Inicio Empresas y Negocios Varios productos con menos contenido, al mismo precio

Varios productos con menos contenido, al mismo precio

No se trata de una campaña de lucha contra la obesidad. Los productos se achican, reducen su peso, aunque a veces no se note en el envase. Pero los precios no acompañan esta baja y en la mayoría de los casos se mantienen. En definitiva, se trata de un aumento de precios casi imperceptible, un modo de inflación oculta.

El Centro de Educación al Consumidor (CEC) realizó un relevamiento que encontró, en sólo una semana, 14 productos de almacén que redujeron su tamaño. Para comparar se tomó como referencia sus presentaciones en febrero de 2008. La lista incluye comestibles, lácteos, productos de perfumería y de limpieza.

En el lenguaje de los comercializadores se lo llama resizing o downsizing de productos, que no es otra cosa que la reducción de su peso o tamaño. Su objetivo es evitar que una suba de los precios impacte negativamente en las compras de los consumidores, en épocas en que el poder adquisitivo se debilita.

La legislación no obliga a las empresas a informar en los envases la reducción del contenido del producto. Estos ajustes, que suelen ser de unos pocos gramos, a veces significan reducciones de hasta el 50% del producto. En otras palabras, un aumento de precios de esa misma magnitud.

Si se toma como referencia un listado de 200 artículos, elegidos aleatoriamente sobre una base de 4000, el CEC encontró 14 que se habían reducido hasta la mitad. Un ejemplo: el pack de tabletas para mosquitos Fuyi, que en 2008 contenía 24 unidades, hoy tiene 12. O el pote de bombones helados Chomp, de Frigor, que bajó de 270 a 180 gramos, un 43% menos.

Donde más ajustes se detectaron fue en los artículos de perfumería. En la lista del CEC se detallan las siguientes bajas: toallas húmedas Johnson´s Baby, de 70 a 50 unidades; desodorante Clásico Veritas, de 381 a 269 gramos; desodorante Heno de Pravia, de 200 a 150 mililitros; desodorante Kosiuko, de 160 a 120 mililitros; aceite bronceador y protector Hawaiian Tropic, de 200 a 177 mililitros; jabón de tocador Dove, de 100 a 90 gramos, y antitranspirante rolón Dove, de 55 a 50 gramos.

Entre los comestibles, el CEC encontró reducciones en las galletitas Express Light, de 360 a 330 gramos, y las Variedad de Terrabusi, de 400 a 300 gramos. También los productos de limpieza, como el jabón de pan La Espuma Ala, de 250 a 200 gramos, y el Brillo Plastificado Blem, de un litro a 900 centímetros cúbicos. La lista se cierra con los postres Danette, que pasaron de 100 a 95 gramos.

El fenómeno no es nuevo: entre 2005 y 2007 el CEC hizo estudios similares, detectando más de 25 productos modificados. Uno de los casos más recordados es el de las botellas de aceite de un litro, que fueron reemplazadas por nuevos envases de 900 centímetros cúbicos.

ARGUMENTOS
Susana Andrada, presidenta del CEC, opinó: “Se trata de un aumento de precio encubierto, a la vez que un engaño a la gente. En ningún caso hubo baja de precios y algunos hasta subieron”. Según la abogada, los compradores no reciben información “clara, precisa, adecuada, veraz y completa, como exige la ley”, lo que afecta su libertad para elegir.

Desde una de las empresas alcanzadas por el relevamiento indicaron que las modificaciones responden también a una optimización de los procesos de fabricación y, en algunos casos, a cambios derivados de recomendaciones nutricionales.

“Cuando en jugos instantáneos sustituimos el azúcar por un edulcorante más sano fue muy complejo explicar la baja en gramos, aunque en realidad el rendimiento era el mismo”, ilustró. “Además, es muy díficil para las empresas decidir unilateralmente sus precios porque continúan los acuerdos con la Secretaría de Comercio Interior, aunque ya no se den a conocer”, dijo. De hecho, el propio secretario Guillermo Moreno recomendó en su momento a algunas empresas que adoptaran esta práctica para disimular la suba de precios.

Cuando suben los costos de producción, los fabricantes pueden optar por aumentar los precios o reducir los márgenes de ganancia. Un ejecutivo de una multinacional de alimentos explicó que en mercados más estables se suele optar por reducir los márgenes de ganancia y subir al mínimo los precios. “Eso sucede en Perú o Brasil, pero en el caso de economías con inflación y fuertes controles públicos, como Venezuela o la Argentina, reducir el margen de ganancia no es una opción, porque el comerciante se queda con esa diferencia.”

La situación es más compleja cuando se combinan aumentos de costos y caída en las ventas. La opción es cambiar el tamaño del producto o modificar su composición. “Pero el resizing es la respuesta más común e inmediata de las empresas: reducimos el peso para que el consumidor mantenga la frecuencia de compra.”

La otra alternativa es modificar la composición de un artículo, pero también se altera su calidad. “Puede que un chocolate pase a tener menos leche o maní, por ejemplo, y se incluya un poco más de grasa.”

Tampoco falta el ingenio cuando se deben ajustar productos muy pequeños. “A un chicle no se lo puede achicar más de 0,5 gramos. Entonces, para mantener el tamaño se suele troquelar la inicial o el nombre de la marca, y ese espacio es la reducción del peso conseguido”, graficó.