Coquetos, pequeños y con mucha personalidad, los hoteles boutique ganan cada vez más terreno en la Argentina. Si bien el fenómeno comenzó a registrarse en la década del 80, la devaluación y el incremento en la llegada de turistas extranjeros los multiplicó después del 2001.
“Un hotel boutique se distingue por parecerse a una elegante tienda, donde cada detalle está cuidadosamente estudiado. Existe armonía entre arquitectura, diseño y decoración para crear intimidad y máximo confort”, explica José Luis Ferrari, organizador de Expo Horest BA 2008, muestra de hotelería boutique, alta gama y gastronomía gourmet de Latinoamérica -a realizarse los días 8 y 9 de setiembre en el Palais de Glace- y directivo de Clickhoteles.com.
En 1984, Ian Schrager -reconocido por instalar conceptos que revolucionaron las industrias de la hospitalidad y el entretenimiento- abrió el Morgans Hotel en Nueva York y así empezó la historia de los hoteles boutique. En tiempos de hipersegmentación de mercados, estos hoteles ofrecen un servicio a medida del viajero, exceden las expectativas de los huéspedes, con detalles que los hacen sentir únicos.
En la Argentina se han relevado 130 establecimientos de este tipo y hay 80 más en construcción, que abrirán sus puertas antes de que termine el 2010. Son hoteles de entre 5 y 30 habitaciones, con precios similares a los de un hotel 5 estrellas: una habitación doble cuesta entre 200 y 600 dólares por noche con desayuno, según temporada y destino.
Quien se aloja en estos hoteles aprecia, por ejemplo, que lo llamen por su nombre, cenar en una mesa de roble, que le ofrezcan el té en cerámica inglesa o dormir entre sábanas de hilo de algodón egipcio. “Es gente que busca salir de los formatos convencionales y aprecia los detalles de lujo”, agrega Ferrari.
