Inicio Empresas y Negocios Un enfoque diferente para resolver conflictos en el 2011

Un enfoque diferente para resolver conflictos en el 2011

“Si un tema no tiene solución, cambiemos de tema”, dice un adagio inglés. Nosotros no lo decimos de esa forma, pero, en realidad, solemos actuar de esta manera frente a algunos conflictos inter- personales, y muchas veces empresariales. Es mucho más fácil ignorar una situación que hacerle frente a un proceso que inevitablemente removerá emociones, despierte rencores, dudas, incertidumbres, y si, también bronca.

Como es habitual a comienzos de año, hemos recibido tarjetas que hacen alusión a la paz, como un deseo para el próximo año. ¿Cómo compatibilizamos ese deseo de paz con los conflictos que existen, o los que se pueden plantear, cuando es posible que estemos inmersos en uno, batallando para encontrar la mejor solución posible? ¿Acaso, como la paz es un valor compartido, nos olvidamos de aquellos temas en los que tenemos visiones diferentes con nuestros hermanos, con la pareja, o con nuestros padres o hijos? ¿O, por el contrario, los analizamos hasta poder llegar a una visión compartida?

Quizás podamos pensar en la paz como una oportunidad de crecimiento: las personas dejan de trabajar juntas en un emprendimiento común, dejan de ser socias, se divorcian, y más allá del dolor que provoca una etapa que finaliza, podemos tomar del conflicto la certeza de que deseamos cambiar para poder estar mejor, para avanzar hacia un discurrir que nos libere -tanto a nosotros como a las partes involucradas- del peso del conflicto (como el mosquito que nos zumba en la oreja).

Ningún proyecto es sustentable si no existe un mínimo de coincidencia entre quienes lo llevan adelante (y en este punto hablo de una empresa, de una familia, de una pareja). Pero, ¿cómo expresar el disenso, de manera tal de no herir susceptibilidades, cómo lograr qué el otro comprenda lo que queremos plantear? En primer lugar, a través del respeto mutuo.

Los problemas y los conflictos son parte natural de la vida. Los conflictos con el otro no son más que el resultado de la interacción – compleja interacción- entre los seres humanos.

Sin embargo, no es extraño que en más de una ocasión no veamos esto como algo normal, sino más bien como un obstáculo que nos sentimos incapaces de resolver.

Al momento de manifestar el disenso, es importante tener en cuenta:

• Escoger el momento adecuado para manifestar lo que tenemos para decir.
• Basar nuestros comentarios en hechos, no en emociones.
• De a uno a la vez: concentrarnos en una cuestión a la vez. De nada sirve “pasar lista” de una gran cantidad de actitudes o hechos que contribuyeron a desencadena el conflicto.
• Saber escuchar.
• Ayudar, no complicar: hacerle sentir a las personas involucradas que deseamos arribar a una solución del conflicto satisfactoria para todos.
• Recordemos que los demás no están dentro nuestro, y por ende pueden ser observadores objetivos de nuestro comportamiento

Los conflictos son inevitables, en cualquier instancia y ámbito de la vida. Preguntarnos cuál es nuestra manera de enfrentarlos pretende ayudarnos a echar luz sobre la calidad de nuestros vínculos.

Por ello, un interesante ejercicio para comenzar el año es proponerse una mejor gestión de los conflictos en 2011.