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EE.UU. bajó medio punto la tasa y alivió los mercados

La Reserva Federal de Estados Unidos -la Fed, como se la conoce en la jerga- resolvió ayer recortar en medio punto porcentual (quedó en 4,75% anual) la tasa de interés de referencia, en un intento por evitar que la crisis del sector inmobiliario arrastre a la economía a una recesión.

Desde junio de 2004 y hasta junio de 2006, el organismo había aplicado 17 subas consecutivas de un cuarto de punto en ese indicador clave, buscando mantener bajo control la presión inflacionaria, con lo que llevó al 5,25%, nivel en que permaneció hasta ayer.

De esta manera aplicó un remedio en una dosis sólo comparable a la que tomó en noviembre de 2002, cuando bajó el costo del dinero de 1,75 a 1,25% anual, con el objetivo de estimular la incipiente reactivación que insinuaba la economía estadounidense.

Su decisión sorprendió gratamente a los mercados y estimuló a los inversores a retomar posiciones en activos de riesgo, luego de dos meses de haber optado masivamente por desprenderse de ellos para buscar refugio en otras opciones denominadas “de cobertura”, como los Bonos del Tesoro de EE.UU. y el oro.

Ocurre que, aunque casi nadie espera que esta acción ponga fin a la era de turbulencias financieras abierta a fines de julio pasado, se estima que puede crear las condiciones para que el tránsito por ella resulte más llevadero para los mercados y la economía en general.

Esa lectura quedó a la vista en la reacción alcista que registraron todos los índices bursátiles del mundo que estaban operando al conocerse la novedad, con subas del 2,5% promedio, que llegaron al 2,9% en el caso del Merval argentino, y al 4,28% en el del Bovespa de Brasil.

Pero mucho más se notó en la marcada contracción que mostró el riesgo de países emergentes en general, que se retrajo 11 puntos, y el argentino en particular, que cayó entre 35 y 76 puntos para quedar en 405 y 504 unidades, según el termómetro que se considere para medir su evolución (el primero es JP Morgan, el segundo, la consultora local Ecolatina), luego de que algunos bonos recuperaran hasta 6,4% (como el Discount en pesos).

Sin embargo, en el caso doméstico, los analistas advierten que la recuperación del mercado puede ser coyuntural, dado que los factores que alimentaron el recelo inversor contra algunos de los activos financieros locales más negociados siguen vigentes, como las denuncias sobre la manipulación de los índices de inflación (que inciden directamente sobre la cotización de los bonos en pesos indexados) o las dudas que genera el proceso de deterioro de las cuentas fiscales, en un país que arrastra una larga historia al respecto (ver Página 2).

“Esto no quiere decir que el temor haya desaparecido, porque sigue existiendo el foco de infección”, sostuvo Gustavo Perilli, analista de la consultora local Finsoport. “Esa descripción del cuadro de situación se ajusta y potencia en el caso local, porque, en el fondo, los factores de desconfianza no se modificaron, aunque la situación pueda mejorar coyunturalmente un poco”, coincidió su compañero Andrés Méndez, de la misma firma.

No obstante, se cree que la decisión de la Fed puede contribuir a detener la tendencia alcista que mostraron las tasas de interés en la Argentina en las últimas semanas, ya que apagará uno de los motores que tuvo el proceso de fuga de divisas con el que convivió la economía argentina en los últimos dos meses, que hizo que el Banco Central debiera resignar algo más de US$ 1000 millones en reservas.

Esa tendencia, acompañada de una renaciente dolarización de los portafolios locales de inversión, generó el temor a un cuadro de iliquidez y creó las condiciones para empinar fuerte el costo de los créditos, acechando por esta vía el nivel de actividad de la economía.

Como consecuencia indirecta de la medida que tomó la Fed, el euro se cotizó en su nivel más alto frente al dólar, con una paridad de US$ 1,3976.

La Reserva Federal redujo además ayer del 5,75 al 5,25% anual la tasa que aplica a los préstamos que da a los bancos, en lo que fue la primera rebaja desde que Ben Bernanke preside el organismo y desde que, en junio de 2003, decidiera poner fin al proceso de recorte de tasas iniciado en 2000 con el que buscó estimular la economía estadounidense para rescatarla de otra recesión.

En un comunicado tras la reunión del Comité de Mercado Abierto, la Fed caracterizó su decisión como un “ataque preventivo”, que busca neutralizar el impacto de las turbulencias financieras derivadas de la crisis de las hipotecas sobre la economía.

“La acción de hoy (por ayer) tiene la intención de ayudar a prevenir algunos de los efectos adversos en la economía en general que de otro modo podrían surgir a partir de las perturbaciones de los mercados financieros, y de promover un crecimiento moderado con el tiempo”, explicó.

“Lo que la Fed ha dicho es: «Sí, somos conscientes de que hay problemas; sí, somos conscientes de que la crisis del mercado inmobiliario se amplía y que afecta la economía real, y en consecuencia hacemos lo necesario para poner fin a esa situación»”, tradujo desde Nueva York Peter Cardillo, analista en Avalon Partners, ante una consulta de la agencia Reuters.

“Sin duda, con ese recorte la Reserva Federal trata de evitar los efectos adversos que la restricción crediticia tendrá sobre la economía”, interpretó Noelia Lucini, analista de la casa de Bolsa local Capital Markets. “Bernanke quiso estar por delante de los hechos, tratando de evitar que una caída del consumo acelere el tránsito hacia una marcada desaceleración de la economía norteamericana”, coincidió su colega Javier Salvucci, de la consultora Silver Clouds Advisors.

La duda que subyace radica en la dosis del remedio que adoptó la Fed, ya que, de alguna manera, deja al descubierto que el impacto que la crisis de las hipotecas -y sus derivados- puede tener sobre la economía de EE.UU. es mayor de lo que se admitía hasta hace sólo algunas semanas.

Por lo pronto, en los mercados nadie quiso mirar más allá del recorte de ayer y se concentró en hacer negocios para tratar de asegurarse ganancias rápidas y reponerse de las pérdidas que esta crisis ya había provocado en algunos de los activos financieros más operados, que en el caso argentino promediaron quebrantos del 20 al 30% entre los papeles más representativos del riesgo local.