Inicio Empresas y Negocios Curly, Larry y Moe: ¿las personas más creativas del mundo?

Curly, Larry y Moe: ¿las personas más creativas del mundo?

Un buen día, un grupo de ingenieros se encontraba reunido para desarrollar una clase de pintura de fácil remoción. Tras varias horas a cara de perro, la solución todavía parecía lejana.

De pronto, uno sugirió: “¿Por qué no ponemos pólvora en la pintura y, cuando queramos removerla, la hacemos explotar?”

La broma relajó el ambiente. Los demás integrantes del grupo entraron en el juego del humor y empezaron a dar vueltas sobre la idea de la pólvora. ¿Existía alguna sustancia que pudiera cumplir el mismo papel sin volar la casa por los aires?

Y así se les ocurrió añadir un químico a la pintura que la hiciera caerse cuando entraba en contacto con otra sustancia. ¡Misión cumplida!

El narrador de esta historia es John Morreall, fundador de la consultora Humorworks. En una entrevista concedida a FastCompany, Morreall destaca la existencia de una sólida conexión entre sentido del humor, productividad, creatividad y reducción de conflictos.

En efecto, las personas graciosas suelen obtener mejores resultados en los tests de creatividad. El humor nos permite pensar con mayor flexibilidad, explorando soluciones vedadas al híper estructurado marco mental del ejecutivo con cara de póquer (de hecho, advierte este especialista, toda reunión de brainstorming debería incluir un personaje con habilidades bufonescas).

Si bien las bromas pueden ser trampolines para la generación de ideas, muchos no están dispuestos a permitirlas. Los líderes autoritarios, por ejemplo, suelen desconfiar de los subordinados bromistas porque los perciben como un desafío hacia su poder.

Este tipo de líder, en la reunión de los ingenieros, probablemente habría advertido al que tuvo la idea de la pólvora: “Estamos hablando en serio. ¿Por qué no se deja de pavadas?”

Incluso, advierte Morreall, la educación en negocios convencional también puede actuar como un factor que restringe la alegría en la oficina. Algunos estudios señalan que la mayoría de los ejecutivos creen que el sentido del humor es una cualidad esencial para el éxito en los negocios. No obstante, la mayoría de los profesores en negocios no comparten esta apreciación.

Entonces, sugiere Morreall, los programas de MBA suelen formar ejecutivos serios y “cuadrados” para pensar.

En definitiva, casi todos disfrutan de la compañía de personas con chispa. Pero no todos las aceptan en el ámbito laboral. Patch Adams casi fue expulsado de la escuela de medicina por sus métodos bufonescos. Y lo mismo puede ocurrir al ejecutivo bromista.

Así, concluye Morreall, ¿por qué el humor, una cualidad tan apreciada en nuestra “vida civil” debería dejarse de lado cuando nos calzamos el uniforme de guerra corporativo?