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Chile ya es “dueño” del 20% de las exportaciones de vino de la Argentina

A pesar de la crisis internacional y el efecto negativo de la suba de costos, la Argentina se encamina a cerrar un año positivo en lo que respecta a su posicionamiento en el exterior.

Según datos disponibles del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), durante los primeros ocho meses de 2008, las exportaciones de todo el sector acumularon casi u$s381 millones, casi 30% más que durante el mismo período del año pasado.

De mantenerse el promedio mensual durante los últimos meses del año, la Argentina se encaminaría a superar los u$s570 millones en ventas al exterior, superando ampliamente los u$s482 millones logrados en todo 2007.

Según un informe de la consultora IES, “la industria vitivinícola viene mostrando un fuerte ascenso en sus ventas al exterior desde 2002, a partir del nuevo flujo de inversiones y el cambio estructural, que le ha permitido triplicarlas en 5 años”.

Estas inversiones no reconocen fronteras. Por el contrario, los capitales chilenos fueron un elemento clave de la expansión del vino en la Argentina en el exterior.

A tal punto se da este desembarco de inversores del país trasandino en bodegas nacionales que, según un estudio de la consultora AndesWines, el 18% del vino embotellado que exporta la Argentina es de establecimientos que ahora están en manos de empresarios chilenos.

Según el relevamiento, los casos más resonantes de bodegas locales en manos chilenas son Trivento (adquirida Concha y Toro), Kaikén (Montes), Bodega Renacer (Patricio Reich), Doña Paula (Santa Rita), Finca del Origen (Santa Carolina) y Bodega Universo Austral (Viñedos Córpora).

Además, la fusión entre Viña San Pedro y Viña Tarapacá en Chile, dio paso a un nuevo y gran grupo exportador de vino, produciendo de manera paralela la unión de Finca La Celia y Tamari, filiales de estas empresas en la Argentina que pasarían a exportar de manera conjunta.

Por otra parte, la última bodega chilena en arribar al país fue Aresti, que ya produce en el país, asociada a la distribuidora alemana Racke, un vino bajo la etiqueta “Espíritu de Argentina”.

Desde sus oficinas en Santiago de Chile, Maximiliano Morales, gerente de AndesWines, explicó a iProfesional.com que “actualmente hay doce empresas chilenas operando en la Argentina”.

Según el experto, desde su llegada al país, los chilenos tuvieron el objetivo de lograr la más alta participación en el mercado, gracias a diversas estrategias como comprar uvas al comienzo, o asociarse con prestigiosas bodegas para realizar pequeñas producciones con el fin de evaluar el mercado antes de invertir.

Sin embargo, la presencia chilena y su influencia en el mercado local promete expandirse rápidamente, ya que según la consultora, en la zona mendocina de Vistalba enólogos de ese país están comenzando a desarrollar otros emprendimientos para la producción de vinos malbec, con el objetivo de testear el mercado de alta gama.

De este modo, Morales explicó a este medio que las perspectivas permiten prever que, de aquí a cinco años, “la participación de los capitales chilenos en las exportaciones argentinas pase al 25% y, de mantenerse esta tendencia, muy probablemente alcance el 30% en los próximos 15 años”.

Consultados por este medio, desde la consultora local Caucasia Wine Thinking coincidieron en que “las bodegas chilenas más grandes ya desembarcaron en el país”. Sin embargo, a diferencia de las proyecciones de AndesWines, estimaron el market share de las empresas chilenas en las exportaciones argentinas en cerca del 12%.

Causas de este fenómeno
A la hora de buscar las razones que impulsan a los bodegueros chilenos a cruzar los Andes, el consultor sostuvo que “no se trata de un golpe de interés súbito. La Argentina siempre fue un mercado atractivo para nuestros empresarios”.

Concretamente, Morales explicó que “esta tendencia se potenció un poco por la necesidad de los propios importadores de vinos chilenos alrededor del mundo”.

Al respecto, agregó que “el fuerte de Chile es su red de distribución y comercialización en el mundo, somos el quinto país exportador de vinos en el mundo a pesar de ser uno de los que menos produce”.

De este modo, aprovechando ese know how y la confianza con los clientes ganada en el tiempo y “dado que a los importadores de países como por ejemplo Corea o Japón les resulta complicado seleccionar e incorporar nuevas bodegas, la idea de los inversores chilenos es ampliar su portafolio de productos y poder ofrecerles, bajo un mismo paraguas, vinos de procedencia argentina y de buena calidad”.

“Están complementando la oferta global. Nosotros tenemos una calidad insuperable en cabernet sauvignon y merlot, pero como contrapartida, la Argentina abrió el nicho del malbec y eso hay que aprovecharlo”.

Además, a través de las bodegas locales, los inversores chilenos “se aseguran un ingreso más rápido al mercado estadounidense, donde las bodegas chilenas todavía han sido muy lentas”.

De cara al futuro, Morales desestimó que la crisis impacte fuertemente en el negocio exportador: “El mundo va a seguir consumiendo vino, por eso estimamos que el desembarco de nuevos inversores se va a intensificar en los próximos años.