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El uso correcto de los aceites esenciales para evitar riesgos

Los aceites esenciales son líquidos altamente concentrados extraídos de diversas plantas. Contienen compuestos aromáticos que son usados terapéuticamente en la aplicación de aromaterapia como en inhalaciones, masajes y baños. Estos aceites pueden obtenerse de diferentes partes de la planta como hojas, tallo, semillas, flores, raíces y frutos. Además requieren un tratamiento específico para manipularlos y almacenarlos.
Su facilidad de absorción en la piel permite que los componentes activos penetren directamente en el organismo, equilibrando y armonizando todo el sistema, a través de los meridianos energéticos, la circulación sanguínea y linfática, las células, los tejidos, los órganos, los aparatos y los sistemas.
Ninguna reconstrucción sintética es capaz de constituir una réplica total de un producto natural, debido a ello es importantísimo emplear aceites esenciales genuinos, puros y naturales.
Al tratar los diferentes aceites que se utilizan en aromaterapia, se debe tener en cuenta algunas contraindicaciones. Es muy común caer en el pensamiento de que como en la aromaterapia se trabaja a base de tratamientos naturales, no se corre ningún peligro de producir un daño o empeorar la situación.
Esto claramente no es así, debemos conocer perfectamente las características de cada aceite o planta en particular que empleemos en aromaterapia, para saber las propiedades que desarrolla no sea que por el desconocimiento de las mismas, obtengamos en el empleo de aceite el efecto contrario al que queremos obtener.

Lo más importante dentro de las precauciones, es que no debe utilizarse durante el embarazo. También debe ser suspendido cualquier tratamiento con aromaterapia apenas una tenga sospechas de un embarazo, ya que algunos aceites pueden producir la relajación de los músculos, estimular las contracciones, inducir a la menstruación o a atravesar la placenta.
Los aceites esenciales utilizados en aromaterapia, tampoco deben usarse en bebés recién nacidos.

Es fundamental seguir las instrucciones de los productos, porque los concentrados pueden ser tóxicos y deben diluirse bien. A pesar de que los efectos secundarios de la aromaterapia son suaves y poco duraderos, ciertamente son molestos y es mejor evitarlos.

Si se sufren de alergias, de fiebre, asma o problemas respiratorios o en la piel como eczema o psoriasis, es recomendable que se modere el uso de aceites esenciales y esencias aromáticas. La epilepsia o hipertensión son condiciones que deben impulsarte a utilizar la aromaterapia de forma esporádica y no concentrada.
Efectos como las náuseas y los mareos, y también dolores de cabeza y reacciones alérgicas son todos problemas asociados al mal uso de la aromaterapia.
Los aceites esenciales, aunque sean sustancias naturales, contienen componentes químicos muy concentrados y pueden ser tóxicos, especialmente si son ingeridos sobrepasando las dosis recomendadas.
Ciertos componentes pueden ser agresivos y generar reacciones alérgicas en la piel (aceites dermocáusticos).

Para disfrutar plenamente, se recomienda:

– Siendo sustancias altamente potentes, se debe respetar las formas de absorción, las dosis recomendadas y las precauciones específicas a cada aceite.
– En dosis elevadas, ciertas esencias se consideran ligeramente tóxicas para personas sensibles: alcanfor, enebro, incienso, eucalipto y romero.
– Por vía cutánea, los aceites esenciales se usan siempre diluidos en un aceite vegetal y en pequeñas dosis.
– Nunca se deben inyectar.
– Se deben mantener fuera del alcance de los niños.
– La vía oral está reservada al dictamen médico.
– En caso de ingestión accidental, llamar a un médico o un centro antitóxico, e ingerir un aceite vegetal comestible.
– Nunca aplicar un aceite esencial en los ojos o cerca de los ojos, en los conductos auditivos, en las mucosas anal o vaginal.
– En caso de reacción cutánea, los aceites esenciales se eliminan limpiándolos siempre con un aceite vegetal y no con agua.
– Si existe un terreno alérgico, es necesario realizar una prueba cutánea previa.
– Después de usar un aceite esencial puro, lavarse siempre las manos para evitar un contacto accidental con los ojos.
– Respetar las fechas de caducidad de los aceites y los consejos de conservación. Los aceites son volátiles, se alteran con la luz y la temperatura. Deben mantenerse en frascos herméticamente cerrados, de vidrio oscuro y evitando las variaciones de temperatura.
– Una mayoría de aceites esenciales no presenta toxicidad, cuando son empleados en pequeñas dosis y siempre durante un tiempo corto.
– Para algunos otros aceites esenciales las precauciones de empleo son imprescindibles. No se trata de toxicidad sino de propiedades indeseables.