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Advierten la llegada de una segunda ola de la crisis con grave impacto a nivel global

En medio de una crisis financiera global sin precedentes, cualquier noticia positiva es una especie de salvavidas en medio del naufragio. Sin ir más lejos, el anuncio de que Citigroup volverá a ser rentable fue el detonante para que las bolsas tuvieran su día de gloria la semana pasada.

Pero son pocos los que compran que la economía global ya está saliendo de la recesión. Es más, para muchos economistas de primer nivel, en los próximos meses, las noticias macroeconómicas en Estados Unidos, y en todo el mundo, serán mucho peores de lo que espera la mayoría.

Ya se sabe que Estados Unidos va a experimentar su peor recesión en décadas. Pero la idea tradicional de que la contracción estadounidense iba a ser breve y superficial –una recesión en forma de “V” , con una recuperación rápida, como las de 1990-1991 y 2001– quedó descartada.

Por el contrario, a la luz de los nuevos indicadores, dicha contracción será, según los analistas, en forma de “U”: larga, profunda y de unos 24 meses de duración.

Podría acabar, incluso, siendo más prolongada y transformarse en un estancamiento de varios años en forma de “L”, como el que sufrió Japón en los 90.

Sucede que recientes informes sobre las ganancias de las empresas terminaron de convencer a aquellos analistas que aún mantenían cierto optimismo y que proyectaban una caída suave.

En tal sentido, el banco Morgan Stanley difundió un documento en el que considera que el mundo enfrentará una nueva oleada de serios problemas”.

La nueva ola
“Creo que la segunda oleada estará impulsada por la débil rentabilidad de las empresas de todo el mundo y que tendrá un impacto altamente negativo en la capacidad de éstas para devolver los créditos a los bancos y a otras instituciones financieras”, señaló Stephen Roach, presidente de Morgan Stanley Asia.

El economista cree que “estamos justo al principio de la segunda ola, que refleja más el impacto del ciclo de los negocios globales que el contagio del mercado de créditos”.

La primera oleada se produjo por la crisis de los préstamos “tóxicos” o de alto riesgo, que ha creado una profunda recesión en la economía mundial, señaló Roach desde la sede de la división asiática de la firma, en Hong Kong.

Las perspectivas para este año, según la firma, son poco prometedoras, ya que la recesión no ha tocado fondo. “Creo que 2009 representará el primer año completo de declive del PBI global desde la Segunda Guerra Mundial”, vaticinó Roach.

En su informe, Morgan Stanley considera que las principales economías del mundo están todas en recesión, “nunca antes se había vivido una situación así”, y el peor momento van a ser los primeros meses de este año, con una ligera recuperación en los tres trimestres siguientes.

A medida que el crecimiento mundial disminuya, también lo hará la demanda de materias primas sensibles a la economía, con la consiguiente corrección de los precios, distorsionados por las burbujas, y de los índices de crecimiento de los principales productores.

Eso hace que las economías emergentes, que dependen de las exportaciones, entren en la ecuación. En efecto, crecieron gracias a burbujas de exportación que, a su vez, dependían de la burbuja de consumo de Estados Unidos. Pero ahora verán como se desacelerá su crecimiento o incluso pueden entrar en recesión, y el desempleo seguirá aumentando a lo largo del 2009.

La recuperación en términos numéricos se puede iniciar a finales de este año, ya que el resultado del último trimestre de 2008 y el actual van a ser desastrosos. “Por lo tanto, estadísticamente, se puede registrar un incremento positivo para el resto del año, pero va a ser efímero”, pronostica Roach.

Cómo evolucionará la crisis
La contracción global se prolongará probablemente hasta principios de 2010, pero el principal riesgo en la actualidad es que los masivos paquetes de ayuda que se han puesto en marcha en todo el mundo no logren frenar la depresión económica.

Roach señala que el deterioro de la situación impide que la baja de las tasas de interés genere algún alivio, una situación sin precedentes, y alerta contra las continuas burbujas artificiales de activos por la afluencia crediticia de los paquetes de estímulo, que llevará a una siguiente fase de reducción de préstamos por una especie de efecto “boomerang”.

No obstante, Roach se suma a los pronósticos que apuntan a 2010 como el año de la recuperación de la economía mundial, aunque sostiene que ésta será “débil”. “A cada recesión sigue una recuperación, pero se tratará de un débil repunte”, afirma el economista.

“Creo firmemente que tal repunte, que llegará una vez que se haya tocado fondo, será decepcionante en términos de vigor, por lo que es necesario mantener la prudencia en los próximos tiempos”, señala.

Existe consenso en que pasará mucho tiempo antes de que el crecimiento mundial vuelva al ritmo de casi el 5% que tuvo en los cuatro años y medio que culminaron a mediados de 2007. Las conmociones de este tipo son mortales para cualquier economía en particular, y mucho más para el mundo en su conjunto.

Morgan Stanley no es el único pesimista
“Los gobiernos se están durmiendo en los laureles”, dijo Nouriel Roubini en una conferencia celebrada en Nueva Delhi, según la agencia Bloomberg.

“Esta recesión puede acabar siendo aún peor”, dijo el académico para agregar que “la situación puede mejorarse tomando las medidas apropiadas, como ser que los gobiernos nacionalicen los bancos insolventes, los saneen y se los revendan a los inversores privados”.

Roubini dijo que la economía mundial puede contraerse 1% o crecer 0,5% en el 2009, y recuperarse en el 2010 a un ritmo de crecimiento del 1%, lo que efectivamente prolongará la recesión hasta el fin del año que viene.

Las economías de los mercados emergentes reducirán su marcha en forma pronunciada, dijo el economista, y agregó que “ya estamos viendo el comienzo de un aterrizaje forzoso”.

Es posible que la economía de China crezca 5% “como mucho” en 2009 después de haber crecido al 10% durante el decenio pasado, dijo Roubini, quien rechazó la teoría del “desacople” de los mercados emergentes.

Precisamente, en otros mercados como Brasil o Corea del Sur, la caída brusca es un crecimiento por debajo del 3%. Los países más vulnerables, como Ecuador, Hungría, Letonia, Pakistán y Ucrania, quizá vivan una crisis financiera total y necesiten un gran volumen de financiación externa para evitar el colapso.

“Se está convirtiendo en un ciclo vicioso entre la demanda, la oferta y el sistema financiero”, dijo Roubini, que fue consejero del Departamento del Tesoro de Estados Unidos en el 2000 y el 2001.

Los consumidores y las empresas están reduciendo los gastos para sobrevivir a la recesión actual, “lo cual hace que la contracción sea aún más violenta”, dijo el economista. Añadió que aun si hay bancos con activos sanos, no están dispuestos a prestar dinero durante un periodo de descenso económico.

Triple trampa
En los países más ricos, podría producirse una combinación debilitadora de estancamiento económico y deflación, a medida que los mercados de bienes se contraigan cuando la demanda acumulada disminuya.

Esta situación es peligrosa por muchos motivos. Varios bancos centrales se aproximarán tanto a fijar tasas de interés cero que sus economías sufrirán un triple revés: una trampa de liquidez, una trampa de deflación y una deflación de la deuda. Eso desemboca en un círculo vicioso en el que los ingresos y el empleo caen y la demanda cae todavía más.

David Smick, director del magazine The International Economy, considera que si bien Barack Obama llegó a la Casa Blanca con un programa ambicioso, a él y a sus colegas de otros países centrales les esperan enormes sufrimientos.

El primer déficit presupuestario de Obama podría muy bien ser superior a 1,5 billones de dólares. Varios paquetes de rescate y planes de estímulos fiscales aumentarán el gasto, y la contracción económica hará que los ingresos fiscales disminuyan.

La factura de toda esta deuda llegará seguramente antes de 2012. Las tasas de interés de las hipotecas se apresuraron a subir cuando el Tesoro estadounidense presentó su plan de rescate, y los pasivos de la balanza de pagos de la Reserva Federal han aumentado un 100%.

Los mercados financieros prevén que, de aquí a tres o cuatro años, los bancos centrales de todo el mundo se verán obligados a afrontar este incremento masivo de la deuda.

Obama tal vez tendrá que enfrentarse a una pesadilla bancaria con reminiscencias de la que sacudió a Japón en los 90. Hoy, los bancos estadounidenses rebozan de capital (400.000 millones de dólares suplementarios, según las últimas cuentas, en gran parte proporcionados por los contribuyentes), pero no conceden préstamos.

Es un problema como el del huevo y la gallina. Los bancos no prestan dinero debido al debilitamiento de la economía estadounidense y ésta se debilita porque los bancos no prestan. Aparte de nacionalizarlos, hay poco que Obama pueda hacer para obligarlos.

El peligro de depender de las exportaciones
En el resto del mundo, el breve periodo de alegría por el mal ajeno ante los problemas económicos de Washington se ha terminado. Resulta que Europa estaba seis veces más expuesta a la deuda comercial de riesgo de los mercados emergentes que a las hipotecas basura estadounidenses.

¿Por qué eso es un problema inmenso? Porque las economías en vías de desarrollo se han permitido depender peligrosamente de las exportaciones, al tiempo que vinculaban sus divisas al dólar estadounidense y acumulaban montañas de excedentes de ahorro.

Ese modelo de crecimiento está viniéndose abajo a toda velocidad, a medida que cae la demanda mundial. Pero, si se desmoronan muchos de esos mercados emergentes, el FMI carecerá de los recursos necesarios para organizar operaciones de rescate.

¿El precio de las propiedades ha tocado su piso?
Los valores de la vivienda ya están seguramente a mitad de camino en su regreso al nivel de finales de los 90, cuando comenzó la burbuja. En algunas ciudades de EE UU han vuelto ya casi por completo a ese nivel.

“Ahora bien, nadie puede decir cuándo tocará fondo el mercado exactamente. En cierto sentido, el proceso es una profecía autocumplida. La euforia se acaba y las expectativas negativas hacen que los precios de los activos se derrumben, lo cual, a su vez, parece justificar ese pesimismo”, apuntó Schiller.

Dadas las malas perspectivas de la economía para el año que ha empezado, es posible que los precios de las viviendas sigan cayendo hasta bien entrado 2010, como sugieren los mercados de futuros de Chicago.

Schiller explicó que “la historia nos dice que existe el precedente de un mercado inmobiliario debilitado durante un periodo muy prolongado. Tras el último auge de la vivienda en Estados Unidos, que alcanzó su máximo en 1989, las ciudades tardaron cinco años en tocar fondo. En esta ocasión, los precios están bajando sólo desde hace dos años”.

“Quizá deberíamos mirar con cautela lo que ocurrió en Japón, donde los precios de las propiedades urbanas cayeron durante 15 años consecutivos, entre 1991 y 2006”, agregó el catedrático de Yale.

Para Shiller, hasta ahora, las medidas que se han tomado para resolver esta crisis han prescindido de los principios racionales de las finanzas. “En vez de poner los parches a corto plazo que parezcan necesarios, se debería adoptar una estrategia más estructural, basada en el mercado, como estipular que los valores de las hipotecas siempre estén vinculados a los precios de la vivienda y se ajusten cada mes”, concluyó.

“Gracias a las drásticas acciones del G-7 y otros, el riesgo de una crisis financiera estructural ha disminuido. Pero, por desgracia, lo peor no ha pasado todavía. Este año será difícil. Sólo una actuación muy agresiva, coordinada y eficaz por parte de las autoridades, garantizará que 2010 no sea aún peor de lo que seguramente va a ser 2009”concluyó Roubini.