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Rumbo fijo hacia las islas

El Delta le hace justicia al término escapada como pocos lugares de Buenos Aires: ¿en qué otro sitio a sólo una hora del Obelisco el fugitivo urbano medio puede huir de la ciudad y refugiarse en tan exuberante entorno?

Pero eso no es nada nuevo. El Delta ya estaba ahí hace unos años también. Lo que sí resulta característico de estos últimos tiempos es la aparición en la zona de una oferta de alojamiento, gastronomía y spa de categoría superior. Sin duda, el boom hotelero del último lustro, que alcanza tanto a Ushuaia como a Purmamarca, también se internó por los canales de Tigre y San Fernando.

Uno de los casos paradigmáticos es el de Rumbo 90°, en el Canal del Este, I Sección de Islas del Tigre. A media hora de lancha desde la marina de Punta Chica, allí donde predominaban los tradicionales recreos, este autodenominado Delta lodge cuenta con cien hectáreas propias, seis suites, spa y un restaurante como para no extrañar Palermo o Puerto Madero, ni siquiera a la hora de comer.

Mal del Sauce
“Tiene que ver con el Mal del Sauce: cuando venís al Delta y avanzás entre los sauces, te enamorás del lugar y ya no podés dejarlo”, explica Sofía Ben, a cargo del área comercial de este emprendimiento familiar en el que trabaja junto con marido, suegra y cuñada. El lodge se inauguró en marzo de 2005 y, más allá del alojamiento y el spa, su restaurante se convirtió rápidamente en una escala gourmet para quienes navegan los fines de semana por el Canal del Este, ya que no es exclusivo para huéspedes: debido al éxito, tras los primeros seis meses tuvieron que duplicar la capacidad operativa de la cocina, sorprendentemente eficiente pese a la compleja logística necesaria para aprovisionarse y rotar el personal.

En la II Sección, hace ya siete años comenzó a recibir turistas La Pascuala, otro hotel que marcó un nuevo estándar de calidad en el Delta, con pileta climatizada, helipuerto y un ambiente de total discreción (como Rumbo, no hospedan a menores de 16 años). Por el mismo período se desarrollaron los countries náuticos Isla Santa Mónica e Isla del Este, se construyeron numerosas casas de ciertas proporciones y también aparecieron restaurantes con propuestas más allá de la parrilla y el comedor al paso.

Sin que haya transformado sustancialmente el paisaje, el cambio se nota. “Cada vez hay más inversores interesados en el Delta -dice Noelia Castro, del Ente Municipal de Turismo de Tigre-. Por ejemplo, para el año próximo está prevista la apertura de Delta Eco Spa, que se presentó en la última FIT, en el río Carapachay. Pero otro fenómeno es que los establecimientos que ya existían se han aggiornado, han mejorado instalaciones e incorporado más servicios.”

Amalia Sosa, directora de Turismo de San Fernando, pinta un panorama similar para la II Sección: “En este momento hay dos proyectos para el año próximo, dos establecimientos que se están ampliando y varias consultas que ya veremos si se concretan”.

A trabajar
Además del turismo de parejas y el paseo familiar, también el rubro corporativo empuja el crecimiento del negocio en el Delta. No son pocas las empresas que repiten viajes de incentivo, seminarios y retiros por las islas bonaerenses. En respuesta a esta creciente demanda, Rumbo, por ejemplo, acaba de incorporar un salón de eventos para 150 personas (con suite nupcial propia, para los casamientos).

Así las cosas, con la primavera, el Delta se pone a punto para una temporada promisoria. “Sufrimos la estacionalidad. Pero notamos una señal positiva: si hay una temporada baja, los empresarios locales simplemente la aprovechan para ampliarse”, analiza Castro, desde la dirección de Turismo de San Fernando.