Inicio Empresas y Negocios ¿Y a partir de ahora el lomo costará $80?

¿Y a partir de ahora el lomo costará $80?

“Mi voto no es positivo” fue la frase que en segundos cambió el escenario que se gestó hace más de 120 días, cuando el 11 de marzo el ex ministro de Economía, Martín Lousteau, había anunciado la decisión de convertir las retenciones en móviles, rompiendo el piso de 35% para que suban o bajen de acuerdo a los vaivenes del mercado internacional.

“Si tuviéramos que enfrentar los precios internacionales los domésticos serían más caros. Por eso el Estado lleva gastado $1.500 millones para contener los incrementos que tienen los alimentos en el mundo. Las retenciones móviles vienen a cumplir con esa función, buscan un equilibrio en el mapa de producción para que sea diversificada y genere estabilidad”, justificaba en aquel entonces el ex funcionario que además aseguraba que la Resolución 125 servía para que “sólamente una parte de los precios internacionales se traspase al precio doméstico”.

Pocas horas después del anuncio fue justamente esa estabilidad que había caracterizado a la era kirchnerista la que comenzó a resquebrajarse. Los productores agropecuarios, después de años de silencio y tras haber sido uno de los principales eslabones para el triunfo del actual gobierno, reaccionó inesperadamente. Desde aquel momento se sucedieron actos y contractos, cadenas oficiales y el gran momento, el de la votación en el Senado y el voto definitorio del vicepresidente Julio Cobos.

El día después deja abiertos varios interrogantes, uno de ellos, las consecuencias de rechazar las retenciones móviles. ¿Los precios internos se descontrolarán a partir de ahora?. Lousteau había asegurado que sin ellas el aceite costaría $12, el pan y la leche también se dispararían por lo menos hasta $1,50 (por encima de los valores de aquel entonces) y que el kilo de asado o de pollo superaría holgadamente los 20 pesos.

Incluso el mismo Alfredo De Angeli aseguró – hace apenas tres días – que “quien quiera comer lomo que lo pague $80 el kilo” comparando el mercado local con lo que ocurre en Uruguay.

Qué pasará de ahora en más
El principal temor es cuanto costará servir la mesa de los argentinos, aunque la gente desde hace tiempo viene mirando con temor los productos que selecciona en las góndolas de los supermercados porque la escalada de aumentos no tiene fin, ¿Qué más puede pasar?

Para develar el misterio infobaeprofesional.com consultó a más de media docena de economistas y encontró una gran coincidencia: no se esperan consecuencias negativas en el mercado doméstico. En más, destacan que al mismo tiempo que las retenciones subieron también lo fueron haciendo los precios de todas las categorías de consumo, de tal forma que la relación lineal de contención no es sostenida.

Por otro lado, algunos hacen hincapié en la diferencia que hay que hacer según los productos, ya que no es lo mismo hablar de soja, que prácticamente no se consume internamente, que hablar de maíz y trigo, que si tienen más repercusión en los productos que compran los argentinos.

Voces en on
Carlos Melconian, economista de M&S consultores, explicó que “no habrá impacto en la mesa de los argentinos porque se está hablando de un cambio móvil, pero quedaría un número (hoy es de 35%) para la soja, que encima no se consume internamente”. De esta manera, no ve riesgos ni fiscales ni en el mercado doméstico.

Pablo Rojo, de Río Bravo Investimentos, aseguró que “no se puede esperar un impacto en los precios de los alimentos a partir de la posible derogación de la 125. El incremento de precios, hoy por hoy, no tiene nada que ver con las retenciones. El problema es que no hay una política antinflacionaria seria, hasta los acuerdos de precios fueron un fracaso”, explicó.

Según el economista Enrique Szewach tampoco se espera un impacto porque donde pega más el modelo de retenciones aplicado es en el precio de la soja, aunque puede haber un efecto rebote en trigo y maíz. “No da la impresión que vaya a tener un efecto a corto plazo en los precios internos. Además acá el problema central no es el valor de las retenciones sino en el esquema móvil de los mercados a futuro”, comentó.

También Aldo Abram, titular de Exante, hizo diferenciación al tipo de producto. En principio destacó que no es necesario que se anule la resolución sino que se pueden estudiar otros proyectos y encontrar otro camino. “Hay que recordar que todo este conflicto se armó por la soja, que justamente es uno de los productos que menos consumimos los argentinos, por lo cual el impacto en los precios no existe”, comentó.

En ese sentido, Jorge Todesca, director de la consultora Finsoport, aclaró que con la derogación surge la necesidad de estudiar nuevas medidas que tienen que ver con el producto al que hagan referencia. “Si es una derogación sin ninguna otra medida si afectaría los precios. Esto no sucede si se trata de la soja, que prácticamente no se consume a nivel local pero si en otros granos, aunque muchos cuentan con subsidios”.

Es por eso que reforzó la necesidad de no ir “por los blancos o negros, sino buscar los grises”. Es decir, no se puede pedir la vuelta al 11 de marzo generalizando una decisión sobre todos los productos. “No imagino un escenario donde solo se derogue la 125. Hay cuestiones muy amplias para discutir y asegurar así que los precios no aumenten”, agregó.

Melconian, por su parte, explicó que probablemente se puedan pensar medidas diferentes según el producto, pero remarcó que la política agropecuaria tiene que ser integral, y debe aprovecharse este momento para dejar de hacer parches en la economía en general y en el agro en particular.

En la consultara de Orlando Ferreres y Asociados rechazaron la posibilidad de que si se eliminan las retenciones “el lomo escale a $80”, la frase que durante los últimos días recorrió los medios y hasta llegó al Congreso. Y agregaron: “el problema es que el gobierno quiere separar el mercado local del internacional, pero esto se puede hacer hasta cierto punto porque el productor trabaja con precios internacionales y no se puede disociar”, comentó Fausto Spottorno.

Al mismo tiempo, agregó que siempre que se trate de abrir la brecha entre mercado local e internacional, esto implica desincentivos para el productor. Hasta hoy, se pudo hacer porque el desaliento generó en la producción menores costos que el social. “Pero tampoco se puede ir hasta el extremo porque hay límites y llega el punto en que algunos sectores terminan perdiendo ganancias”, señaló el analista.

Otras visiones
Gabriel Caamaño, economista de Joaquín Ledesma y Asociados, agregó que el traslado de precios no es posible por el momento porque el mercado se mueve con contratos de aprovisionamiento de productos.

“Si se trata de las commodities, no se gastan todas las toneladas de trigo en un día y el precio internacional no modifica día a día el valor del producto, sino que se hace un contrato tomando el promedio de los últimos meses”, explicó Caamaño.

Para ejemplificar mencionó el precio de la nafta en Estados Unidos. “Esta no cambia todos los días de acuerdo al barril de petróleo. El precio que pagan las empresas es un promedio y tarda más en llegar el impacto al consumidor final. Además teniendo en cuenta el caso del trigo y el pan, habría impacto en precios internos pero no se espera un salto, ya que hay otras materias primas y mano de obra que hacen al precio”, comentó.

Diego Giacomini, especialista en el tema de Economía y Regiones, coincidió en que las retenciones no han sido muy útiles como contenedoras de la traslación del aumento de precios en el mercado internacional hacia el doméstico. “Dejando de lado los números oficiales del Indec, y cualquier relevamiento privado, el incremento de precios fue exponencial aún con retenciones”, afirmó.

Igual, hizo hincapié en que no debe desconocerse un fenómeno mundial que es la inflación en los productos del agro, que hizo que en todos los países limítrofes los alimentos hayan experimentado una aceleración de precios crecientes, donde Argentina ha sido el que menos los elevó.

Inflación, el fantasma siempre presente
Aunque el debate más importante ronda en cuanto contribuyen o no las retenciones a la contención de los precios internos, es difícil que los economistas dejen de lado el tema inflación ya que hay total acuerdo que es el problema más grave que afecta a los precios.

“El peor impacto que están sufriendo los precios internos es el de la inflación, que no fue generada por el conflicto con el campo sino por la política del BCRA y la aceleración de la demanda hasta principio de este año”, comentó Abram.

Spottorno coincidió y explicó que “hay un problema principal que es el cambio de precios relativos a favor de los alimentos, donde el pan cada vez sale más en relación a un televisor. (los precios relativos se miden en relación con otros bienes). Entonces, la inflación se ve influenciada por el cambio de precios relativos y eso tiene que ver con la demanda. “Para que haya suba de precios es porque se opera a mayores niveles de precios, donde hay una oferta y demanda para esos precios. Este problema excede a las retenciones”, justificó.

Medidas a futuro
Los expertos esperan las últimas decisiones del gobierno para saber como seguirá el futuro de la 125. Sin embargo, se sabe que el precio en el mercado doméstico está mucho más allá de la resolución, y se espera un cambio de modelo económico que permita contener la inflación.