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¿Quién se encarga de hacer el “trabajo” para que el dólar no suba?

El dólar vuelve a ser noticia, pero a diferencia de tantas otras veces, la cuestión no pasa porque sube a pasos agigantados, o por que está en vísperas de una estampida que deja descolocados a los inversores, sino porque ya lleva casi un mes clavado en 3,86 pesos.

Un número, si se quiere, mucho más difícil para realizar cálculos que el naturalmente accesible 1 a 1 o el un poco más engorroso 3 a 1.

Al viernes 11 de septiembre ya pasaron 19 ruedas consecutivas en las que su precio se mantiene invariable en las pizarras. Este es el período más largo de permanencia de una cotización en muchos meses, superando los 14 días de vigencia del $3,82 y los 9 de $3,84 por dólar.

La pregunta que surge, frente a tanta quietud, tiene que ver con los motivos de este comportamiento relativamente atípico.

La respuesta más convincente es que el Banco Central está aprovechando un fenómeno que se está registrando en otras latitudes como Brasil, Chile o Europa, en las que se asiste a una permanente apreciación o baja de las cotizaciones de la divisa estadounidense frente a otras monedas.

Gracias a este movimiento, la entidad comandada por Martín Redrado capitaliza esa depreciación del dólar en el resto del mundo sin generar tensiones en el mercado local. De hecho, gana “competitividad cambiaria” sin tocar el tipo de cambio.

Otros factores que le están poniendo un freno al aumento de la divisa en el mercado local pasan por la falta de expectativas sobre subas en el corto plazo, la escasa presencia de los importadores, ya sea por menores volúmenes comprados al exterior o por las limitaciones que se les fija y que reducen el volumen transado. Y, finalmente, el accionar del Banco Central que no convalida con su política de intervención mayores cambios.

En opinión de Fernando Izzo, “la diferencia de la moneda argentina con respecto a otras de la región, México y la Unión Europea, es que todas ellas acompañan los movimientos del dólar y se compensan. Esto significa que cuando éste sube, las otras bajan y cuando baja, éstas se revalorizan”.

“En el caso de la Argentina, como tenemos una política monetaria administrada que está orientada a aumentar la productividad, lo que se busca es ajustar el dólar a la inflación interna, no es que se devalúa sin sentido”, agrega el analista de ABC Mercado de Cambios.

Carlos Lizer, director de Puente Hnos. hizo foco en el tamaño del mercado local y en los controles que ejerce la autoridad monetaria sobre el mismo. “Lo que vemos es un mercado local muy chico, que presenta volúmenes por lo general inferiores a u$s300 millones, y que encima está controlado por el BCRA”.

El ejecutivo de Puente agregó que “el BCRA, con esta tendencia, favorece al sector exportador y logra recaudar más”.

“Con respecto a las otras economías, la apreciación de sus monedas se agudizó una vez superado lo peor de la crisis, cuando los inversores internacionales se orientaron nuevamente a los mercados emergentes, de mayor riesgo, como es el caso de Brasil”.

Carlos Risso, de Notibancos también hizo hincapié en la evolución de esas monedas, pues le explicó a iProfesional.com que “su apreciación le posibilita al Central hacer menos profunda la devaluación local. En una palabra, deja que el trabajo lo hacen otros”

Por su parte, Ernesto Kritz, director de SEL Consultores, explicó a iProfesional.com que “lo que tenemos es una depreciación real, no nominal de nuestra moneda. Principalmente con Brasil pero también con el euro”

Fausto Spotorno de Orlando Ferreres y Asociados, consideró en diálogo con este medio que “la explicación de este comportamiento es que mientras que en economías como la de Brasil, entran capitales, en la de Argentina siguen saliendo, aunque últimamente en menor medida”.

“Esto tiene dos claros efectos sobre la economía, uno de ellos positivo porque aumenta la competitividad y las presiones devaluatorias caen. El efecto negativo son los riesgos de inflación. Aún así, el problema sigue siendo la confianza, porque la actividad económica llegó a un piso, no me animo a decir que se está recuperando”.

El pasado reciente
Según el último informe del Banco Central, el índice de tipo de cambio real multilateral (ITCRM) aumentó un 1,3% en julio con respecto al mes anterior.

Es decir, el peso se depreció en términos reales, en relación con la canasta de monedas de los socios comerciales que componen el índice.

Una fuente oficial, esta vez del Ministerio de Economía, informó que a lo largo de los primeros siete meses del año la mayor ganancia cambiaria se observó respecto del real brasileño, ya que considerando la inflación mayorista de ambos países, el peso ganó nada menos que un 30 por ciento.

Un escalón más abajo se ubica el euro, contra el que se marca una brecha del 13,3% y el propio dólar estadounidense, con el que la mejora es del 8,4 por ciento.

Al combinar estas devaluaciones con la estructura del comercio exterior argentino, surge un promedio ponderado que, a lo largo de los siete primeros meses del año, arroja un saldo positivo levemente superior al 20 por ciento.

Si las ganancias de competitividad hasta julio son significativas, con el transcurso de agosto, estas relaciones se vieron incrementadas, pues el real avanzó otro 3,1% y el euro un 2,2%. Redrado agradecido.

Merece destacarse que las ventas al exterior están fuertemente concentradas en apenas cuatro destinos:

* Brasil: 36%
* Zona del euro: 18%
* EE.UU.: 13%
* China: 10%

En total, estos mercados representan el 77% del total, seguidos muy de lejos por Chile y México, que promedian un 4 por ciento.

Recientemente Lucas Llach afirmó que la actual política es una mezcla de la “tablita” de fines de los 70 y la convertibilidad de los noventa.

En el primer caso, el ajuste se realizaba de acuerdo a una tasa preanunciada, que en teoría acompañaba la inflación, con pésimos resultados, pues devino en los violentos ajustes cambiarios de principios de los ochenta.

Llach agregó que hacia el final de su paso por el Ministerio de Economía, Cavallo intentó aplicar un esquema basado en la evolución del dólar y el euro, pero no llegó a implementarlo.

En la actualidad la “flotación administrada” que impulsa el Central muestra, en la visión de Llach, una tasa de depreciación decreciente, para la cual toma en cuenta la evolución de la moneda brasileña.

El dato no es menor y ayuda a comprender la evolución de la actual política cambiaria. Ahora bien, cabe preguntar ¿qué ocurrirá con el real y el euro en el futuro cercano?

El analista de Notibancos.com agregó que de aquí en más “todo hace suponer que el euro continúe con su rally ascendente frente al dólar, en la medida que se comprueben las mejoras en las economías del viejo continente”.

“Brasil, por su parte, continuará replicando lo que ocurra en las principales economías, por lo que no sorprendería una participación mucho más activa de su Banco Central para evitar una apreciación aún mayor de su moneda”, concluyó Risso.

Como conclusión, Izzo cerró su análsis aseverando que “el BCRA prevé a fin de año un dólar a $3,99 y creo que lo va a sostener”, mientras que Lizer coincide con ese valor proyectado de la divisa estadounidense, a la vez que apostó a que el BCRA va a mantenerse en esa línea.

“Podemos decir que hay mayor competitividad, y eso es un efecto desde luego positivo. Pero por otra parte, hay que ver qué sucede con las variables internas, pues creo que el costo laboral medido en una canasta de monedas está aumentando”, concluyó el hombre de SEL Consultores.