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Qué hacer para prevenir el golpe de calor

Durante el trascurso del año Buenos Aires presenta una variación de temperatura muy amplia. Los cambios bruscos afectan al físico, en especial si se trata de personas de edad avanzada, niños muy pequeños, pacientes con patología cardíaca, obesos o personas que tienen patología pulmonar. Ante los cambios bruscos de clima, las personas deben adecuar la alimentación, hidratación, vestimenta y toma de medicamentos.

Golpe de calor:

En los días de extremo calor o días subsiguientes con temperaturas altas (denominados olas de calor), las personas tienen que estar pendientes de la hidratación, sobre todo en el caso de niños y ancianos, que son los más vulnerables.

Los síntomas a tomar en cuenta son la baja tensión arterial, que se puede manifestar con dolor de cabeza, piel seca y la disminución volumen de la orina; desgano y tendencia al sueño.

Se debe tener especial atención a evitar la exposición durante las horas pico de calor. De no poder evitar salir a la calle, hay que tratar de estar en la sombra, vestir ropa liviana y de colores claros, evitar comidas abundantes o picantes y en especial no tomar alcohol, ya que produce una vasodilatación que genera pérdida de agua por sudoración.

Durante los días de calor extremo tampoco hay que abusarse del café, mate y del alto contenido de azúcar.

Un ejemplo de los efectos del golpe de calor es lo que sucedió en Paris en 2003, donde se experimentó una ola de calor excepcional en términos de duración, intensidad y extensión geográfica, con un alto impacto en la salud. Se demostró una falla en la reacción de la población, reflejos tardíos para la protección y ayuda del anciano, con dilación en el diagnóstico médico, dificultad en la implementación de las recomendaciones y mensajes alarmistas de los medios pero inconducentes para la prevención.

¿Cuáles son los factores de riesgo para lesiones por calor?

– Deshidratación
– Obesidad
– Ropa pesada o impermeable
– Condición física deficiente
– Enfermedad cardiovascular
– Lesiones cutáneas (esclerodermia, quemaduras, eczema, psoriasis, trastornos de glándulas sudoríparas)
– Edades extremas
– Falta de movilidad
– Enfermedad febril
– Hipotiroidismo
– Alcoholismo
– Drogas (cocaína, anfetaminas, opiáceos, LSD)
– Condiciones socioeconómicas (falta de aire acondicionado, vivir en los pisos superiores de edificios altos)
– Esfuerzo prolongado en calor (trabajadores altos hornos, mineros, bomberos, atletas, reclutas militares, trabajadores de rescate y salvamento)
– Medicamentos (antipsicóticos, anticolinérgicos, bloqueadores de los canales de calcio, bloqueantes beta, diuréticos, agonistas alfa, simpáticomiméticos)

Deshidratación:
Durante los meses que dura el verano, cuando se registran altas temperaturas, la deshidratación es el cuadro más frecuente, sobre todo en personas mayores y en niños pequeños.

Los síntomas de la deshidratación son:
– sequedad en la piel,
– disminución de la cantidad de orina, desgano, presión baja
– fiebre, pulso rápido, descenso de la tensión arterial, dolor de cabeza o tendencia al sueño
– Durante las horas más calurosas del día, mantenerse a la sombra y descansar en sitios bien ventilados.

Ante estos síntomas hay que:
– Evitar las comidas fuertemente condimentadas o muy calientes.
– No consumir bebidas con alto contenido en azúcares, cafeína y alcohol.
– Realizar actividades o trámites por la mañana o al atardecer, cuando las temperaturas no son tan altas.
– Vestir ropa holgada, liviana, y en lo posible de colores claros.
– No consumir medicamentos sin indicación médica.
– Cuidar a las personas de edad avanzada vulnerables. Si viven solos, observar al menos dos veces al día si presentan signos de agotamiento por calor.
– Buscar lugares públicos con refrigeración para pasar algún rato del día.