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El emprendedor del siglo XXI

En los últimos años la sociedad en su conjunto se ve atravesada por el paradigma tecnológico, signado por la hipercomunicación, en la que no existen fronteras. En esta nueva sociedad global todos parecen formar parte del mismo micromundo que tiene nuevas reglas de juego.

Lo que antes era ya no es. Lo que funcionaba ahora requiere ser ajustado. Las economías están evolucionando de manera constante y los manuales de siempre se vuelven obsoletos. En este contexto, ser emprendedor adquiere una nueva dinámica. Lo que comenzó siendo una oportunidad de pocos, en el siglo XXI, se vuelve eje de las economías globales.

El siglo XXI da vida a un emprendedor profesional que mira al futuro en pos del desarrollo sustentable, del progreso. El emprendedor tal y como lo conocíamos empieza a caer dada la dinámica de cambio que atraviesa al mundo. Basta con observar el impacto que se vivencia con el ingreso de los países de oriente en la era digital, un hecho que cambia las reglas de juego y aumenta la competencia, en un siglo en el que la hipercomunicación lo atraviesa todo y desplaza a la era industrial. Asistimos a un proceso que requiere de un profesional en constante formación con fuerte especialización.

Los jóvenes hasta ahora se han preparado en las universidades para satisfacer las demandas del mundo industrial el que, poco a poco, agota su capacidad de absorción. Este hecho, junto a otras variables, impulsa el desarrollo del nuevo ser emprendedor del siglo XXI, un profesional que necesita centrar su estrategia y poner foco en la innovación y en la sustentabilidad.

El nuevo modelo de emprendedor se basa en la creación o el reconocimiento de una oportunidad y en la capacidad y voluntad de capturarla hasta convertirla en un negocio, dentro de un vehículo legal apropiado y con el equipo y los recursos adecuados. Se gesta un nuevo modelo de creación de empresas que necesita aumentar la disposición a tomar riesgos, tanto personales como financieros. A enfrentar lo desconocido o crearlo, a desarrollar estrategias para avanzar sobre la base de recursos limitados y un contexto adverso. A financiar las operaciones con participación de los inversores y colaboradores del emprendimiento a su entero riesgo; en consecuencia, el nuevo modelo y proceso tiene en cuenta la creación y aumento rápido de valor económico, no sólo para los fundadores del emprendimiento, sino también para todos los participantes del mismo. Se trata de un proceso diferente al tradicional, en el cual no es tan importante el porcentaje de negocio que el fundador conserva para sí, sino que el foco está en la creación con éxito del negocio (concepto del “Business Builder” o constructor de negocios).

El emprendedor del siglo XXI inicia su proceso con una oportunidad, que no necesariamente es una buena idea. Una gran oportunidad se puede hallar en la demanda del mercado: por el valor agregado del producto o servicio, por el tamaño, por el potencial de crecimiento, por los plazos de pago, por la robustez del mercado o por las utilidades netas, por la brecha tecnológica, sólo por mencionar algunos de los ejes. Es un emprendedor online: utiliza el online para encontrar y encontrarse, establecer conversaciones entre marcas y productos que permiten disminuir el temor a lo nuevo. Es bien sabido que existe un gran porcentaje de gente a la que le gustaría tener su propio emprendimiento pero, muchas veces, el miedo ante lo desconocido y la silla vacía los paraliza. El emprendedor de hoy sabe que necesita continuar capacitándose, aumentar sus redes, romper las fronteras por aquello que lo apasiona y lo distingue del resto.

Este siglo cambió la manera de hacer negocios, la estructura del trabajo y la dinámica de gestión, y el emprendedor es quien mejor responde a estas nuevas variables, dada su flexibilidad y posibilidad de adaptación. Sabe y trabaja por aquello que lo motiva a levantarse cada mañana con ilusión. A considerar el mundo como una integridad en la que los recursos se agotan y en el que la innovación necesariamente constituye el eje del mañana. El mundo del emprendedor puede ser apasionante, siempre que se comprenda que la equivocación forma parte del proceso de aprendizaje, porque quieran o no, es necesario que suceda.