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Premio Nobel para la investigación de las células madre: un hecho alentador para la medicina regenerativa

El premio Nobel de Medicina 2012, entregado al británico John B. Gurdon y al japonés Shinya Yamanaka por sus investigaciones en el campo de las células madre, es un hecho sumamente alentador para la comunidad científica en general, y en especial para todos aquellos que trabajamos con células madre y sus posibles aplicaciones médicas.

Llaman la atención los 40 años de diferencia entre ambos descubrimientos, pero aunque ambos están relacionados con las células madre, su alcance es muy diferente.

Recién a partir de los años ´90 se comenzó a plantear el uso de las células madre para el tratamiento de diversas enfermedades abriendo una nueva área (y era) de la medicina: la Medicina Regenerativa, que consiste en utilizar células madre (preferentemente del propio individuo para evitar rechazos) con el fin de regenerar células o tejidos dañados en forma irreversible por alguna enfermedad.

Hasta ese momento sólo se utilizaban las células madre de la médula ósea, como fuente para realizar trasplantes en enfermedades sanguíneas. Hoy se está investigando la aplicación de células madre en enfermedades como Parkinson, Infarto de Corazón, ACV, Diabetes, ceguera, parálisis cerebral, en cuadripléjicos por lesión de la médula espinal, para regeneración del cartílago en articulaciones dañadas, problemas vasculares de piernas, enfermedades pulmonares, del hígado y en general en cualquier enfermedad en la que el organismo ha perdido la capacidad de “auto-regeneración”

En la actualidad la investigación se centra en el uso de 3 tipos de células madre: 1- Las embrionarias, que provienen de células de un embrión humano y se están utilizando a nivel experimental en seres humanos, pero son muy criticadas por motivos éticos y también porque tienen el riesgo de producir tumores; 2- las que fueron descubiertas por Yamanaka, que se llaman IPS y son células pluripotenciales. No tienen el problema ético de las anteriores y como son del propio individuo no hay riesgo de rechazo, pero todavía no se pueden utilizar para tratar enfermedades porque no se sabe que riesgo pueden implicar; y 3- las adultas que se obtienen del cordón umbilical de un recién nacido o de otros tejidos como la médula ósea o el tejido graso: no producen rechazo cuando son utilizadas en el propio individuo y su obtención está totalmente exenta de riesgo en el caso de las de cordón umbilical.

Es deseable que el traspaso del descubrimiento científico a la práctica médica, permita lo antes posible que aquellas personas aquejadas de enfermedades graves o invalidantes encuentren en las células madre una herramienta que les ayude a luchar contra ellas.