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Empleados en red, ¿corporaciones enredadas?

En un artículo anterior en MATERIABIZ, presentábamos la perspectiva del Management 2.0.

En este marco, las compañías tienen mucho para ganar mediante la apropiación de las nuevas prácticas colaborativas que están revolucionando la web.

Y la introducción del paradigma colaborativo en la empresa puede pensarse de tres formas diferentes:

1) La empresa recrea la web social internamente

A la hora de pensar en la apropiación de la nueva web, las empresas suelen considerar la creación de redes colaborativas entre pares, aunque dentro de los límites de confidencialidad y clausura de la organización.

Esta actitud es, sin dudas, positiva porque las redes internas son valiosas herramientas para desarrollar entornos colaborativos, coordinar acciones y compartir mejores prácticas al interior de una organización.

Sin embargo, esta posición falla a la hora de comprender que el verdadero poder de las redes surge de su apertura, es decir, de su capacidad de involucrar un gigantesco número de personas con distintos perfiles, estilos, saberes, sensibilidades, nacionalidades, culturas e intereses.

Esta es precisamente la característica que explica su efectividad en la generación de conocimiento colectivo. Mientras más grande y diversa sea la red, mayor será su impacto.

2) La empresa se muestra como posibilidad en la web social

Este segundo aspecto implica que la empresa asume a la web como un escenario social relevante en la construcción de identidad.

Es decir, un espacio donde publicitar, promocionar y vender su producto; pero también donde escuchar y aprender de y con sus clientes.

La web es un fenomenal espacio para monitorear tendencias, descubrir prácticas innovadoras y entender los hábitos de las nuevas generaciones. Los “social media” son los nuevos escenarios de la comunicación con el cliente.

Desde esta perspectiva, la web social abre un universo de oportunidades para el marketing y las relaciones públicas.

3) Aumento de la porosidad de las organizaciones a través del intercambio de recursos con la web social

La web 2.0 es un fenomenal yacimiento de contenidos, conversaciones, prácticas y comunidades de intereses compartidos, un auténtico sistema global de gestión del conocimiento. Así, ¿por qué no beneficiarse con el? (¡además es gratis!)

En la web, se pueden encontrar, por ejemplo, excelentes piezas de contenido multimedia para utilizar en la capacitación empresaria (videos, cursos de e-learning, wikis especializados, software y comunidades donde, de muy buena gana y sin costo, contestarán nuestras dudas sobre los más diversos temas).

Este aspecto de la web es, a mi juicio, el menos entendido, y por ende, el más banalizado.

Las políticas corporativas se equivocan al prohibir o restringir el acceso a Internet de las nuevas generaciones de trabajadores, para quienes la web es tan indispensable como el teléfono para los Baby Boomers.

Estas restricciones, lejos de aumentar la productividad de estos trabajadores, les impiden identificarse con la empresa y, eventualmente, puede conducir al abandono de la organización: “¿No me dejan entrar en Facebook? ¡Renuncio!”

En efecto, una reciente investigación señala que más de un 39 por ciento de los jóvenes empleados estadounidenses (entre 18 y 24 años) consideraría la posibilidad de renunciar si no se les garantizara el acceso a aplicaciones sociales de Internet como Facebook o YouTube.

Un 21 por ciento adicional advierte que la prohibición sería un motivo de fastidio.

Y, al mismo tiempo, otro estudio señala que siete de cada diez empresas estadounidenses prohiben el acceso a sitios sociales por motivos de “seguridad y productividad”.

Esta situación llevó a Dave Quane, CIO de Nortel, a expresar el desafío que enfrentan las corporaciones, de la siguiente manera en vnunet.com: “Las compañías que no tomen un punto de vista estratégico respecto de cómo serán sus redes sociales de aquí a cinco años y que no vean la manera de implementar de forma segura estas tecnologías, se verán dificultadas de atraer talentos”.

Creo que el abordaje de la Web 2.0 por parte de las empresas debe asumir que implica adentrarse en un territorio muy vasto y multifacético, y que el punto de partida más recomendable es cartografiarlo con cierta amplitud de miras.