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Qué hacer cuando cae el empleo

Seis años y un mes atrás, las estadísticas mostraban un punto de inflexión: era octubre de 2002, y la recuperación de la actividad económica, luego del desplome de los años anteriores, comenzaba a repercutir en la creación de puestos laborales. Desde entonces, el empleo en blanco en las empresas privadas creció más del 60 por ciento. Crisis internacional y cuestiones internas mediante: ¿estamos ahora en el momento de un nuevo punto de inflexión, que determinará que esta vez la curva doble hacia abajo?

Más allá de lo que indiquen las estadísticas (los datos oficiales más recientes permitirían graficar la situación con una línea recta, señal de un nivel de empleo estancado), lo cierto es que los trabajadores de cada vez más sectores conviven con la angustiante realidad o, al menos, con el alto riesgo de la pérdida de sus puestos o de la caída de sus ingresos, provocada por la reducción de las jornadas o por la suspensión de la actividad productiva.

Las industrias automotriz, metalmecánica, del cuero y del plástico están entre las afectadas. Esas actividades, junto con el comercio y el transporte de cargas, están mencionadas por un informe del Ministerio de Trabajo, como algunas de las representadas en los 26 procedimientos preventivos de crisis (PPC) que se abrieron entre el mes de septiembre y la semana última. El PPC, que determina la apertura de una negociación con el sindicato, es un mecanismo al que deben recurrir las empresas cuando prevén tomar medidas tales como despidos y suspensiones, que afecten a ciertos porcentajes de sus dotaciones. Los presentados en estos meses involucraron a 1181 trabajadores sobre una dotación total de 3598.

Luego de la crisis con la que amaneció este siglo y a la par de la buena marcha de la actividad económica, se había perdido en los últimos años la dinámica de esas negociaciones de emergencia, por lo que su reaparición es ya una novedad. Pero vale tener en cuenta que el Ministerio de Trabajo de la Nación es sólo uno de los lugares posibles para estos trámites: en rigor, es más frecuente que los empleadores acudan para el trámite a las dependencias de gobiernos provinciales.

Córdoba, territorio con fuerte presencia de la industria automotriz -afectada en forma temprana por las restricciones del mercado externo-, está en el centro del escenario del conflicto. Renault aplica un esquema de suspensiones acordado con el sindicato de mecánicos Smata, que afecta a 1000 trabajadores, quienes perciben el 70% del salario de bolsillo por las jornadas sin actividad (no se trabajó la semana última ni se trabajará la entrante). En Volkswagen se suspendieron los turnos de los fines de semana, y en Iveco no se trabajó ni el jueves ni el viernes pasados.

En los últimos días, las negociaciones para evitar más de 400 despidos en la planta santafecina de General Motors hicieron subir la temperatura en el ambiente de las relaciones laborales. La empresa aplicaría también suspensiones, aunque aún se discute el cómo.

El sector de fabricación de autopartes sufre las consecuencias, y las suspensiones o el adelanto de vacaciones son algunos caminos emprendidos.

“Por el momento se trata de agotar todas las posibilidades para conservar el empleo, como el reparto de las horas de trabajo o la disminución de la jornada laboral”, expresó Sergio Vacca, presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra).

Según el dirigente, “para una pyme metalúrgica es muy costoso desprenderse del personal, pero no sólo por las indemnizaciones, sino por el esfuerzo que significó conseguir mano de obra calificada”. El proceso de crecimiento de los últimos años, de hecho, le siguió a un período en el que se habían desarticulado los mecanismos de aprendizaje de oficios necesarios para varias ramas de la industria.

Ese tipo de razones, y la cautela para evitar conflictos, llevan a que las estrategias apunten a la firma de acuerdos con los sindicatos, según consideró el abogado Juan José Etala.

Sin crecimiento
En la metalmecánica, los problemas dados por una caída de la competitividad vienen de hace varios meses, en gran medida por los mayores costos internos. “El empleo no crece desde principios de año y en lo que va de 2008 cayó la cantidad de horas trabajadas respecto de 2007”, relató Vacca.

Al margen del problema de las automotrices, el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Juan Carlos Lascurain, dijo que no hay noticias en esa entidad respecto de dificultades para los trabajadores en sectores como el textil o el calzado, y en cambio sí existen situaciones problemáticas en los frigoríficos -donde el conflicto comenzó con la crisis del campo- y las industrias del cuero y de la madera.

Según un informe de la cartera laboral, sin embargo, hay reducción de jornadas en Eme Confecciones, una textil de Pergamino, y en la tucumana Tecotex, del mismo rubro, donde se anticiparon las vacaciones. El relevamiento también admite dificultades laborales en concesionarias de autos, constructoras y firmas químicas.

Por lo general, los empresarios se muestran cautos respecto de qué puede esperarse y de cómo podría seguir la historia luego de que se apliquen los mecanismos posibles tendientes a evitar despidos masivos. Signo de la incertidumbre, las descripciones de lo que está ocurriendo con las políticas de personal suelen ser precedidas por la aclaración: “Por ahora…”.

Algo que sí se expresa con claridad es el rechazo generado por las intenciones del sindicalismo de prohibir los despidos o encarecer las indemnizaciones (al doble o al triple de los montos legales, según un proyecto de la CGT). “Eso es querer apagar el fuego con nafta; es como si me multaran porque me bajaron las ventas”, replicó Vacca. “Muchas veces las empresas tienen que desprenderse del 10% de su personal para no hundir a todos”, agregó.

Según el abogado Glauco Marqués, del estudio Adrogué, Marqués, Zabala & Asociados, las expresiones de los sindicalistas no hicieron más que provocar un clima de creciente incertidumbre e intranquilidad, con el riesgo de que las empresas tomen rápidas decisiones de despedir por temor a las medidas que podrían venir.

Hay quienes recurren a las comparaciones, para observar que la crisis actual encuentra a la Argentina mejor posicionada que la de 2001. “Tal vez por eso el Gobierno no toma medidas como el congelamiento general de despidos como viene reclamando la CGT”, opinó el abogado Gustavo Gallo, asesor de empresas en temas laborales.

Gallo diferenció también la situación de los ingresos laborales: “Los salarios no sólo tienen hoy un mejor nivel relativo, sino que el sector sindical puja por mejoras incluso para antes de concluir el año, lo cual no ayuda a evitar despidos que podrían evitarse”, advirtió. Hoy las empresas se debaten, según la observación del abogado, entre despedir o conservar a su gente recurriendo a una profunda reducción de sus gastos operativos.

En sectores como el comercio y el financiero, está ocurriendo el fenómeno “goteo”: no hay despidos masivos, pero sí cesantías “selectivas”, recorte de horas extras, ausencia de renovación de contratos temporales y falta de búsquedas para cubrir puestos cuando algunos empleados se van de la compañía por decisión propia.

“Hasta ahora no hay despidos ni suspensiones masivas en el sector; hay algunos despidos y retiros voluntarios, pero selectivos”, sostuvo Carlos de la Vega, presidente de la Cámara Argentina de Comercio. Según una encuesta realizada por la entidad, ocho de cada diez comerciantes venden menos ahora que hace un año. Y al menos en octubre, el 96% no había decidido reducir su dotación, según el relevamiento.

En los bancos, tanto el sector empresario como el Ministerio de Trabajo desestiman la cifra de 1200 despidos que, según la Asociación Bancaria, se habrían producido en los últimos tiempos. “Hubo acuerdos firmados por retiros voluntarios, pero ni cerca de ese número”, afirmó un funcionario.

Según un referente del sector, las dotaciones caen sin que las entidades decidan cesantías. “De un banco grande se van unas 10 personas por mes o ahora un poco menos -relató-. Antes esas vacantes se cubrían; ahora no.”

En ese contexto, la eliminación de las AFJP deja en una situación incierta a unos 11.000 empleados de esas empresas, a los que se suman muchos ocupados en puestos vinculados a la actividad que desaparece. El Gobierno abrió un registro para quienes quieran trabajar en el sector público, y la ley expresa que se buscará garantizar la ocupación para todos. Pero los funcionarios dicen esperar que buena parte de los trabajadores sean absorbidos por la actividad privada. Y, claramente, éste no es el mejor momento.

0,3%
Variación interanual del empleo

* Es la estimación realizada por la Sociedad de Estudios Laborales (SEL), sobre la base de datos oficiales del tercer trimestre de este año.

Cuatro sectores

2) La construcción

Según el último informe del instituto de estadísticas del sector, el empleo cayó el 6,1% en agosto de este año, en comparación con 2007.

2) La industria

La automotriz es la rama más afectada, pero hay varias con problemas. Con suspensiones y jornadas reducidas, se busca evitar despidos masivos.

3) El comercio

Hay cesantías según la modalidad de “goteo” (no a gran escala) y no se cubren las vacantes cuando se producen bajas de personal.

4) La actividad financiera

Hubo denuncias sindicales de despidos masivos, desestimadas por los bancos. No hay renovación de contratos ni nuevas altas de empleados.