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Empresas temerosas: hace un año que dejaron de emitir acciones

En julio se cumple un año desde la última vez que alguna empresa suscribió acciones en la bolsa. La debacle mundial y la crisis económica local dejaron un mercado de capitales poco propicio para que las compañías puedan buscar inversores que les permita aumentar su capital y concretar sus proyectos de expansión. Sólo la ANSES permanece como un inversor importante, pero conlleva el riesgo de introducir al Estado en el directorio.

La última emisión que recaló en la Bolsa fue la de Colorín, en julio del año pasado, que amplió su capital por $4,1 millones. Después de ella, ninguna otra compañía pudo suscribir acciones, aunque hubo dos intentos: Ribeiro y Aluar.

La crisis financiera internacional fue el motivo principal para la suspensión de la salida a cotización de acciones de la cadena de electrodomésticos, según informó la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA). En septiembre pasado, había intentado emitir 33 millones de acciones para la construcción de un nuevo centro de distribución y a la apertura de nuevas sucursales.

Hoy la emisión sigue suspendida. Las cadenas de electrodomésticos no pasan por su mejor momento, tal como muestran los problemas financieros que atraviesan Bonesi y Bazar Avenida, de la Red Megatone.

La siderúrgica Aluar tiene aprobada por asamblea un lanzamiento de 500 millones de acciones para aumentar en casi un 33% su capital social, a $2.018 millones, para financiar un proyecto que aumentaría 10% la capacidad de producción de aluminio. El mercado descuenta que, dada la poca liquidez, el accionista controlante ejercerá el derecho preferencial de compra y será el mayor suscriptor.

Además de Aluar, la BCBA tiene en trámite abierto emisiones de Compañía Industrial Cervecera, por $29,3 millones; Euromayor Inversores, por $17,4 millones; Petrolera del Conosur, por $35,2 millones; IRSA, por $280 millones, y Solvay Indupa, por $69 millones de valor nominal. Funcionarios de la BCBA contaron que reciben menos pedidos de empresas para salir al mercado.

Sin embargo, funcionarios de la BCBA reconocieron que no es tiempo para que una empresa abra su capital en la bolsa. “En este momento no se sabe qué va a pasar. Si sos el dueño de la empresa, no tomarías socios nuevos ahora, en un mercado donde no hay tanta avidez por comprar. Esperás a ver qué pasa, hasta unos meses más adelante”, explicaron.

Por eso, en la BCBA estimaron que quizás en el último trimestre del año se verán nuevas emisiones. Si no, habrá que esperar hasta el año que viene, lo que dejaría a 2009 sin nuevas acciones cotizantes. Sin embargo, un operador de bolsa contó que dos empresas más estarían preparándose para salir al mercado. Una de ellas, desde cero.

En la fase de mayor liquidez del mercado internacional, en la BCBA esperaban llegar al “ritmo de un pedido de sociedad nueva por mes”, pero en 2007 sólo hubo ocho emisiones. Y 2008 empezó mal, con la crisis del campo, para terminar con la crisis financiera internacional.

Este año y el que viene se sabe que los mercados estarán volátiles. Hoy “los inversores buscan estar líquidos e invertir en una empresa nueva es de más largo alcance”, analizaron en la BCBA. “Con los problemas internos más la crisis internacional, hay pocas posibilidades de que la empresa encuentre un mercado líquido y ávido para hacer colocaciones exitosas”, agregaron.

Precios por debajo de la par
El jefe de Research del agente de bolsa Bull Market Brokers, Juan José Vázquez, explicó que este es un momento de tasas muy altas, de alto rendimiento de bonos y bajos precios accionarios. “Salir hoy, salvo que no te quede otra alternativa, serviría para recaudar fondos por mucho menos de los que podrías conseguir en un momento más favorable”, dijo.

Para Carlos Olivieri, analista de Raymond James, en el último año no se han emitido nuevas acciones porque “el mercado recién ahora está tomando un valor más adecuado”. Y explicó que “cuando los precios están muy por debajo de lo que el dueño piensa que vale la compañía, no tiene sentido para el accionista salir al mercado. El valor de su empresa se diluye”.

Después de la salida de las AFJP, el mercado local fue muy castigado y los precios de las compañías argentinas están bajos. Las acciones están 40% por debajo de sus pares internacionales, según calculó Olivieri. Las compañías estadounidenses superan 2,7 veces, en promedio, el valor de libros, en tanto, las argentinas, 1,6 veces. Además, históricamente, el price earning de una empresa argentina es 14 y hoy es 9, contra los 16 de una establecida en EE.UU.

De la mano de la caída de la inversión
Las acciones nuevas se emiten para ampliar el capital con el fin de que las empresas obtengan fondos para financiar el capital de trabajo o proyectos de inversión. Por eso, además de la caída de precios, la falta de emisión de nuevas acciones va de la mano de la falta de planes de expansión.

Para Vázquez, “si las empresas tenían proyectos de capital intensivos, en el actual contexto, al precio que tienen que vender sus acciones para poder financiarlos, lo que hacen es posponerlos”. O, dependiendo de la estructura de capital de la empresa, emitir obligaciones negociables.

Petroquímica Comodoro Rivadavia suspendió la emisión de 72 millones de acciones para financiar un proyecto relacionado con el sector energético. A partir de la renegociación del contrato de concesión en la provincia de La Pampa (el yacimiento El Medanito), la empresa frenó la suscripción y revió su estrategia de negocio: retomó las inversiones en petróleo y gas y para ello emitirá en el próximo mes una serie de obligaciones negociables, según adelantaron en la calificadora de riesgo Fitch Ratings.

Un funcionario de la BCBA ve una luz de esperanza en el alicaído mercado local. Por “la situación en la que está Argentina y porque muchos precios están tocando fondo, hay ventajas comparativas enormes si crees que en un año se va a recuperar la economía. Puede haber demanda y fondos del exterior dispuestos a comprar”, destacó.

Ocurre todo lo contrario
Por ahora, como proceso contrario a la expansión de las empresas en el mercado de capitales, varias compañías aprovecharon el valor de liquidación de su cotización y el exceso de caja y recompraron sus propios papeles a lo largo del último año.

Por citar dos casos, Banco Macro ha recuperado más de 80 millones de acciones y más de $44 millones de obligaciones negociables. En tanto, Edenor recompró más de 9 millones de sus títulos y más de $30 millones de sus bonos.
La falta de liquidez en el mercado local evidencia que los inversores extranjeros no se acercan y los argentinos están están en una situación complicada.

Ya no existen más las AFJP, grandes compradoras de títulos y los principales inversores en las suscripciones de acciones. Clarín fue un buen ejemplo: al 31 de octubre de 2007, las administradoras habían comprado el 20% de sus acciones, 9,7 millones sobre 57,5 millones.

Los grandes inversores institucionales fueron reemplazados por la Anses, de quien es difícil prever su comportamiento y al que hay que convencer para que participe. Vázquez explicó que “cualquier colocador local, la primera puerta que golpea es la de ANSES”.

Pero, además, los fondos previsionales conllevan otro riesgo. “Hoy por hoy cualquier empresa va a tener como accionista principal al gobierno y esa no es una opción” que valoren las empresas, dijo Cecilia Minguillon, analista Fitch Ratings. “Hoy emitís contra la potencialidad de que el gobierno entre en tu directorio”, añadió.

Las acciones que fueron expropiadas de las AFJP y que hoy están en manos de la ANSES fueron aprovechadas por el Estado para ocupar una silla en el directorio de las empresas de las que participa.

Ante una plaza local tan deprimida, las empresas tienen la opción de hacer emisiones que coticen en otros mercados del mundo, como Nueva York, Luxemburgo y Londres. Pero Minguillón señaló que “hay menos lugar en los mercados globales para un emisor argentino”. Esto se debe a que no hay mucha liquidez y los inversores, ante el riesgo sistémico, van a lo más seguro. “Con poca liquidez, Argentina es una de las últimas alternativas para un inversor global. Claramente, el país viene riesgo con riesgo soberano y corporativo alto”.

En la BCBA recordaron que Argentina está calificada como mercado de frontera. Nada más lejos del apetito inversor en este contexto internacional.