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Tras abrupto fin de las AFJP, los fideicomisos financieros quedaron en terapia intensiva

Los fideicomisos financieros han sido los grandes financiadores del consumo, y éste a su vez, el motor del crecimiento de la economía desde la crisis de 2001.

Sin embargo, el mapa del financiamiento del consumo cambiará drásticamente.

A partir de que el Gobierno decidió ponerle fin a la existencia de las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP), el jugador que compra entre el 20 y 50% de estos instrumentos desaparecerá y las nuevas emisiones son puestas en duda.

El gerente de Securitizaciones del Standard Bank, Cristian Calderón, explicó que “las únicas entidades en condiciones de comprar en las últimas dos semanas eran las AFJP porque tenían liquidez. De no existir más, las nuevas emisiones serán muy difíciles de colocar”.

Ello supone un final abrupto para la descarga de los créditos que se otorgan a miles de personas que no están bancarizadas o no cuentan con tarjeta de crédito propia. Ya no podrán pedir préstamos, ni comprar indumentaria o electrodomésticos en las cadenas de retail que vendían a plazo, respaldadas en los fideicomisos.

La economía ya mostraba signos de que se estaba enfriando antes del anuncio, pero sin crédito el consumo se quedará sin aire y el crecimiento económico puede presentar niveles aún más bajos a los previstos.

Características
A partir de la estabilización de la economía en 2003, las emisiones de fideicomisos financieros crecieron a una tasa promedio superior al 60% anual y han canalizado la oferta y la demanda de liquidez en el mercado.

A los emisores, les ha permitido dar créditos a personas físicas con bajo nivel de bancarización. De hecho, a través de este instrumento, se terminó financiando entre el 70 y el 80% del consumo de este tipo de clientes.

De hecho, los activos subyacentes más utilizados en los fideicomisos nominados en pesos son los préstamos personales y cupones de tarjetas de crédito, que concentran entre el 80 y 85% de las emisiones. El resto se distribuye entre préstamos comerciales para el agro, leasing y prendarios, principalmente.

El fideicomiso logró reducir los costos de financiamiento, le abrió las puertas del mercado de capitales a empresas de diversos tamaño y le agregó transparencia, seguridad y formalidad a la economía, mediante la incorporación de varios de los fiduciantes en la órbita de la oferta pública.

Compradores
Pero a partir del momento en que las AFJP dejen de existir, la historia se escribirá de otra manera.

Las administradoras participaban en este mercado directamente, suscribiendo fideicomisos, por los que llegaron a acumular más de $1.131 millones al 30 de septiembre, un 1,2% de la cartera, según datos de la Superintendencia de AFJP.

Indirectamente, participaban comprando cuotas partes de fondos comunes de inversión o invirtiendo en plazos fijos de bancos que suscriben fideicomisos.

Esta dinámica las convirtió en el principal jugador del mercado, con una participación promedio del 30%, que llegaba al 50% de las transacciones en épocas de crisis. Por ello actuaban como “operadores anticíclicos”: cuando los demás inversores se retraían, ellas compraban, explicó Enrique Algorta, analista de Gainvest.

Aparte de las AFJP, los inversores que han sido más activos a la hora de participar en las emisiones primarias de securitizaciones son las compañías de seguro, los fondos comunes de inversión, bancos, inversores privados, empresas con excedentes financieros y personas físicas.

Ahora serán ellos los encargados de cubrir el vacío de fondos que provocará el alejamiento de las administradoras del mercado, pero cobrarán una tasa más alta.

Tras la sanción de la ley, habrá una única ventanilla, la del Estado, donde hacer las colocaciones, que reemplazará al grupo de las AFJP vigentes. Fuentes del sector fiduciario dudan del profesionalismo del personal estatal que administre las inversiones y advirtieron sobre el riesgo de corrupción.

Colocaciones en duda
Durante este mes, hasta el anuncio sorpresivo de la estatización de las jubilaciones, la tendencia de emisiones era igual a la del mes pasado, aunque con tasas de corte más altas, arriba del 30%, por la iliquidez que dominaba la plaza en medio de la crisis mundial. La cadena Megatone pagó 32% el viernes último.

La falta de liquidez se profundizó desde este miércoles, ya que las AFJP tienen prohibido operar por siete días. El juez Claudio Bonadio determinó inhabilitarlas a que modifiquen la composición de su cartera.

Colocar fideicomisos en este contexto supone un costo más caro para el emisor y, por lo tanto, las emisiones se frenan:

* La colocación del fideicomiso financiero Fidebica VIII fue prorrogado hasta el 28 de este mes “en virtud de la necesidad de analizar el impacto que podrían tener futuras medidas gubernamentales sobre la operatoria de los inversores institucionales en particular, agravado por la crisis financiera internacional, y su posible incidencia en las condiciones de emisión o colocación de la presente transacción” .

* Queda pendiente el fideicomiso Fava XX que tenía previsto recibir solicitudes de suscripción hasta el 24 de este mes

En el sector esperan que se suspendan las emisiones con un volumen medio alto, entre $10 millones y $15 millones. Las de gran tamaño, $50 millones, ya no se verán tan frecuentemente. Y para montos menores, los emisores apuntarán a inversores con liquidez importante, como bancos y compañías de seguro.

Hoy, reina la incertidumbre. La plaza está congelada por siete días hasta que las AFJP puedan volver a operar. En el mediano y largo plazo, estará seca de fondos, salvo que aparezcan señales que devuelvan la confianza a los inversores. Y los 30 días hasta que se sancione la nueva ley son una incógnita para los operadores.

Consumo
Calderón explicó que la dificultad para lograr las colocaciones supone el “final abrupto de la descarga de los créditos”.

Pablo Muñoz, analista de la consultora Deloitte, agregó que si las compañías “no pueden descargar los créditos” que otorgan en un fideicomiso, “deberán restringirlos”.

En el corto plazo, el inversor más importante va a desaparecer, por lo que la cantidad de emisiones va a bajar. En el mediano plazo, “no se sabe qué va a pasar –dijo Muñoz- si hay una demanda más chica, harás una emisión mas chica, y darás menos crédito”.

Ello impactará en las ventas, y golpeará fuertemente a las cadenas que cuentan con una estructura comercial armada para sostener un determinado nivel de actividad, dijo Calderón. Y agregó que el impacto en las empresas de la ausencia de esta fuente de financiación dependerá también de la localización geográfica. En Capital Federal, más gente tiene tarjeta de crédito bancaria que en el interior del país.

De esta manera, a la retracción de la actividad que ya venían planificando las compañías por la inflación, el menor nivel de actividad y de exportaciones, ahora se suma el golpe que recibe la fuente de financiamiento.

Empresas como Tarjeta Shopping, Tarjeta Naranja, Credipas, Efectivo Sí, que otorgan créditos para el segmento de peor calificación crediticia, respaldados en los fideicomisos, se enfrentan, entonces, a un nuevo escenario.

Muñoz explicó que, por ahora, las empresas de retail y de tarjetas de crédito pueden seguir prestando porque ya tenían previsto una posibilidad de fondeo alternativa, como un seguro de colocación o un compromiso de suscripción de otro inversor (como los bancos).

Perspectivas
Algorta contó que las compañías que se respaldan con este instrumento todavía siguen vendiendo a plazo y prestando dinero. Pero, “si no pueden colocar el instrumento, se cortará el crédito. Hay que ver qué pasa con el mercado”.

La prudencia es el denominador común entre las cadenas de retail y tarjetas de crédito. Desde la casa de electrodomésticos Garbarino comentaron que “es muy prematuro hablar sobre el tema; deberíamos esperar un poco para medir el real impacto del asunto”.

En tanto, otra de las compañías explicó que “se está analizando el impacto” de la medida. Saben que se quedaron con un comprador interesante de papeles. Y que la nueva medida “le pegará de lleno al consumo” a través de financiación de las tarjetas de crédito y retail de electromésticos y bienes durables.

Prefirió no dar su nombre porque “es todo muy volátil. De un día para el otro pueden salir cambios drásticos” que afecten el negocio.

Por lo pronto, los operadores del mercado no conocen cuáles serán las reglas de juego y están a la espera de la certidumbre.