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El Tigre con colores otoñales

Usted habrá llegado a la mañana a la ciudad de Tigre (35 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires), y para estacionar el auto, cuando no encontró lugar en los ubicaciones techadas frente a la Estación Fluvial, retomó despacio, recorriendo el paseo Lavalle – Victorica y empezó a otear las bellas propuestas del otoño.

Están en los canteros con amarillos pensamientos y begonias de color durazno suave. En los árboles, en el río que refleja el sol con canora melodía de marinero. Y una vez ubicado, se dirigió al puerto y en el muelle, embarcó para el delta.

Barcos viejos, el Parque de la Costa que no brilla y espera, lanchas estacionadas, un casal de brasileños enamorado, otro de canadienses gay que no se cansan de fotografiar y comentar, criollos tomando mate con tortitas negras y la lancha sonora de la Interisleña que pasa por el edificio de la Prefectura y dobla por el río Capitán con una oferta misteriosa: la luz se cuela por los pinos, otra lancha combustible con gas se desplaza por las aguas, entre ocres, amarillos, negros, marrones, verdes claros y oscuros que le golpearán la retina desde la arboleda.

Rosa, para los techos de las casas nuevas, y otro rosa importado de México más allá, y blanco y azul para otra propuesta lacustre bien alta “para que lo mejor de la casa no se moje con la sudestada” que apuraba a Tita Merello en Los isleros ¿se acuerda?

Y en el aquí y ahora, seguirá mirando embelesado la sinfonía de colores mientras un isleño corta prolijo el césped, los perros juguetean en los parque y hasta alguno se pasea en lancha con su dueño. Solos, los espacios que en temporada se usan para promociones; verde claro en los sauces que no lloran, rojo en algún follaje y bordó en los pinos.

Una delicia las cortaderas que avanzan hacia el río. Minuciosos los ligustros cortados simétricamente para delimitar; clásicos techos de tejas rojos o verde inglés, o azules o grises para las paredes blancas y hamacas paraguayas, sillas rojas, azules, verdes, en los parques.

Los muelles reciclados: los verá de madera lustrada, o pintados de blanco, negro y hasta verde manzana. Algunos techados, otros de hierro o de caño o de aluminio. Varios tienen nombre desde siempre: Villa Graciela, Pachinika, Atardecer, La Terraza; otros, los agregaron ahora. Novedades que incorporaron los insulares habitantes de este vergel: “Es que sabemos que se terminó el tiempo de tirar la caña en cualquier lado y pescar. Hay que compartir con otros argentinos, con extranjeros que nos visitan todo el tiempo. Y ponerle un poco de atención a las casas, los parques, los muelles”, dicen los tigrenses entre contentos y resignados.

Después de innegables esfuerzos el Ente Municipal de Turismo de Tigre, consiguió que cuatro de los recreos bajaran sus precios para lograr un objetivo: aprovechar el otoño en esta hermosa ciudad costera de la provincia de Buenos Aires y su delta.

Estas hosterías son La Morada, cerca del arroyo Caragustá, que efectúa un cinco por ciento de descuento en sus tarifas. El Sitio Dorado, un complejo de cabañas con cocinas para el arreglo personal del pasajero en el Delta, que efectúa un 20 por ciento; Bonanza Delaventura, alojamiento en casas de familia quienes después de cinco pasajeros liberan uno. Y Alpenhause, hostería, cabañas, bungalows, cervecería, servicios de spa, donde se efectúa el 10 por ciento de descuento sobre los precios de lista.