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Cómo negociar un aumento de sueldo

A la hora de sentarse cara a cara con el jefe, los errores afloran si de pedir una mejora salarial se trata. Qué hacer y qué no.


Al momento de solicitar un incremento salarial, hay que tener en claro los motivos que justifican el pedido. Deben estar relacionados con las tareas, logros y beneficios o la rentabilidad que se le haya generado a la compañía. Algunas recetas para ello.

– Claridad en los motivos. Agendar una reunión con el jefe para asegurarse que vaya a estar focalizado. Matías Ghidini, gerente General de Ghidini Rodil, dice que “es imprescindible ir preparado. Se recomienda tener el historial de los últimos aumentos, dejando de lado las sensaciones, intuiciones o enojos”. Para Alexandra Manera, de Adecco, es importante contextualizar la charla y conocer el modus operandi de la firma. No está mal visto que se generen estos espacios siempre y cuando haya una justificación, porque la posición quedó desfasada respecto al mercado o por un incremento de responsabilidades.

– No compararse. Cada empleado es diferente y no generará valor agregado. “Cuando comunicamos los logros, debemos tomar los aspectos cuantitativos y cualitativos”, destaca Brenda Lafranconi, gerente de RR.HH. de SMS.

– No chantajear con renunciar. No es un modo profesional de negociar, porque deja al otro sin alternativas y cierra la posibilidad de diálogo, cuando lo que conviene es abrirlo para mostrar los argumentos. Estar abierto, ofrecer y contraproponer va ablandando el camino.

– Estrategia adecuada. Debe ser planificada con “tranquilidad, seguridad, confidencialidad, claridad y asertividad”, explica Lucía Dotto, de AGC Consultora. Hay que evitar comparaciones, amenazas, recargar el análisis emocional y no tener planes alternativos. “Saber enfrentar las posibles consecuencias tranquiliza y da efectividad”, asegura. Sofía Scagliotti, gerente de Negocios Regional de Valuar, aconseja aprovechar la evaluación de desempeño. El aumento se puede pedir en el bono.

– Inconveniente inflacionario. Pablo Sartán, socio de Humanbrand, afirma que el denominador común ha sido “aprovechar” a ajustar los salarios tras las evaluaciones: “El escenario inflacionario trae que el sistema remunerativo esté tildado de dudas e inconsistencias entre el reconocimiento por performance y el aumento general”. Una decisión para contrarrestar el desánimo son las acciones ligadas a la remuneración variable: planes de incentivo y bonus. Marina Schenkel, jefa de Capital Humano de Pullmen, asegura que el aumento queda desdibujado y desvirtuado porque no se reciben anualmente o por buenos resultados, sino para que el sueldo no quede desnivelado.

– Organización y carrera. “Por un, lado van las circunstancias de la organización y, por otro, el proyecto de carrera”, explica Héctor Dama, director Ejecutivo de Lee Hecht Harrison. “Si hay confusiones, puede haber profesionales que no se animen a pedir aumentos, pero estas demoras tienen impacto sobre el ritmo de sus carreras”. Manera explica que hay que respetar jerarquías y entender que hay limitaciones de presupuestos. Hay que estar preparado para una respuesta que puede no ser la esperada.

– Mayor inflación, mayor preocupación. Miguel Cortina, director Al Grupo Humano, afirma que, en épocas inflacionarias, cuidar que el salario sea competitivo es una preocupación cotidiana. “A mayor inflación, mayor la incidencia del aumento general por sobre los individuales”, concluye.