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Reserva ovárica: disponibilidad para procrear

Contexto
Las alteraciones del ciclo en la mujer constituyen trastornos frecuentes y, en la gran mayoría de los casos, de escasa relevancia clínica y biológica. Sin embargo, su significado cambia si tienden a reiterarse y, mas aun, cuando la mujer plantea como objetivo la búsqueda de un embarazo.

En estos casos, habitualmente suele investigarse el estado hormonal para descartar factores específicos tales como enfermedades de la glándula tiroides, o los cambios endócrinos inducidos por el stress o por las modificaciones del peso corporal (en ambos sentidos) o por la ingesta de diversos fármacos.

A veces la mujer deja de menstruar precozmente o sea antes de los 40 años, refiriendo antecedentes personales que pueden justificar dicha situación clínica tales como cirugías previas efectuadas en los ovarios, tratamientos oncológicos, exposición a tóxicos gonadales específicos (como el tabaco, drogas, etc.) o antecedentes familiares de falla ovárica precoz.

Pero en muchos casos no existen antecedentes concretos que permitan inferir si la mujer afectada presenta una enfermedad del ovario. Esto significa si la paciente tiene folículos en sus ovarios, que son las estructuras que contienen a los óvulos en su interior, y definen la reserva ovárica de los mismos.

La investigación. primera etapa
Este fue el motivo que justificó la primera etapa de la investigación clínica realizada en el grupo de Reproducción Humana del Hospital Carlos Durand de Buenos Aires, a cargo del Dr. Carlos Allami, detectando la presencia de una sustancia presente en la sangre y que puede constituir un indicador de la disponibilidad de folículos en los ovarios. Esto permite definir un factor de vital importancia en el diagnóstico y pronóstico de las mujeres en búsqueda reproductiva, al confirmar con un método accesible y rápido el estado de su reserva ovárica.

Dicha sustancia es conocida como hormona antimulleriana (descripta y aislada hace más de 40 años en la investigación de diversas patologías del tracto reproductor humano), pudiéndose determinar su presencia por medio de una simple extracción de sangre. La concentración de esta hormona está en relación con la cantidad de folículos del ovario, lo cual puede dar una pauta del estado gonadal.

El trabajo contó con la colaboración del Instituto de Investigaciones Endocrinológicas del Hospital de Niños, a través del equipo del Dr. Rodolfo Rey.

Resultados
La evaluación de 77 mujeres que consultaron en el grupo de Reproducción del Hospital Durand fue dividida en dos grupos: uno con 20 pacientes con diagnóstico de falla ovárica temprana y, el segundo, con 57 pacientes con antecedentes de tratamientos reproductivos previos fallidos, con indicadores indirectos de posible falla gonadal o mujeres mayores de 35 años.

Respecto del primer grupo, objeto de la primera parte de la investigación, el 90% de las mismas (o sea 18 mujeres) confirmaron un descenso de la hormona antimulleriana, permitiendo así confirmar el diagnóstico de una falla primaria del ovario. Se trataba de pacientes que hasta ese momento ignoraban si sus ovarios tenían o no óvulos.

Se debe destacar que hasta la aplicación de este conocimiento sobre la fisiología ovárica, el diagnóstico de la falla ovárica primaria (mal denominada menopausia precoz) solía efectuarse por medio de biopsias realizadas con métodos invasivos

(generalmente por vía laparoscópica), que podían tener resultados falaces.

Implicancias
Así se logra simplificar notablemente el diagnóstico de esta alteración, y también posibilita optimizar la estrategia terapéutica subsiguiente, considerando que el descenso de dicha sustancia está directamente vinculado con la disminución de la reserva ovárica de folículos, y ello está ligado en forma directa al potencial reproductivo de la mujer.

De dicha forma, ante la comprobación del descenso de la hormona antimulleriana, el profesional puede advertir a la paciente sobre un pronóstico menos favorable de respuesta de sus ovarios, así como también una posible disminución del potencial de la capacidad de fertilización de los óvulos obtenidos.

No se ha logrado establecer un nivel de la hormona que defina el grado de reserva ovárica, aunque las diversas investigaciones sobre el tema, proponen valores tentativos para poder sugerir la respuesta más factible del ovario ante las variadas formas de tratamientos con estimulación gonadal.

La conclusión principal de esta experiencia propone la inclusión de la evaluación sistemática de esta sustancia, en pacientes con falla gonadal.

La investigación. segunda etapa
La segunda etapa de esta investigación, presentada en congresos locales e internacionales de la especialidad, incluyó a 57 pacientes (2º grupo antes mencionado) con antecedentes de tratamientos reproductivos previos fallidos, con indicadores indirectos de posible falla gonadal o mujeres mayores de 35 años.

El trabajo reveló una concentración disminuida de la hormona antimulleriana en el 72.7% de los casos evaluados por reserva ovárica (32 de 44 pacientes).

De particular interés fue el grupo de pacientes hasta 39 años (26 en total), en las que se confirmó una falla de la reserva gonadal (relacionada con descenso de dicha hormona) en el 42.6% de los casos.

Dicha tendencia fue más evidente, tal como era esperable, en la población mayor de 40 años (31 casos), en donde sólo el 9.6% (o sea 3 casos) demostró valores de la hormona antimulleriana compatibles con reserva ovárica aceptable.

No debe sorprender la cantidad de mujeres mayores de 40 años en evaluación por búsqueda reproductiva, considerando que esta situación constituye, por motivos diversos, una constante en todo el mundo.

Lo anterior se enlaza con investigaciones precedentes que confirman la bajísima posibilidad de lograr un embarazo en forma espontánea (menor al 2%), en mujeres mayores de 40 años, lo cual se vincula prioritariamente con el descenso de óvulos, que constituye un realidad biológica absolutamente fisiológica en dicha etapa de la vida.

Sólo se conocen algunos de los factores que modulan el ritmo de disminución de la población de óvulos de cada mujer. Pueden existir circunstancias favorecedoras para acelerar dicha pérdida (drogas, tóxicos, tabaco, cirugías, ¿polución?, etc.), que limitan la posibilidad reproductiva, a veces en forma imperceptible (sin signos clínicos), e impiden conocer su realidad frente a la perspectiva de lograr ser madre.

Debería discutirse si hallazgos como los registrados en las experiencias descriptas pueden confirmar la conveniencia de evaluar sistemáticamente marcadores que, como la hormona antimulleriana, pueden reflejar cambios del potencial generativo de los ovarios, especialmente en el estudio sistemático de las pacientes con dificultades para obtener un embarazo.

¿Cuál es la utilidad que se desprende de la investigación referida?
Trasmitir un concepto de especial significado biológico, como es recordar que el ovario tiene una capacidad acotada de funcionamiento, tanto hormonal como reproductivo.

La disminución de folículos que se registra en forma inexorable en el tiempo evolutivo de todo ovario, determina así una menor perspectiva de éxito reproductivo cuanto mayor es la edad de la mujer.

El cambio del rol de la mujer en la sociedad actual con la frecuente decisión de postergar su maternidad, priorizando los proyectos personales de realización acordes a la época y a las exigencias de cada caso en particular, agregan un complemento de gran significado social y cultural, que confronta con la realidad biológica y su proyección en reproducción humana.

Lo anterior constituye un concepto fundamental a ser incluido y considerado en la educación de la mujer de nuestro tiempo, como un mensaje que ayude a evitar la frustración en la búsqueda de un hijo.