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Argentina: cuál es el verdadero peso de la inversión extranjera

Uno de los latiguillos del discurso económico convencional es que la economía argentina está aislada del mundo y que no resulta atractiva para la inversión extranjera, a diferencia de lo que sucede con Brasil. Un índice de Naciones Unidas muestra una realidad diferente: Argentina está recibiendo más inversión externa que Brasil en términos reales y su grado de transnacionacionalización es mayor que el del vecino y que el de otros países latinoamericanos. Y en el sector de industrias extractivas, el grado de transnacionalización está a la par de los países africanos más colonizados económicamente.

Según el reciente World Investment Report 2007 de la UNCTAD, en 2006 la economía local recibió 4,809 millones de dólares de inversión externa directa (IED), algo menos que el año precedente. En el mismo período, Brasil obtuvo 18.782 millones.

De acuerdo con estos números, Brasil luce mucho más atractivo que Argentina para el capital externo. Pero si se considera la inversión en relación con el PBI de cada país (Este último según los números del Centro de Estudios Internacionales (CEI) de Cancillería), la situación se revierte:

– En 2006 Brasil recibió inversiones directas equivalentes al 1,76% de su PBI.

– La Argentina, por su parte, recibió un 2,26%, es decir, 28% más en términos reales.

El resultado de esta medición es compatible con la información cotidiana de ingreso de capitales extranjeros –por otra parte mayoritariamente brasileños– para comprar firmas locales, que refleja el atractivo que ejerce la economía local para el capital externo. Los efectos de esos ingresos se reflejan en el creciente grado de extranjerización del aparato productivo argentino: en los cuatro años del pasado Gobierno se vendieron más de 490 empresas y, según las cifras del INDEC, el 72% de las 500 compañías líderes del país son extranjeras.

Pero la comparación no termina aquí. El citado informe de la UNCTAD publica un Indice de Transnacionalización confeccionado en base a cuatro variables:

1- Ingresos de IED como porcentaje de la formación bruta de capital fijo.

2- Stock de IDE en relación con el PBI.

3- Valor agregado de las filiales extranjeras.

4- Cantidad de empleados de esas filiales en relación con el total del empleo.

El índice de 2006 muestra a la Argentina con un grado de transnacionalización mayor que el de Brasil, México, China, India y otros países periféricos y de desarrollo intermedio, y en un escalón similar al de España y Francia.

El número Indice de la UNCTAD es 18 para Argentina y 16 para Brasil y México. Chile, con una economía más chica y mucho más transnacionalizada, tiene un índice 30.

La situación se repite en dos variables que forman parte del Indice: En 2006, el stock de IED en relación al PBI fue del 27,4% en Argentina y de 20,85 en Brasil.

En Chile fue del 55,4% y e n México, similar al local.

Paralelamente, la Inversión Externa Directa como porcentaje de la formación bruta de capital fijo fue del 9,6% en Argentina y del 10,5% en Brasil.

Estas cifras muestran, de paso, que si bien la inversión externa es importante en términos cuantitativos (por las divisas que aporta), y en términos cualitativos (por la tecnología que puede venir asociada a la inversión), la mayor parte de la formación de capital, aun en economías muy abiertas a la inversión externa como la argentina, es de capital local. En este sentido, estas economías viven fundamentalmente, según los términos de Aldo Ferrer, “con lo suyo”.

La minería y el petróleo son ajenos En la gran minería metalífera, la transnacionalización argentina no sólo es enormemente mayor que la de Brasil: es absoluta. En los ú ltimos años, debido al aumento de los precios de los minerales en el mercado mundial, muchos yacimientos de distintos argentinos de diversos minerales se convirtieron en rentables y atrajeron fuertes inversiones externas.

Este movimiento fue estimulado también por las excepcionales condiciones fiscales y la garantía de continuidad de la legislación por treinta años, que proporciona la ley de promoción minera (beneficio este último que está dificultando el propósito del Gobierno de imponer retenciones a las crecientes y rentables exportaciones mineras).

Esto explica que, según la UNCTAD, la articipación de las filiales de empresas transnacionales en el total de la producción minera argentina en 2006 sea del 100%, una cifra que sólo se encuentra en países africanos como Gabón, Ghana, Guinea, Mali y en algunos asiáticos periféricos.

En Brasil, el cuadro es muy diferente. La participación del capital externo en la gran minería es de poco más del 10%. Además, el país vecino cuenta con Vale Do Rio Doce, fundada en 1942 como empresa pública, privatizada en 1997 y que actualmente tiene un 12% de participación estatal. En 1995, Vale era la número 6 en el ránking mundial de empresas de minería metálica de la UNCTAD y en 2005, trepó hasta el tercer puesto, detrás de BHP Billiton y Rio Tinto.

En petróleo, el cuadro presenta algunas similitudes. La participación de filiales extranjeras en la producción de petróleo y gas de 2005 fue del 81% en la Argentina y de sólo el 2% en Brasil. En Latinoamérica, el promedio es del 18%.

El grado de participacion de empresas extranjeras en la producción de gas y petróleo que tiene la Argentina sólo es superada por Guinea Ecuatorial y Oceania.

En promedio, en el mundo en desarrollo es del 18,9%; en el desarrollado, del 36,0%, y el mundial, del 22,4%.

Más aún, mientras Argentina no tiene una gran empresa petrolera nacional, la brasileña Petrobras fue la número 17 en el ranking 2005.

Repsol, la empresa dominante en el mercado local, trepó del puesto 48 en 1995 al 30 en 2005, período en el cual las reservas locales de hidrocarburos se redujeron a un nivel crítico.