En marzo de este año se realizó en la ciudad de Almaty, República de Kazajstán (ex URSS) la convención mundial titulada “Uniendo fuerzas para la recuperación de activos y lucha contra la corrupción internacional”, un foro del que participaron más de 45 países, entre ellos! , la Argentina.
El tema principal de debate giró en torno a la necesidad de expropiar a los autores de delitos financieros, estafas y otros crímenes los bienes mal habidos -sean estos dinero o propiedades-; y a la importancia de la cooperación internacional en la persecución de este tipo de maniobras, ya que frecuentemente involucran a más de un país.
En este sentido, se analizaron los mecanismos de implementación de las convenciones internacionales anticorrupción (Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción, OCDE Convención por la Lucha contra el Soborno a Funcionarios Públicos Extranjeros en Transacciones de Negocio Internacionales, entre otras) en las legislaciones nacionales, se intercambiaron experiencias y se analizaron casos prácticos, en especial relacionados con el trabajo de la policía financiera en el país anfitrión.
Se discutió además el rol de las unidades de inteligencia financiera en la ubicación, rastreo, neutralización y c! aptura de los bienes generados por el crimen, y se evaluaron los mecan i smos de confiscación a través del trabajo conjunto entre las naciones.
El Dr. Sebastián Sal, único latinoamericano en el panel de expositores, participó en su rol de Coordinador de la Asociación Internacional de Autoridades contra la Corrupción (IAACA, por su nomenclatura en inglés) con una ponencia que trató sobre algunas de esas cuestiones.
Entre sus apreciaciones señaló que “el crimen se ha globalizado, asumiendo formas cada vez más complejas y sofisticadas. Sus consecuencias se materializan en varios países, y esto implica casi siempre diferentes jurisdicciones para un mismo delito. Los criminales están al tanto de esta situación y sacan ventaja de ella, por eso se hace indispensable que los esfuerzos por combatir la corrupción se planteen a escala global”
Sal resaltó además que “mientras por un lado se observa una gran cantidad de iniciativas internacionales para combatir y criminalizar la corrupción, por otro, la reducción de! las barreras comerciales así como el incremento de las oportunidades para el flujo libre de bienes, información y dinero parecen facilitar la ocurrencia de prácticas corruptas alrededor del mundo”.
Finalmente, Sebastián Sal expresó que “la cooperación internacional es muy difícil de organizar -y de hacer cumplir- porque involucra muchos y diversos intereses”. En el caso de Argentina remarcó que “el país tiene las armas legales para colaborar, pero su aporte depende en ocasiones del tipo de caso, las motivaciones políticas y las personas involucradas”.
