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Empresas dilatan pagos para preservar liquidez y ya hay alarma en varios sectores

La cadena de pagos se ha extendido y en algunos sectores comentan que “da vergüenza” mencionar los tiempos que se emplean para cancelar una deuda.

La extinción del crédito, los altos costos de los bancos para adelantar cheques y el recorte en los montos de los adelantos preacordados por cuenta corriente se agravan en un contexto de desaceleración que no hace más que achicar la caja y complicar a todos los sectores de la economía.

Como consecuencia, en diferentes cámaras empresarias consultadas por iProfesional.com, ya advierten que la cadena de pagos se alargó y si hasta el momento se hablaba de 60 días, salvo en contadas excepciones llega a 90 y en general supera los 120.

Además, hay señales de alerta porque la crisis puede acrecentarse el mes próximo, teniendo en cuenta que se debe hacer frente a más obligaciones como son los aguinaldos y vacaciones, mientras que la iliquidez es día a día mayor.

“Las empresas, cuando el gobierno anunció la reestatización de las AFJP y surgieron las corridas bancarias, empezaron a demorar los pagos. Esto tiene que ver con la necesidad de tener liquidez para afrontar compromisos y vencimientos importantes en momentos en los que desaparece el crédito. Ya no podés decir tengo un defasaje e ir a pedir al banco que adelante fondos. Esas líneas de crédito dejan de estar disponibles”, comentó Aldo Abram, de la consultora Exante.

Un dato clave que sintetiza la dimensión del problema es el número de cheques rechazados que en octubre de 2008 creció casi 400% en comparación con el mismo mes de 2007, según Roberto Mónaco, presidente de Fidelitas. Además, el último mes también se acrecentó la cifra

* En septiembre, las entidades financieras rechazaron 268.216 cheques por un importe de $ 1.110.427.786,00
* En octubre, se registraron los rechazos de 324.560 cheques sin fondos por un importe de $ 1.278.282.877,00

El costo de operar con bancos
El ruido político que derivó en incertidumbre y en un cambio de rumbo de los consumidores y empresarios tiene hoy sus consecuencias más graves, ya que también se suma la crisis internacional.

Los bancos prefieren mantener la liquidez (el último mes los depósitos del sector privado cayeron $7.000 millones) y prácticamente suspendieron el financiamiento, o si lo otorgan es a tasas inaccesibles.

“La fuerte suba de la tasa de interés del último mes, en el que la prime llegó cerca de 30% y todas las demás por arriba del 40%, hace que tomar crédito se complique y eso genera problemas en la cadena de pago”, explicó Nicolas Bridger, de Prefinex.

El financiamiento a empresas a través de distintos tipos de emisiones de deuda disminuyó 22,6% en octubre respecto del mes anterior y 64% respecto de igual mes de 2007. Es así como el total de fondos que las empresas lograron captar por esta vía, alrededor de u$s3.500 millones en los diez primeros meses del año, fue 43,8% menor que el que habían obtenido en igual período de 2007

Por otro lado, la mayoría de los bancos recortó el monto de los adelantos preacordados por cuenta corriente en un 20% y paralelamente aumentaron las tasas de interés por este tipo de financiación.

Según un relevamiento de Notibancos, las tasas por el descubierto en cuenta corriente se incrementó en 30% el último mes, hasta llegar al rango de 38 y 45% (se pagaba cerca de un 15% por sobregiro).

Otro dato desalentador es el cobro por adelanto de cheques. Según declaraciones del economista Javier González Fraga a Radio 10, “hoy no conseguís descontar cheques a menos del 50 por ciento”.

Golpe a las Pyme
Los economistas coinciden en que “raramente algún sector de la economía pueda escapar a la crisis, que se ha generalizado”. Prueba de ello es que los motores que hasta el momento impulsaron el crecimiento, como automotrices y construcción, también están en medio de la incertidumbre.

Sin embargo, quienes primero se harán eco de los problemas y sus cadenas de pago serán más extensas son las pequeñas y medianas empresas, con “menos espalda” para enfrentar los vaivenes del país.

“Las Pyme van a sufrir más y van a tener que afrontar muchas dificultades para encontrar nuevas formas de financiarse”, comentó Bridger.

Por su parte Fausto Spotorno, de la consultora Orlando Ferreres, coincidió en que el impacto será para todos los sectores aunque obviamente las Pymes sufren más la falta de crédito. “Yo creo que mientras la tasa no baje, la situación puede volverse muy complicada y las pequeñas empresas buscarán financiarse de otra forma. De esta manera, al no tener efectivo, retrasan lo pagos y aumenta el financiamiento más informal”, comentó.

Osvaldo Cornide, de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), explicó que en el sector comercial e industrial mediano hay un retraso de los pagos que de 30 o 60 días se extendió a los 90 días.

“Hay muchos cheques rechazados, incumplimiento de plazos y una iliquidez profunda. De esta manera, muchas empresas medianas tienen que recurrir a cuevas y pagar un 40% en el descuento de cheques”, comentó.

La situación es generalizada según la CAME, aunque el rubro alimenticio es el que hasta ahora tiene menos impacto por el tipo de demanda.

Los más grandes
Desde las cámaras más grandes hasta las que representan sectores más chicos reconocen que las cadenas de pago se han extendido y ya superan los 90 días.

“Actualmente el sector más afectado es el automotriz, aunque tienen la ventaja de ser empresas más grandes con más respaldo” comentó Bridger. El escenario cambió drásticamente para las terminales y la suspensión de personal fue la muestra más clara del golpe que están sufriendo.

También en la Cámara Argentina de la Construcción admiten un alargamiento en la cadena. Además, en este sector el incremento de costos de los materiales y la mano de obra ya venía causando serios problemas y complicando las inversiones de los desarrolladores.

En cuanto al resto de los sectores, el caso más preocupante es el vinculado al agro, donde los plazos de pago llegan a seis meses.

Según Guillermo Mc Loughling, asesor impositivo de la Sociedad Rural Argentina, de un período de uno o dos meses se pasó a medio año. “La cadena de pagos esta resentida porque el largo conflicto con el Gobierno y la caída de los precios de las commodities llevó a los productores a retener la mercadería y no vender. Por otro lado, la inseguridad generada por los cambios políticos hizo que sea difícil tomar medidas de inversión a futuro, como es definir nuevas siembras. Esta baja de la actividad económica se traduce en alargamiento de plazos e iliquidez”, explicó.

En la Cámara de Manufacturas del Cuero y Afines (CIMA), la Cámara Argentina de Indumentaria de Bebés y Niños (CAIBYN) y la Cámara del Calzado se habla de un plazo de 120 días.

Según Raúl Zylbersztein, presidente CIMA, los plazos de pago se duplicaron ya que usualmente se manejaban 60 días. “En algunos casos se hacen operaciones puntuales a plazos irrisorios, que da vergüenza decirlo”, comentó

Por otro lado explicó que “se empiezan a postergar las obligaciones lo cual es una bomba de tiempo y un gran riesgo porque de los comerciantes se traslada a los proveedores y de estos a los fabricantes. “Esto también se da por la desesperación de alargar la cobranza con tal de vender, dejando entonces más dinero en la calle”, comentó.

Entre los problemas que destaca se encuentran, además de los costos de las operaciones bancarias y la falta de crédito, la baja en las ventas y los altos gastos que el comerciante tiene que cubrir, como alquileres y sueldos, que siempre se priorizan a la hora de desembolsar el dinero.

Victor Benyakar, presidente de CAIBYN, coincidió en que toda la cadena de pagos se estiró con el agravante que no hay créditos y los pocos que hay son a tasas altas. La consecuencia es que al no haber préstamos bancarios automáticamente se revierte esto por el comercial para poder continuar con la cadena de trabajo.

“Muchos comercios recurrieron a las liquidaciones y promociones para impulsar las ventas que vienen bajando. Pero lamentablemente si se entra en la vorágine de descuentos será más contradictoria la situación porque habrá menos rentabilidad y un deterioro más rápido”, sintetizó.

La misma medida fue tomada en la industria del calzado. Según Horacio Moschetto, secretario de la entidad, hay muchas ofertas ya que la demanda no es la esperada. “Las ventas por el día de la Madre fueron malas y los comerciantes tienen que sobrevivir”, comentó. En el sector, los plazos de pago que eran de 30 a 45 días se extendieron por encima de los 90 días.

Efecto en los servicios
Las industrias vinculadas al entretenimiento o de esparcimiento también sienten los efectos de la crisis, aunque por las condiciones de sus negocios cambian las reglas de juego.

Manuel Novo, presidente de la Cámara de Cafés y Bares, explicó que las posibilidades para pagar la mercadería a mayor plazo se redujeron y de esta manera tienen que tener menos stock ante la falta de financiamiento de las compras.

Este escenario se suma a un estancamiento o baja en las ventas, cuando tendrían que subir por el turismo y por un factor estacional que es que el verano beneficia a este tipo de comercios.

“Estamos empezando a sentir el coletazo de la crisis. En los lugares próximos a la zona con movimiento bursátil o financiero, el impacto es mayor; en los turísticos tendría que haber una suba y no sucede; y en los barrios o zonas más alejadas la baja no es tan rápida pero tampoco las buenas épocas le llegan tan rápido”, comentó Novo.

Por su parte Aldo Abram, confirmó “no sé cuál va a ser el sector más afectado por los cortes en la cadena de pago, pero creo que tal vez los servicios.

El termómetro clave para el sector será en noviembre y diciembre.

Hacia fin de año
Los economistas y los representantes de las cámaras coinciden en que por el momento no habrá cambios en el escenario

“Creo que, por ahora, la situación va continuar ya que los bancos van a seguir privilegiando la liquidez a dar créditos a las empresas”, comentó Bridger.

Sportorno, en tanto, explicó que mientras la tasa no baje, la situación puede volverse muy complicada y las Pymes tenderán a financiarse de otra forma, es decir, fuera de los canales formales.

“Lamentablemente Argentina esta marchando a una fuerte desaceleración de la economía que va a complicar el negocio de fondo de las empresas, ya que esta desconfianza en la Argentina como lugar para tener los ahorros y en el peso como moneda que preserve su valor, es poco probable que cambie. Al contrario, es más probable que lo veamos incrementarse y que la disponibilidad de crédito siga bajando”, agregó Abram.

En cuanto a los empresarios, la preocupación también sigue en pie y no ven señales de alivio en el corto plazo.