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Semana Santa en Lima

Con mucha fe y devoción, Lima se prepara para celebrar Semana Santa, una fecha muy tradicional en la vida no sólo de los limeños, marcada por numerosas celebraciones litúrgicas y coloridas procesiones.

En un país eminentemente católico como el Perú, la Semana Santa es un verdadero acontecimiento porque se realizan diversas expresiones de tradición y costumbres en todas las provincias, conmemorando con mucha vistosidad y devoción, la vida, muerte y resurrección de Jesucristo.

Estas tradiciones se iniciaron con la llegada de los españoles y conforme pasaron los años y se acentuaba el virreinato en el continente, las celebraciones alcanzaron tal esplendor que muchas veces competían con las realizadas en la propia península ibérica.

En efecto, la costumbre de conmemorar el sacrificio del Hijo de Dios caló tan hondo en el espíritu del hombre andino y costeño, que no sólo la asimiló sino que terminó dándole un sabor muy característico en cada región de nuestro territorio.

En Lima las celebraciones se preparaban desde el Miércoles de Ceniza que marcaba el fin de los tres días de desenfreno de los Carnavales y el inicio de un período de arrepentimiento y ayuno, la Cuaresma, ocasión para múltiples procesiones y manifestaciones de piedad cristiana.

Así podemos mencionar las procesiones de los Pasos de la Pasión del Señor, como la Procesión de la Amargura y que incluso sirvió para denominar así una calle del centro histórico, en cuyos paredones de su última cuadra estaban pintados, en el mejor estilo barroco, los pasos de la Pasión de Jesucristo.

A pesar de los tiempos actuales, estas devociones religiosas, como antaño, cobran significado y son vínculo de cristianización porque han ido moldeando parte de nuestra identidad cultural. Hasta hoy en día se mantienen algunas costumbres de principios de siglo XX.

El centro histórico de Lima, considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad, es fiel testigo de cómo se conservan tales manifestaciones: desde las comidas y vestimentas típicas hasta el recorrido de las siete estaciones por los fieles creyentes.

La visita de las iglesias, casi monumentos, es una tradición limeña, que se apoya en la costumbre romana que data del siglo XVI o XVII.

Una ventaja del Centro de Lima es que están ubicadas cerca todas las iglesias: la Catedral, donde la cena del Señor es celebrada con gran devoción; la iglesia de San Francisco, un templo especial por las llagas de San Francisco de Asís, que fueron las mismas que tuvo Cristo en la cruz. Otro atractivo son las criptas o catacumbas, muy similares a las romanas. Tampoco se puede dejar de visitar la iglesia de San Pedro, a unas cuantas cuadras de la de San Francisco, y que cuenta con más de tres siglos y medio de construida y que es tal vez una de las más lindas y grandes iglesias de Lima. Sin ser menos importantes, es posible recorrer la iglesia de Santo Domingo, el convento de Santa Rosa, Las Nazarenas, San Agustín, La Merced (en pleno jirón de la Unión), San Marcelo, todas ubicadas en un rango de acción de un kilómetro cuadrado.

Comer carne de pescado y escuchar el Sermón de las Siete Palabras, es lo que reza la tradición de jueves y viernes santo. Un buen desayuno a base de tamales y chicharrones, sazonado con música criolla, es lo mejor para culminar la semana ¿por qué? porque en Lima es Domingo de Resurrección.

Perú es un país que danza y canta sus alegrías y tristezas con extraordinario colorido y diversidad. Son aproximadamente 3000 fiestas que forman parte del calendario Anual de todas las regiones del país. Sin lugar a dudas, la Celebración de Semana Santa es vivida con la intensidad y el fervor de un pueblo sumamente creyente y devoto, que vale la pena experimentar personalmente.