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En el trabajo, siesta

La siesta ganó prestigio, lo que no sería novedad si no fuera que comienzan a haber lugares especiales dentro de las empresas para “desconectarse” unos 20 minutos. A esta tendencia, que aún no llegó a la Argentina, ya se sumaron compañías como Google, en su filial norteamericana, y Procter & Gamble, en Alemania.

En Bangkok, capital de Tailandia, los funcionarios públicos tienen 30 minutos para dormir en habitaciones especialmente habilitadas, en el mismo edificio donde cumplen sus tareas.

Alerta con esta oportunidad, la empresa Metronaps, con sede en Nueva York, puso a la venta unas camillas especiales llamadas Energy Pod que ya están en empresas, universidades y aeropuertos.

Según un estudio reciente publicado en la revista Nature Neuroscience, dormir la siesta mejora la memoria a largo plazo y la interpretación del cerebro en forma rápida.

Para la doctora Mirta Averbuch, jefa de la Unidad de Medicina del Sueño, del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, el descanso al mediodía es cosa seria. “Las sociedades actuales duermen menos horas que las que se necesitan. Es decir, somos una sociedad necesitada de sueño”.

La siesta puede ser una buena forma de recuperar algo del sueño perdido. Para la doctora Averbuch, “Con ello se gana energía, productividad, rendimiento y mejora el humor. También reduce la presión arterial. Por esto las empresas lo están implementando, para que sus empleados produzcan más, y están en lo cierto. Lo ideal son 15 o 20 minutos, entre las 12.30 y las 14.30, porque es el horario en el que fisiológicamente el cuerpo pide dormir. Debe evitarse el descanso después de las 18 porque retrasa la hora nocturna de dormir”, afirma la especialista.

La justificación para incorporar la siesta en medio de los horarios de trabajo dista de ser estrictamente humanitaria. Según los estudios, sirve para incrementar la productividad de los empleados. Se comprobó un aumento del rendimiento laboral que, según se estima, alcanza a un 30%, y una clara tendencia a reducir los errores humanos.

Mientras tanto, el Ministerio de Salud de Francia alienta la incorporación de la costumbre de la siesta para incrementar los niveles de descanso de la población activa. Los franceses duermen poco, y el estímulo para descansar después del mediodía tiende a compensar el desajuste.

Dónde se puede dormir
Como es natural, esta nueva costumbre está dando paso a un nuevo negocio: proveer de lugares de descanso a las empresas que carecen de ellos. En el mismísimo Empire State, de Nueva York, se habilitó el piso 24° para alquilar espacios de descanso a 14 dólares por 24 minutos.

España ofrece clubes donde se puede parar un poco el ritmo del trajín diario, y donde se pueden hacer las actividades típicas en un club, pero además comienzan a incorporar lugares específicos para dormir unos minutos.

Se adivina la socarrona sonrisa de muchos, en especial en el interior, detrás de estas novedades. Una costumbre ancestral, a menudo no comprendida por los porteños, aunque es cierto que se trata de dos horas, o más, es redescubierta por sus efectos benéficos en los países desarrollados.

Una encuesta en Misiones, efectuada por la consultora Enriquez & Mayol, relevó la importancia que se le daba a mantener el hábito de cortar la jornada laboral en vez de trabajar en horario corrido, con una aceptación del 48%. Quienes se mostraron más convencidas a la hora de responder a favor de la siesta fueron las mujeres, respetando, además, el almuerzo en la casa, y acceder lícitamente a lo que el premio Nobel de Literatura Camilo José Cela llama el “yoga hispánico”.

Pero la realidad es que la siesta en el trabajo es más corta pero igualmente efectiva, ya que pasados los 20 o 30 minutos, y hasta las hora y media de sueño, se entra en un estado de sopor del que es difícil salir.

Evidentemente, aunque haya un lugar para descansar, no todos tienen la posibilidad de conciliar el sueño en tan sólo unos minutos. Para aprender a hacerlo, algunos consejos:

* Encontrar un lugar tranquilo donde se puedan mantener las piernas un poco elevadas. No cruzar los brazos ni las piernas. Establecer una alarma para despertarse (en un teléfono celular o reloj). Respirar lenta y profundamente mientras se concentra en desacelerar el ritmo cardíaco.

* No hay que obsesionarse con conciliar el sueño: concentrarse en esa acción traerá más ansiedad y causará insomnio. Pueden ser de utilidad las grabaciones de meditación.

* Si necesita estar alerta y activo luego de la siesta, no es aconsejable dormir más de 30 minutos.

Una necesidad, una idea, un emprendedor
A veces sólo es necesario agudizar la observación para hallar un buen negocio. Así fue como Arshrad Chowdhury, un egresado de la Universidad de Carnegie Mellon, en Pittsburgh, cambió el rumbo de su carrera.

Cuando estaba transitando el camino de su primer empleo en una financiera en Nueva York, se dio cuenta de que sus campañeros de trabajo cabeceaban después de almorzar.

Entonces, Chowdhury rápidamente desarrolló un sistema que permitiera dormir una siesta en lugares no tradicionales. Así nació el EnergyPod, una camilla en la que es posible recostarse, se aíslan los sonidos, y brinda la posibilidad de oír música relajante.

“Hoy estudiantes, médicos y empleados en Estados Unidos, Australia, Alemania y el Reino Unido duermen una siesta en el EnergyPod”, dijo, durante una visita a la casa de estudios. Y, acto seguido, donó una camilla para los alumnos.