de alimentos ricos en grasas y azúcares genera adicción”. Por otro lado algunas dietas plantean tantas restricciones que finalmente llevan al paciente al otro extremo: la bulimia o la obesidad.

La clave está en seguir una dieta armónica que incluya hidratos de carbono, proteínas y grasas. Lo correcto es cubrir todos los grupos alimentarios, respetando las proporciones de cada uno y teniendo en cuenta edad, sexo, actividad física, peso y talla del paciente.

Además, deber ser variada y suficiente para cubrir requerimientos de vitaminas y minerales.