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El mundo le pasa la “tijera” a la rentabilidad de las empresas argentinas

Si noviembre y diciembre encendieron las luces de alerta del comercio exterior, debido a que exhibieron las dos primeras caídas de las tasas de variación de las exportaciones en más de seis años, enero se transformó en un mes verdaderamente negro para los empresarios argentinos con negocios en el exterior.

En efecto, según datos oficiales previos al informe que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) dará a conocer el próximo 25 de febrero, las exportaciones alcanzaron en enero la magra cifra de u$s3.500 M.

Este número es realmente preocupante: si se tiene en cuenta que en el mismo período de 2008 las ventas externas totalizaron u$s5.810 M, la caída sería del orden del 40%.

Y si bien esta tasa de variación negativa está íntimamente ligada a la mala performance del sector agropecuario, ya que los volúmenes exportados –de trigo, sobre todo-, están muy lejos de los logrados el año pasado, el componente industrial de la canasta exportadora, que mostraba un crecimiento sostenido hasta buena parte de 2008, ya exhibe síntomas de fuerte desgaste.

El caso más importante es el de la industria automotriz: en enero las ventas al exterior tuvieron un desplome inédito del 60%. Esto es un síntoma cabal de que la crisis internacional está lacerando el nivel de demanda de los consumidores alrededor del globo.

Sin embargo, no todo el problema se resume en caída de volúmenes exportados: el crac mundial también impacta por el lado de la rentabilidad de las empresas. Esto es un factor clave, ya que las compañías que habían logrado diversificar el negocio, y ante la baja del mercado interno disponían de un grifo de divisas desde el exterior, ahora ven cómo sus dos frentes se contraer al ritmo del tsunami.

Sucede que, tal como alertaron diversos especialistas a iProfesional.com, 2009 comenzó con un inusitado nivel de conflictividad comercial debido a que, en los mercados internacionales, la pelea por la baja de precios está a la orden del día.

Al respecto, Diego Pérez Santisteban, directivo de la Cámara de Importadores (CIRA), explicó que “era público y notorio la caída violenta de los commodities básicos: minerales, hidrocarburos, productos del agro. Todo esto fue evidente. Lo que no es público y va ocurriendo muy de a poco, es que están empezando a bajar los productos que se fabrican a partir de esas materias primas”.

“Tanto los compradores argentinos como los extranjeros de bienes de consumo e intermedios, están esperando y viendo hasta dónde llega esa tendencia a la baja. En la cadena de valor, si una commoditie baja un 50%, el producto semielaborado va a bajar el 30% y el elaborado el 15%, por la menor incidencia de la materia prima”, sostuvo Santisteban, también director del departamento de Comercio Exterior de Deloitte.

De esta manera, con argumentos como la menor demanda, la crisis internacional y una baja de los insumos, los importadores del exterior y los exportadores argentinos están embarcados en una pelea que se define centavo a centavo.

Bajas de hasta el 30 por ciento
Los clientes de mercados clave como Chile, Brasil, Europa y EE.UU. presionan para bajar los precios ya fijados por contratos que aún están en pie y los precios para futuros acuerdos, así como también operaciones eventuales, que se manejan de manera simple, con contratos pro forma.

Según los especialistas consultados por iProfesional.com, las rebajas que piden desde el exterior van del 5 al 15%. Sin embargo, hubo casos puntuales donde los exportadores locales debeieron enfrentar exigencias de quitas superiores.

Para ratificar la tendencia, Santisteban explicó que “tenemos casos de exportadores argentinos del sector petroquímico y del plástico que, a pesar de ser operaciones concertadas con anterioridad, apenas llega la mercadería al puerto los llaman para renegociar los contratos con quitas del 15 al 30 por ciento”.

En la misma línea, Marcelo Elizondo, director ejecutivo de la Fundación ExportAr, explicó que “hay más problemas por la vía comercial que financiera, porque algunos mercados están comenzando a renegociar contratos”.

Desde ExportAr explicaron que esto se da principalmente en el mercado ruso y en los países asiáticos y afecta a productos primarios y alimentos.

Al respecto, comentó el caso de un exportador argentino que trabaja con la entidad y que “ya tenía todo cerrado, había acordado hacer el envío, pero el cliente igualmente pidió bajar los precios y fijar condiciones distintas”.

“También tenemos un acuerdo para organizar en Moscú un evento de alimentos elaborados en una prestigiosa cadena pero la tuvimos que postergar para junio porque quieren renegociar todos los precios”, agregó el directivo.

Más empresas en problemas
En diálogo con iProfesional.com, Fernando Ramos, coordinador del Grupo Exportador Argentino de Alimentos Naturales & Gourmet -compuesto diez empresas, con La Salamandra y el frigorífico Calchaquí como las dos puntas de lanza principales- confirmó que “tenemos casos de importadores en el mercado chileno y brasileño que ya están pidiendo fuertes rebajas”.

En el caso del dulce de leche de exportación, el especialista explicó que “nuestros clientes ven a través de los medios que hubo una baja en el precio del litro de leche a la salida del tambo en la Argentina y reclaman que esa misma baja se replique en el valor FOB. Pero la verdad es que no es así, las empresas asociadas no han tenido descuentos en el precio de la leche, porque la realidad no es esta, los costos son cada vez más altos y los insumos no bajan. Es imposible trasladar descuentos que no existen”.

A la hora sentarse a negociar quitas de entre el 5 y 15%, las empresas argentinas piden como contrapartida “o que se mantengan los volúmenes o que envíen un cronograma de compras para el resto del año para ahí sí poder hacer números y ver si conviene o no”.

El stock, una complicación para los exportadores
El problema, según Santisteban es que si bien los commodities bajaron, para ciertos sectores industriales “el precio de las materias primas aún no se modificó localmente. Así es como cada vez hay más casos de exportadores argentinos que quedan totalmente desfasados”.

En el último informe de la Unión Industrial Argentina (UIA), dieron el caso de la industria plástica: si bien la caída del precio internacional del petróleo, principal insumo de esta industria, ha generado mermas en el costo de las materias primas de entre 40% y 60% en Estados Unidos, Asia y Europa, esta situación no se ha replicado en igual forma en la industria argentina.

A esto se suma que, durante la época de bonanza, los industriales acumularon materias primas que ahora valen menos que hace apenas unos meses, otro factor que erosiona la rentabilidad.

Santisteban explicó el caso del complejo petroquímico: “Hubo empresas que hicieron stock de insumos a partir del segundo semestre del año pasado. Pero como entre septiembre y octubre se desplomó el precio del petróleo un 60%, las materias primas bajaron un 28%, y las empresas que tenían grandes inventarios salieron muy perjudicadas porque automáticamente quedaron desajustadas”.

Desde la UIA destacaron el problema de la industria textil, donde “se ha comenzado a observar un descenso en los precios de algunos insumos tales como los hilados, los tejidos y las fibras sintéticas, ocasionando dicha deflación la pérdida del valor del stock que se encuentra acumulado”.

Frente a este problema, Santisteban explicó que algunos fabricantes, como los de empaques, un producto fundamental para gran parte de la industria argentina, “van bajando muy de a poco los precios porque mientras compran materia prima a precios actuales paralelamente van consumiendo partidas compradas a precios mucho más altos, pero no de hace un año, de apenas tres meses atrás”.

Al respecto, el directivo de Deloitte sostuvo que “es común tener tres o cuatro meses de stock de materia prima. Para hacer los empaques para papas fritas, galletitas y sopas en polvo, a base de películas de polipropileno, una empresa normal hace 500 toneladas por mes, o sea que el empresario tiene que tener entre 1.000 y 2.000 toneladas de materia prima”.

Un mal de muchas empresas
Tener stocks parados que por la caída del consumo local y mundial no rotan y se desvalorizan es un problema a gran escala.

En diálogo con iProfesional.com, Ignacio Bruera, economista de Observatorio Pyme, confirmó que “el 23% de las empresas considera que sus stocks son excesivos, cuando esto, a principios de 2008 alcanzaba apenas al 8% de las empresas”.

Un cóctel complejo
Si bien la baja de materias primas y los problemas de stock pueden afectar a compañías a lo largo y ancho del globo, los empresarios locales tienen un problema extra: con el recorte de subsidios, algunos servicios claves comenzaron a sufrir un fuerte ajuste y las tarifas que estaban retrazadas y no se tocaron en épocas del “viento de cola”, se modifican en pleno crac mundial.

En otras palabras, mientras competidores en otros países del mundo pueden hacer frente a un plan para bajar costos, en la Argentina están con la calculadora en la mano para estimar futuros aumentos.

Así, desde la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (Cadieel), su presidente, Ramiro Prodan, explicó que si bien los precios de los insumos bajaron, “los costos de producción nos aumentaron. La rentabilidad, en comparación con los demás países, está seriamente golpeada”.

Desde la UIA dieron el caso de la industria plástica, que también ha sido fuertemente condicionada por la suba de costos: de hecho, el tipo de cambio real sectorial se encuentra cercano a los niveles de 2001.

Por su parte, Ramos ejemplificó con lo que sucede con productos que comercializan: “La mostaza premium que elaboramos, los franceses la están saliendo a vender al mundo un 30% más barata. Esto es algo increíble, nunca un producto de este tipo de origen europeo fue más barato que el nuestro”.

“No es que estamos ganando un 30% extra y no lo queremos compartir con el importador, sino que nuestros costos están muy por encima”, sostuvo.

“A partir de marzo los exportadores van a tener que bajar los precios de exportación si queremos competir con productos de Europa y Brasil, donde los exportadores ya adecuaron los precios a la coyuntura actual”, agregó.

Entre los factores que generan que la Argentina “vaya a contramano” del mundo, figuran:

* Tarifas: las empresas argentinas están pagando más por una amplia gama de servicios. Incluso por la logística, afectada por la suba de los recursos humanos y del combustible. En efecto, el Índice de Costos Logísticos tradicional (con costos de transporte) acumuló en 2008 una suba de casi 31%.

* Tipo de cambio: hay aspectos que juegan a favor y en contra, lo que conforma un complejo rompecabezas. Por un lado, para las empresas argentinas es relativamente más conveniente la compra de materia prima importada, ya que se necesitan menos pesos para adquirirla. Sin embargo, las fuertes devaluaciones de países competidores como Brasil y México, hacen más competitivos al producto terminado de exportación. A esto hay que sumarle un factor fundamental, como los costos de producción.

* Mano de obra: es otra variable que impacta en la rentabilidad empresas. Según SEL Consultores, en el último trimestre de 2008 hubo aumentos interanuales de los costos laborales por encima del 20%. En parte esto se debe a que en algunas actividades se estaban aplicando aumentos basados en la última negociación salarial que se hicieron en diferentes plazos.

“El año pasado tuvimos en la industria aumentos muy importantes que se mantuvieron en la última parte del año, lo que genera problemas de competitividad, sobre todo frente al mercado brasileño que ha tenido devaluaciones mayores y caídas de los costos laborales medidos en dólares mucho más importantes”, explicó a iProfesional.com Ernesto Kritz, director de la consultora.

Según el especialista, “los sectores más complicados, justamente, son los que tienen mayor exposición al comercio internacional. El costo laboral creció mucho más que en otros países. Esto genera problemas entre los empresarios”.

Consultado sobre los beneficios que podría traer una devaluación, Kritz sostuvo que “si la Argentina devaluara un poco más rápido podría disminuir esta brecha con los mercados de los socios comerciales. Si no lo ha hecho hasta ahora tiene que ver con una cierta aprehensión del Banco Central de impulsar una mayor devaluación después de un año de fuerte fuga de capitales”.