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Bajo el sol de Punta

Fue un asentamiento donde dejaron huella antiguos aborígenes y luego un pueblo de pescadores. En un principio se llamó “Villa Ituzaingó”, pero en 1907 adoptó el nombre con el cual se convirtió en el destino con más glamour de estas latitudes. Han transcurrido 100 años de evolución, un siglo de vida en el que Punta del Este ha sabido encumbrarse como privilegiado refugio de personalidades del arte, la cultura y el espectáculo tanto como de altos funcionarios y de exigentes hombres de negocios.

Así, como todos los años, aunque con un mayor espíritu festivo, este verano nuevamente el sol, las playas, la gastronomía, la movida nocturna y la exclusividad que siempre tiñe los momentos de entretenimiento o placer lograrán una cautivación que volverá a extenderse mucho más allá de los confines del Río de la Plata. Es que en Punta, la belleza de los horizontes abiertos y la modernidad de la infraestructura se conjugan con un nivel de servicios que está a la altura de los principales balnearios europeos. Además, la ciudad no cesa de crecer. Este año vuelve a exhibir un agitado ritmo de construcciones inmobiliarias, a la vez que se renuevan las propuestas gastronómicas y los alojamientos siguen incrementando la calidad de sus ofertas.

Pero más allá de las inversiones que suman atractivos, lo que conquista a tantos veraneantes es el entorno natural. Es sabido que la particular geografía esteña forma un muro de contención que da lugar a dos tipos de playas: la Brava y la Mansa, mientras que el centro lo ocupa la avenida Gorlero, la tradicional peatonal plena de tiendas y restaurantes. Mientras, La Barra de Maldonado continúa siendo un polo de atracción turística en ocasiones complementario y en otras absolutamente independiente de Punta.

Poco queda de los tiempos en que este sector era una pequeña aldea de pescadores. Hoy, tras un siglo de historia, las discotecas, los bares, los paradores, las galerías de arte y las grandes residencias han cambiado sus paisajes, y el turismo le ha dado un movimiento incesante de la mano de argentinos, brasileños y, junto a la multiplicación de arribos de cruceros, cada vez más europeos.

No casualmente la campaña promocional para esta temporada, impulsada por el Ministerio de Turismo, tiene como objetivo estar presente en señales internacionales de cable como Fox, CNN, ESPN, Fashion TV, I-Sat, History Channel y El Gourmet, donde el chef Francis Mallmann realizará varios programas con los escenarios de Punta del Este y Rocha. Por otra parte, Fox Sports transmitirá dos horas diarias desde aquí entre el 1º de enero y el 15 de febrero de 2008. Sucede que, haciendo especial hincapié en el carácter internacional de este destino, el gobierno de Uruguay espera este año superar ingresos por u$s 700 millones en concepto de turismo.

A su vez, los atractivos de esta temporada avanzan con variadas opciones para cortar la rutina. Por ejemplo hoy mismo, hasta mañana, se desarrolla el Encuentro Internacional Harley Davidson 2007, sin duda un original espectáculo digno de verse y, claro, con el sello de exclusividad que no falta en este balneario uruguayo. Además, aún no empieza la temporada a pleno y ya el calendario de eventos reúne opciones tan variadas como la Muestra de Arte Tibetano en el hotel Mantra, hasta el 15 de diciembre; la Gran Final del Conrad Póker Tour 2007 este fin de semana en el hotel Conrad (el premio supera el millón de dólares), o el torneo Golf Tour El País que se disputará el 22 de diciembre en el Club del Lago Golf de Laguna del Sauce.

Clásicos paseos
Entre los recorridos imperdibles figura un punto tan clásico de la bahía de Maldonado como la isla de Gorriti, que conserva vestigios de fortificaciones españolas del período colonial (puede visitarse todo los días) a la vez que depara la oportunidad de acceder a los paradores de Playa Puerto Jardín y Playa Honda. También la isla de Lobos, que mantiene su atractivo como una de las reservas de lobos marinos más importantes del mundo; en ella, además, se encuentra el tradicional faro que desde sus 59 metros de altura sobre el nivel del mar, según dicen, ofrece a los navegantes la iluminación más potente de Sudamérica.

Uniendo Punta del Este y Maldonado, la avenida Roosevelt se ha convertido en algo más que una zona de tránsito. Hoy se va hilando como un gran centro comercial lineal que por partes se expande y por partes se repliega para no interrumpir la tranquilidad de elegantes barrios residenciales; pero además, va formando un recorrido ideal para conocer en bicicleta. Las ciclovías que se han construido a lo largo de esta arteria se han impuesto como una nueva manera de disfrutar los paseos por la ciudad.

De todos modos, los días en Punta del Este tienen un atractivo principal: sus playas. Entre las más famosas figuran las de Portezuelo (en la falda de la sierra de la Ballena), la franja que va desde Pinares hasta Las Delicias (con sus gruesas arenas), y las denominadas “mansas”, entre las que se cuentan El Grillo y La Pastora. Después de pasar la punta de la península están el Emir, la playa de los ingleses y la famosa Brava. Finalmente las arenas de La Barra, con su inconfundible doble puente ondulante, y las de Manantiales, completan alternativas que, en realidad, no terminan.

Pero durante una estadía en Punta, si hay un lugar al que no debe dejar de hacerse una escapada es a José Ignacio, que se encuentra a 30 kilómetros y se presenta como una pequeña península que entra en el mar a lo largo de casi un kilómetro, dejando a ambos lados bahías naturales que formaron, al igual que en Punta del Este, una playa mansa y una brava. Tiene un viejo faro, de hace dos siglos, y aunque en los últimos años se puso de moda entre quienes escapan de los sitios más concurridos de Punta, aún conserva un cierto espíritu de pueblo tranquilo y apacible. Se encuentra entre dos lagunas, la Laguna Garzón y José Ignacio, y permite disfrutar de buena pesca y sitios propicios para actividades deportivas como wind surf, canotaje y navegación en pequeños veleros; con el fin de preservar la vida silvestre, y para el placer de los veraneantes que buscan paz, se prohíben las actividades náuticas a motor.

Cocinas de verano
Dicen que no hay una ciudad balnearia en Sudamérica que pueda ostentar el nivel gastronómico de Punta del Este. De modo que una alternativa ineludible para disfrutar de las vacaciones es sentarse a la mesa para encontrarse con los mejores platos preparados al otro lado del Río de la Plata.

Si bien aún es un sitio tranquilo de agradables paisajes y barcas de pescadores sobre la ribera, José Ignacio entremezcla cada vez más intensas brisas de glamour y exclusividad en las que no faltan los aromas de la alta cocina. Después de convertirse en un clásico de La Barra, el local de Novecento de José Ignacio continúa ofreciendo una cocina con toques franceses y neoyorquinos, y propuestas diferentes que ya hicieron pie en la última temporada. En la zona otra buena alternativa es La Balanza, que ofrece un menú basado en carnes y cortes de primera calidad a precios que resultan bastante accesibles.

A sólo 20 minutos de José Ignacio, en el centro del pequeño poblado de Garzón, el Hotel & Restaurante Garzón se alza como un reducto único ideado y llevado adelante por Francis Mallmann y el bodeguero Manuel Mas. Sabores francos y sencillos, con los aromas de la comida casera, protagonizan una propuesta que privilegia insumos regionales y frescos con la compañía de los vinos de Finca La Anita.

Tomando rumbo hacia Punta, en la zona de Bosque de Montoya, el Bistró de Mar que Hernán Taiana puso en marcha en abril de 2000 se ha convertido en un verdadero clásico. La carta se modifica según la disponibilidad de productos frescos, rondando entre platos de pescado, cordero o pastas, y siempre con una interesante variedad de postres. Por otra parte, no puede dejar de nombrarse al más clásico de los clásicos de Punta, La Bourgogne, que continúa vigente con las propuestas impecables y francesas de Jean Paul Bondoux.

Buda Bar, Gourmandise, Neuhasen, Soho, Sushi Sensei: las opciones prosiguen y lo cierto es que la variedad de restaurantes de primera línea abruma, seduce y convierte a Punta del Este en un paraíso para los adeptos a recorrer diferentes lugares y ambientaciones en búsqueda de nuevos placeres para el paladar. Entre otras opciones, pueden chequearse las propuestas de la Corporación Gastronómica de Punta del Este (restaurantespuntadeleste.com.uy), que reúne un abarcativo listado de la oferta local.

Placeres de hotel
El nivel de alojamientos no sólo es de primera línea, además, es sumamente variado. Puede comenzarse tomando la ruta interbalnearia, donde el Solanas Vacation Club se despliega a sólo 15 minutos del centro y a 200 metros de la playa Portezuelo, una de las más amplias y famosa por sus atardeceres, en un entorno rodeado por 140 hectáreas de acacias, pinos, eucaliptos y las más variadas especies forestales.

Entre otros de categoría puede mencionarse al hotel Barradas, a una cuadra de la Playa Mansa, emplazado en un amplio entorno parquizado donde no faltan dos piscinas y excelentes instalaciones para eventos. También puede optarse por los encantos del Jean Clevers, un hotel con toda la distensión de un jardín de 11.000 metros cuadrados con caminos, puentes sobre un lago, y una iluminación que recrea todo el hechizo de la naturaleza durante las noches.

Siguen opciones como Conrad Resort & Casino, Days Inn Brava y Days Inn Mansa, además de las instalaciones de L’Auberge, que fue la primera construcción en el barrio Parque del Golf, hoy una de las zonas residenciales más cotizadas de Punta del Este. Allí pueden encontrarse antigüedades y obras de arte que conviven con el más moderno confort y seducciones imperdibles como los waffles de su tradicional Salón de Té.

Como último ejemplo vale el Mantra Punta del Este, donde todos los cuartos poseen terraza privada, baños en mármol, teléfonos digitales, acceso a Internet y en algunas habitaciones incluso se dispone de hogares a leña. La reconocida gastronomía del hotel tiene su protagonismo en dos restaurantes, Indigo y Zafferano, mientras que el spa ofrece una experiencia de salud integral con terapias y programas que combinan la medicina oriental con la última tecnología occidental en tratamientos anti estrés, de rejuvenecimiento y relajación. No hay que olvidar además que Mantra centraliza el entretenimiento nocturno en un casino de nivel internacional que se suma a la clásica y elegante sala de juegos del Conrad.