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Cuando el embarazo no se logra

Los cambios en la vida, movilizan emociones variadas. Todo cambio genera conflictos, dolor, satisfacción. La búsqueda del hijo genera cambios en la convivencia; la pareja se irá preparando para funcionar con un nuevo miembro.

El embarazo es un proceso de cambio, tanto fisiológico como emocional. Se produce una alteración de las relaciones familiares, de tal modo que cada embarazo y nacimiento, se acompaña de una crisis familiar normal, acompañada de afectos, de emociones y de significaciones. En el proyecto de embarazo como en el de hijo se juegan deseos, mandatos, prohibiciones. La imposibilidad de gestar es una situación que le sucede a la pareja, aunque las dificultades puedan estar en uno u otro.

¿Qué sucede cuando el embarazo no se produce?
Cuando el embarazo no se logra, la menstruación es recibida con desilusión, pero con la esperanza del nuevo ciclo. Son ciclos de ilusión – desilusión, de esperanza – desesperanza, que al repetirse en forma reiterada, los sentimientos de vacío, de desamparo se hacen presentes. La pareja sufre una frustración: los deseos, las fantasías sufren una frustración, donde el amor y la unión son puestos a prueba; ambos se preguntan ¿Por qué a mí, por qué a nosotros? Es una herida a su propia estima.

Esta vivencia funciona como desorganizante, pues implica un duelo de lo que todavía no se pudo lograr. Los sentimientos que despierta son diferentes tanto para el que no puede como para el que puede. Son una reacción natural y esperable. Muchas mujeres sienten culpa, rabia, envidia y el varón al no poder embarazar a su mujer lo vive como impotencia. Cuando la pareja decide realizar un tratamiento, en realidad es que cada uno de los miembros de la misma lo decide. Son dos en la decisión con tiempos, deseos y emociones diferentes. A veces, uno de ellos solamente puede vivir la situación con esperanza; el otro, con ansiedad o con desesperanza.

Cuando comienzan los estudios y los tratamientos médicos, se produce una interferencia y una desorganización en sus vidas, donde los encuentros sexuales están al servicio del embarazo; los estudios modifican la sexualidad, la cual toma otros sentidos y significaciones; en algunos casos, tiende a desaparecer el deseo de mujer y de hombre, con una sexualidad donde interesa el rendimiento, regulada por el mandato del médico; y hasta el lenguaje se ve modificado por términos verbales médicos.

A medida que pasa el tiempo, el tolerar la incertidumbre se torna difícil y la ansiedad, la vulnerabilidad, la fragilidad emocional, las culpas se intensifican con expresiones de enojo, rabia, irritabilidad, intolerancia, dolor; hasta sensaciones persecutorias respecto de la gente que los rodea y sentimientos de minusvalía.

La repercusión emocional dependerá de las características de la pareja, de la estructura de personalidad, de lo que significa para la mujer o el varón no poder concebir, así como también de los valores, mitos e influencias psico-sociales transmitidas por los padres. Incide además el tiempo de infertilidad, el tipo de diagnóstico, la edad de los cónyuges, pues la conciencia de límite de tiempo aumenta la ansiedad; y el tiempo y edad se transforman en un fantasma amenazante por esta vivencia de la disminución y de pérdida de la posibilidad de concebir.

Cada uno podrá elaborar a su modo, conjuntamente o separadamente, las ansiedades derivadas de la situación por la que atraviesan. Es importante que la pareja se informe sobre las reacciones físicas y emocionales que los medicamentos y tratamientos provocan, así como también que pueda dar significado a cada una de las situaciones por las que están atravesando.

Cuando la pareja viene a consulta psicológica, viene con una urgencia puntual: su falta de fertilidad y requiere la atención sobre ese problema. Es importante quién es el que pide la consulta y para quién, en qué momento del tratamiento médico lo hace, si es en un momento de mucha convulsión o de serenidad y si viene por propia demanda o por derivación.

En la primera consulta psicológica, lo somático cobra un espacio especial, hablan de los tratamientos y estudios médicos hasta ir dando lugar a que puedan hacer pensable lo que hasta el momento parecía imposible de pensar, permitiéndose la posibilidad de reflexionar sobre sus propios deseos y sobre las presiones tanto internas como familiares y sociales; así como también que puedan armar su propia historia, esclareciendo su realidad, su especificidad, sus verdades y con la posibilidad del cuestionamiento y de la incertidumbre. Su elaboración posibilitará un fortalecimiento y enriquecimiento de lo personal, transformando en forma creativa la experiencia.

Objetivos de la consulta psicológica:
* Disminución de la ansiedad.
* Afrontar la crisis personal y de pareja que genera la infertilidad.
* Fortalecer otras áreas creativas en su vida cotidiana.
* Tolerancia de la ansiedad y de la frustración.
* Regulación de la autoestima.
* Orientar en el manejo de la información.

El deseo de hijo en la pareja posibilitará que este hijo llegue, ya sea por relaciones sexuales, por fecundación asistida o por el camino que brinda la adopción.