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Un incipiente viento de cola vuelve a soplar a favor de la Argentina

El fuerte viento en contra que sopló para la Argentina en los últimos meses se transformó, repentinamente, en un incipiente viento a favor.

De la mano de una mejora en el contexto global el país vuelve a tener otra gran oportunidad. Seguramente, y tal como vaticinan algunos analistas, para el segundo semestre del año la incertidumbre propia del escenario local terminará incluso pesando más, que el propio contexto internacional que ahora se presenta como más esperanzador.

El camino que empiezan a transitar algunos países se muestra más favorable, en particular para los emergentes. Y para la Argentina.

Hay varios factores que contribuyen. Por un lado, el reacomodamiento en las cotizaciones de las distintas monedas frente al dólar, que deja a la divisa local más barata y favorece las exportaciones de productos argentinos.

Por otro, la recuperación de la demanda global, en particular de China. Si bien deberá transcurrir cierto tiempo para que todo vuelva a la situación precrisis, lo cierto es que el “yuyito” volvió a instalarse en el centro de la escena local, al tener un repunte del 50% en su precio y pasar de u$s290 a los u$s450 actuales.

Por el lado del comercio con Brasil, en lo que va del año, el peso argentino está un 30% más barato en comparación con el real (en términos nominales).

Tal abaratamiento es producto del efecto combinado entre la apreciación de la moneda brasileña y la devaluación de la local frente a la estadounidense (16 y -9%, respectivamente). Una cifra nada despreciable a la hora de llevar calma a los industriales.

También ayuda su nueva posición frente al euro. En lo que va del año la moneda común quedó 9% más cara frente al peso (medido nominalmente). Cabe recordar que las exportaciones argentinas al viejo continente alcanzaron los u$s3.000 millones en el primer cuatrimestre, básicamente por los envíos de manufacturas de origen agropecuario.

“Es un viento que sopla a nuestro favor, al lograr que se derramen parte de los capitales que estaban en los Estados Unidos, invertidos en bonos del Tesoro, a los países emergentes”, comentó el director de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, Carlos Olivieri.

“Son todas buenas noticias, dentro de un contexto que, en términos absolutos, sigue siendo aún negativo. La mejora del precio de las commodities es buena, aunque la demanda no se haya recuperado a los valores del primer semestre de 2008”, señaló Martín Apaz, gerente del Departamento de Economía de Deloitte.

En tanto, el economista del IAE Business School, Juan José Llach, también adelantó que “la economía mundial va a estar aterrizando este mes o en el trimestre que viene” y que, por ello, “a la Argentina se le reabre la oportunidad. Hay de vuelta viento de cola, aunque no tan favorable como en el pasado”, determinó Llach. En declaraciones a Radio 10, expresó:

El peso barato
Durante 2008, la situación era diametralmente opuesta. El real se devaluó 30% frente al dólar, mientras que la moneda local lo hizo en un 10%. Esa diferencia fue la que despertó el enojo de muchos industriales que reclamaban una caída similar de la moneda local argumentando que perdían competitividad a la hora de venderle al vecino país.

En lo que va de 2009, el escenario es inverso. La moneda brasileña se apreció un 16% y cotiza en la franja de los dos reales por dólar mientras que, lejos de apreciarse, la moneda argentina sigue su camino de “devaluación administrada” y que marca una caída del 9 por ciento.

Este proceso de apreciación de las monedas regionales viene dado por fuerte ingreso de capitales a esos países. El aumento en la oferta de billete verde derrumba fuertemente la cotización de las monedas.

A su vez, este ingreso se da por la mayor disposición de los inversionistas a ir en busca de activos riesgosos (bonos, acciones de países emergentes y aumento de posiciones en commodities), explicaron desde Abeceb, la consultora liderada por Dante Sica.

Olivieri resaltó que este nuevo contexto encuentra mejor parado al exportador argentino, en relación a su par brasilero. “El real está en un valor muy alto frente a un dólar que pierde impulso y a un euro que sube”, comentó.

El especialista destacó que si bien en la Argentina sigue habiendo inflación, “es saludable para las empresas Argentinas tener una devaluación que antes no tuvieron. El peso argentino debe ser hoy una de las monedas más subvaluadas del mundo y esto hace que tengan más oxígeno para competir”.

Ganadores
La devaluación del peso y la mayor competitividad en relación a otras monedas, especialmente al real, traen aparejados importantes beneficios para quienes han sido fuertes impulsores de la marcha económica local.

“Los dos sectores claves en esta nueva etapa son el agrícola y el automotriz, por la relación con Brasil”, comentó Diana Mondino, economista del CEMA.

Sin embargo, el panorama difiere para cada uno. La experta explicó que el agro está hoy en una situación “catastrófica”, y que los vaivenes y diferencias surgidas con el Gobierno llevaron a que Brasil se busque otros proveedores.

Jorge Castro, analista internacional, resaltó que “las commodities vuelven a tomar el timón de mando”. Castro sostuvo que “la tendencia alcista que han encarado el petróleo, el oro y las materias primas agrícolas hace que los inversores encuentren en estos sectores una alternativa interesante para volcar su capital. En los últimos meses reapareció el superciclo de las materias primas”.

En el caso de las automotrices el escenario pinta más prometedor. “La revaluación brasilera podría ayudar a la Argentina, aunque hay que ver que capacidad de producción les queda a las compañías locales para cumplir con la demanda”, agregó Mondino.

Por otro lado, en el caso de las autopartistas, también hay que tener en cuenta que muchas fábricas trabajan con piezas que importan a medio hacer, para luego terminarlas en el mercado local y venderlas nuevamente al exterior. “Acá se debe tener presente que los beneficios se compensan con un mayor costo de las importaciones”, manifestó la experta del CEMA.

Para Olivieri, además del sector agropecuario y el automotriz, otras industrias como la del aluminio también se ven favorecidas, especialmente porque cuentan con un importante componente local.

En Prefinex destacaron especialmente las ventajas del contexto para el sector de manufacturas industriales. “El sector automotriz está atado a muchas regulaciones, es por eso que aumentar las exportaciones dependerá de muchas variables, más allá del tipo de cambio”, comentó el economista Nicolás Bridger.

Alivio en el Gobierno y el BCRA
La situación que se está dando en el contexto internacional, con las consecuentes repercusiones en el escenario local, trae aparejada cierta calma en la administración local. Es que el incremento de las exportaciones permite obtener, vía retenciones, más dinero para financiar el gasto público. “Esto le da un respiro importante al Gobierno”, explicó Olivieri.

Desde Prefinex proyectaron una evolución en dichas erogaciones que ha ido aumentando a un ritmo que es el doble que el correspondiente a la suba en los ingresos. “Todo aumento del tipo de cambio impacta en la suba de retenciones y beneficia al Gobierno, aunque no compensará la disminución de la recaudación por caída del nivel de actividad”, añadió Bridger.

Por otro lado está la situación del BCRA, que tendrá mayor margen para continuar con su ritmo administrado en el control del tipo de cambio, teniendo en cuenta que el peso se encuentra a niveles muy competitivos en relación al resto de la región.

La apreciación de la moneda, tanto el euro como el real, que son los principales mercados para exportar, benefician a la economía argentina y especialmente le da más aire al BCRA, agregó Bridger.

Sin embargo, los expertos destacaron que el problema de fondo, es decir, la fuga de divisas y la dolarización de portfolios persiste y esto sí es el principal condicionante que encuentra la máxima autoridad monetaria para manejar la relación peso-dólar.

El impacto positivo ¿Llegará al consumo?
El clima más favorable en el plano internacional también lo perciben los consumidores, tal como reveló el último Índice de Confianza, elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT).

Según Inés Puente, quien está a cargo de la confección del informe, “la estabilización del contexto internacional se ve reflejada en el índice. Este indicador puede anticipar un cambio en la tenencia del consumo”.

En mayo pasado se observó un repunte del 4% a nivel nacional, siendo el segundo mes consecutivo de alzas después de venir cayendo desde septiembre del año pasado.

En Di Tella atribuyeron este cambio de escenario justamente a un panorama externo más despejado, que repercute en el marco económico local.

También se observa que en Capital Federal la recuperación es mayor que en el interior. Esto está vinculado al conflcito entre agro y Gobierno.

De todos modos, según Bridger, la mejora en las exportaciones será un factor clave en la recuperación pues seguramente se verá reflejada en el consumo, ya que el campo es dinamizador de gran parte de las economías del interior.