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El marketing lo hacen los padres

Jesús Antonio Saavedra es el gerente financiero de Alfajores Jorgito, pero se lo ve en todas las áreas. Pasa del traje al mameluco, recorre su fábrica y señala una recomendación a alguno de sus empleados, mientras cuenta que el secreto de su negocio está en que lo que el producto que se elabora es rico y barato, y una tentación que se transmite de generación en generación.

“Nuestro mayor marketing lo hacen los padres que comieron este alfajor cuando eran chicos y ahora se lo compran a sus hijos, con la convicción de que le transmiten ese sabor primario inconfundible”, comentó el empresario, que también habló sobre la endeble situación de las pymes en el país y reclamó medidas alentadoras de la actividad por parte del Gobierno.

La empresa fundada por su padre, Amador, que nació hace 48 años como una pequeña fábrica que proveía a panaderías y que casi no invierte en publicidad, logró instalarse en el gusto del consumidor y hoy elabora y vende 800.000 unidades por día.

Al tiempo que se detiene junto a una larga mesa enmantelada de blanco, donde 60 mujeres, cuchara en mano, colocan la cobertura del Jorgito Clásico tal como se hace desde su creación, Saavedra comenta a LA NACION que planea aumentar su producción para satisfacer una demanda creciente: cada año aumenta sus ventas un 10% y su facturación alcanza los 49 millones de pesos anuales.

Un delicioso aroma formado por la mezcla de olores de la harina que se cocina para formar las primeras tapitas, por el dulce de leche que arrojan las máquinas dosificadoras y por el chocolate que se derrite en grandes tubos invade toda la planta. “Desde que empieza a cocinarse la harina hasta que sale el alfajor terminado pasan sólo 40 minutos”, explica “Tony” como prefiere que lo llamen, mientras se dispone para la charla.

-¿Cuál es el secreto de su negocio, que incluso es estudiado en algunas universidades?
-Lo que es la parte de publicidad y marketing de la empresa. Este es el punto más estudiado por algunas universidades, porque no se entiende cómo no dirigimos directamente la publicidad hacia los chicos que son nuestros principales consumidores. No entienden cómo no hacemos publicidad en revistas o programas infantiles y sí lo hacemos en las transmisiones de partidos de fútbol o en las propias canchas.

-¿Por qué se salen de ese modelo que se considera el adecuado?
-Porque lo que notamos es que el padre que comía este alfajor en el colegio o en el club se lo compra a su hijo con la convicción de que le transmite el gusto por ese sabor primario. Uno escucha siempre la misma historia de boca de los padres: “Yo lo comía en la primaria, así que ahora se lo compro a mi hijo”. Nuestro mayor marketing lo hacen los padres que comieron este alfajor cuando eran chicos y ahora se lo compran a sus hijos, con la convicción de que le transmiten ese sabor primario inconfundible”

-¿Qué crecimiento tienen por año?
-Estamos entre el 9 y 10 por ciento. En las épocas de crisis es un poco menos, pero siempre ronda por ahí. Pero yo creo que lo que más nos posiciona es que podemos mantener la relación calidad producto y calidad precio. Hay una franja intermedia que tenemos bien cubierta y no tenemos mayor competencia ahí.

-¿Cuánto invierte en a publicidad?
-Es un porcentaje que varía entre un tres y un cinco por ciento de la facturación anual, que es de 49 millones de pesos. Mucho menos que lo que hacen los demás.

-¿Tiene pensado lanzar nuevos productos?
– Sí. Del mismo modo que en su momento, lanzamos Jorgelín, que fue un éxito, y más tarde agregamos los bizcochos y los minialfajores, el año que viene vamos a lanzar una línea premium, para competir con los del sector de alta gama.

-¿Cómo resistieron la popularidad d-¿En qué mercado están presentes?
-En un principio abastecíamos sólo Capital Federal y GBA, ya después nos metimos un poco más en el interior. Hoy estamos en pequeños focos en distintas provincias y calculo que dentro de dos años vamos a estar en un ciento por ciento en todo el país.

-¿Qué los demora?
-Que eso va a requerir más inversiones y ayuda del Estado, de los bancos, políticas un poco más claras. Las pymes estuvieron muy castigadas últimamente: poco crédito y caro, alta presión impositiva. Entonces, cuando todas esas variables tengan una línea normal y haya una política más clara con respecto a la producción de las pymes, nos vamos a expandir más.

-¿Cuál es su facturación?
-Este último año fue de 49 millones de pesos. Pero es todo muy cíclico en este país. Ahora estamos con el proyecto de expandir la fábrica, sin salir de Capital, porque ir a un parque industrial representa muchos gastos y movidas. Queremos aumentar nuestra producción, porque la demanda crece año a año y siempre estamos justos.

-¿Cuáles son otras de las características distintivas de su empresa?
-El cumplimiento en tiempo al cliente y la distribución propia. Esto último es muy importante, porque hay marcas que tercerizan, pero no eso no es bueno porque no te manejan el producto como querés. A nosotros no se nos estropea una sola caja de las 30.000 que cada día reparten nuestros camiones.

-¿Cuáles son los mayores problemas que enfrenta su negocio?
-En este momento, el tema que más complica es que no haya reglas muy claras para trabajar. Estos últimos gobiernos no fueron muy favorables; entonces uno dice para qué voy a invertir si el año que viene puede llegar a suceder algo que a me deje en mala posición.

-¿Y la inflación?
-Es preocupante también, claro, pero a nosotros no nos afectó mucho; porque en comercialización del alfajor funciona mucho la lógica de los cigarrillos, donde la demanda cae los primeros días que se produce un aumento del precio, pero después vuelve a su nivel normal de ventas.

-¿Cómo están con el tema del abastecimiento?
-Ahora bien. Tuvo sus altibajos con los últimos problemas del campo y el año pasado con el tema de la restricción energética. Teníamos cortes de gas y de luz que nos complicaron bastante.

-¿Piensan en exportar?
-Por ahora no nos da el volumen como para exportar alfajores, lo que sí analizamos es la posibilidad de hacerlo con otros productos. Pensamos en varios productos, que van desde los budines hasta las magdalenas. Hay algunas ideas, pero todavía no lo definimos.