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Salud: la fuerza del hábito

Un hábito es una actividad voluntaria, consciente y repetitiva, que se adquiere por medio de la reiteración de una conducta o por medio del aprendizaje, y, termina convirtiéndose en algo “mecánico”.

El automatismo o la mecanización va llevando nuestro aprendizaje a los planos de la mente subconsciente, y la mente conciente prácticamente deja de participar. Así es, como diariamente desempeñamos numerosas tareas simultáneamente: ej, caminamos, hablamos, escuchamos y trabajamos.

En cada hábito cooperan mente y cuerpo. La mente conduce el acto y el cuerpo lo sigue como un compañero silencioso. Pero cuando hablamos de enfermedades, la naturaleza mecánica del hábito puede funcionar mal, y así, la fuerza del hábito puede conducir a la enfermedad.

Afortunadamente, el potencial de la mente humana es infinito, no existe límite para el número de nuevos canales que la inteligencia esta dispuesta a seguir.

Si queremos comenzar a crear salud, entonces tenemos que comenzar a canalizar nuestra mente inconciente por medio del habito.

El hábito debe adquirirse sin ningún esfuerzo, dentro de un tiempo determinado, debe estar guiado por emociones y pensamientos y lenguaje positivo, y debe repetirse conscientemente. Si cultivamos los nuevos hábitos de este modo, ellos condicionan el sistema mente-cuerpo para crear saludo y felicidad de manera automática.

El inconciente puede canalizarse de nuevo por medio de la repetición, la sugestión y aun más, con la intención y la atención. Los cambios en la atención pueden cambiar la forma de percibir el mundo, y el cuerpo con el que vive.

Los hábitos sanos, tienen incalculable valor y fuerza para adquirir salud. Se trata de adquirirlos gradualmente, y de manera consistente, sin cultivar ninguno que no le guste en realidad.