Inicio Empresas y Negocios El Gobierno comenzó la limpieza de un viciado sistema de barreras proteccionistas

El Gobierno comenzó la limpieza de un viciado sistema de barreras proteccionistas

A poco menos de tres meses de comenzado el año, el sistema de licencias no automáticas que utiliza el Gobierno para regular el flujo de importaciones está bordeando una situación de colapso.

El problema es tal magnitud que se estima que el pedido de licencias vigentes equivale al 50 por ciento de todas las importaciones de esos productos realizadas a lo largo de un año, una situación inédita.

Al respecto, Diego Pérez Santisteban, director de Cámara de Importadores (CIRA), explicó que “la administración Débora Giorgi al frente del Ministerio de la Producción se ha encontrado con una situación muy desmadrada en materia de licencias no automáticas”.

El sistema funciona como una suerte de llave que regula el ingreso de bienes como juguetes, calzado, papel, artículos para el hogar, neumáticos para bicicletas, motos y pullóveres, marroquinería e insumos para el calzado, entre otros productos.

Si bien la Organización Mundial del Comercio (OMC) las permite como un instrumento transitorio y con plazos que no superen los 60 días, su aprobación llegó a registrar demoras que superaron los 200 días.

Esta práctica fue la que comenzó a hacerse costumbre a partir del segundo semestre del año pasado, cuando se intensificó el impacto de la crisis y la fuerte caída de las exportaciones comenzó a encender la luz roja sobre el sostenimiento del superávit comercial.

En efecto, Santisteban explicó que durante el primer tramo de 2009 hubo empresas de primera línea que tenían pedidos pendientes desde agosto y que recién en las últimas semanas comenzaron a ordenarse.

A la hora de explicar las razones de tal acumulación de pedidos, el directivo sostuvo que “como las licencias no salían de manera adecuada, hubo importadores que solicitaron más licencias de las que necesitaban”.

En otras palabras: quienes querían obtener al menos dos licencias, pedían diez “por si las dudas”.

Según el directivo, como antes de la llegada de Giorgi “no había políticas de previsión”, esto generó una catarata de pedidos y contribuyó a que la Secretaría de Industria se alarmara por la proliferación de las mismas.

Sin embargo, Santisteban aseguró que “en las últimas semanas se estuvo trabajando activamente con los casos más antiguos”.

“Los 120 a 150 días de plazo que antes en general requería obtener la aprobación de las licencias se está acercando a los 60 días. Esto no es generalizado ni para todos los sectores, pero de a poco se está limpiando y saneando el sistema, de modo que vamos hacia cifras que tengan que ver con la realidad”, sostuvo.

Un 10% menos de autorizaciones
Con el objetivo de cuidar el saldo de la balanza comercial, que en 2008 alcanzó los u$s13.170 M, el Gobierno se puso como meta este año cerrar levemente el “grifo” al momento de autorizar importaciones.

Concretamente, les advirtieron que el número de licencias otorgadas en 2009 se ubicaría un 10% por debajo de los niveles del año pasado.

“Empezaron a ver caso por caso y sector por sector con esta pauta de baja. Pero esto no fue algo escrito ni formal”, explicó Santisteban, quien también se desempeña al frente del departamento de Comercio Exterior de Deloitte.

“En los casos en los que conoce al importador, se lo está convocando, se blanquea cuánto pidió en licencias y cuánto necesita en realidad y se plantea un número razonable de licencias en base a la caída del consumo y a esta pretensión de que se afloje un poco el volumen”, agregó.

Otro es el caso de las empresas que importan productos muy sensibles, que durante el segundo semestre de 2008 vieron pocos o ningún pedido otorgado.

En esos casos, el Gobierno está analizando las estadísticas de los últimos dos a tres años para determinar “un número anual que sea racional para recién ahí aplicar la quita del 10% para todo 2009”.

La crisis, “regulador” natural
Sin embargo, para la CIRA, esta pauta resulta innecesaria en un contexto de crisis como el actual.
“Lo primero que les señalamos es que no se preocuparan, que la baja del consumo era mucho más importante que ese 10% y, por ende, la baja de las importaciones sería más notable aún, como efectivamente está ocurriendo”, aseguró.

En efecto, tal como adelantó en exclusiva iProfesional.com, las importaciones en febrero apenas alcanzaron los u$s2.744 M. Dado que el mismo mes del año pasado las compras externas habían totalizado u$s4.208, la caída fue del 35 por ciento.

Este desplome, que recién lo hará público el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) la semana próxima, implicó el cuarto mes consecutivo de baja.

Desde la consultora Econométrica explicaron que “las importaciones dependen de lleno del nivel de la actividad. Esta caída tiene un lado positivo y el negativo. Lo bueno es que, al bajar tan fuerte las importaciones, el saldo comercial quedaría en terreno positivo. Lo malo es que esta dramática caída significa que se está desplomando la actividad económica”.

De este modo, para Santisteban “la pauta de baja del 10% en la práctica y en general está siendo superada. Indudablemente la caída del consumo está facilitando este trámite”.

La CIRA estima una caída del 25% para las compras externas para 2009. Esto implicaría que del récord de u$s57.413 M logrados el año pasado, se pasaría a una cifra cercana a los u$s43.000 M.

“Si el consumidor es prudente y no quiere gastar, no hay importador que vaya a traer un bien que sabe que no se va a vender. Esto es una cuestión de mercado y es lo que le está pasando a la exportación argentina en los mercados que va porque esos países también están actuando con racionalidad”, explicó el directivo

Sindicatos versus importaciones
La semana pasada, en el marco de una convocatoria de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), funcionarios, empresarios y sindicalistas coincidieron en la necesidad de proteger a la industria nacional frente a la crisis financiera internacional y propusieron articular acciones conjuntas para evitar que el mercado interno se perjudique con una avalancha de productos importados.

Participaron la ministra de la Producción, Débora Giorgi; y el presidente de entidad gremial, Osvaldo Cornide. Tomaron parte también los secretarios generales de la Unión Obrera Metalúrgica, Antonio Caló; de la Asociación Obrera Textil, Jorge Lobais; del Sindicato del Calzado, Agustín Amicone y de la Federación de Empleados de Comercio, Armando Cavallieri.

En ese contexto, Caló expresó que el sindicalismo debe “salir con todo” en la defensa de la industria nacional, y añadió que “los argentinos tienen que tener conciencia de la necesidad de comprar productos fabricados en el país”.

A su turno, Cavallieri advirtió que “si rifamos a la Argentina con la importación, los empleados de comercio nos quedaremos sin trabajo. La balanza comercial siempre nos tiene que dar a favor, a pesar de la intención de los países industrializados de querer inundar al mundo con sus productos, frente a la crisis”.

Por su parte, Lobais comentó que a la industria textil “siempre le toca competir con lo peor”, por las importaciones que llegan al país de China y Brasil, principalmente. Por eso, el representante de los textiles consideró que “en este tiempo tan difícil, debemos cuidar lo nuestro. Siempre vamos a estar en defensa de los puestos de trabajo”.

El mismo día de la jornada, además, sindicatos y empresarios firmaron una solicitada donde dejaron en claro su apoyo a las medidas adoptadas por el Ministerio de Producción “para impedir el ingreso de mercaderías que atentan contra la producción nacional”.

Viejos paradigmas
Al respecto, Santisteban sostuvo que “un discurso dicho desde una tribuna y una solicitada no profundiza en la realidad de los problemas. Esto genera una imagen falsa de lo que es la importación como catalizador de una producción en la Argentina y de lo que implica la actividad como valor agregado”.

“En el país, en forma directa e indirecta, hay más de 1,8 millones de empleos ligados con la importación”, sostuvo, para luego agregar que “el 95% de las actividades agropecuarias, el 80% de la gran industria y el 65% de las Pyme utilizan al menos un insumo importado. Además, el 80% de la capacidad industrial instalada está conformada por bienes de capital provenientes del exterior”.

“Por eso, cuando veía esta solicitada me preguntaba si el señor Caló sabrá cuántos de los empleados metalúrgicos que representa el sindicato del cual es el secretario general, trabajan en industrias que tienen insumos y materias primas importadas. O si Cavallieri sabe que más del 60% de los empleados del comercio trabajan en lugares donde venden productos importados”, reflexionó.

“Hay un apresuramiento en demonizar ciertas actividades por razones políticas que no van de acuerdo a la realidad. Hay sectores donde el proteccionismo forma parte de su agenda, por más que el tipo de cambio sea 1 a 1 o 50 a 1. Estos sectores siempre van a liderar el rosario de quejas”, disparó Santisteban.

“El problema es cuando se pasa al proteccionismo ofensivo, cuando se protege una actividad local de una actividad extranjera que está compitiendo lealmente, con valores de mercado. Cuando el eje se corre, caemos en el grave riesgo de generar reservas de mercado y esto implica un incremento de costos para el consumidor”, reflexionó.

A modo de conclusión, para Santisteban “toda protección implica que la sociedad que consume ese producto está subsidiando ese sector para que se desarrolle y un día poder competir. El problema es que falta un sistema de premios y castigos”.