Inicio Empresas y Negocios Equipos Tóxicos ¿Cómo reconocerlos en las organizaciones?

Equipos Tóxicos ¿Cómo reconocerlos en las organizaciones?

Los equipos nunca son mejores que los miembros que los componen (ello referido sólo a la dimensión de sus valores humanos y no referido a su potencial operacional, dado que la sinergia que eventualmente podría surgir en su dinámica sería potencialmente superior a los resultados que podrían aportar cada uno individualmente).

Veamos alguno de los síntomas que podríamos observar en alguno de los profesionales que conforman estos grupos (no es necesario que sean todos):

Incapacidad para comprometerse: No pueden comprometerse con una visión compartida, dado que están más pendientes de sus intereses individuales que de alinear sus esfuerzos en pos de un objetivo superador. La respuesta que siempre aparece en sus labios es “todo muy lindo, pero es sólo una teoría”… “Aquí las cosas siempre se hicieron así … nada va a cambiar”. La emocionalidad existente es la de la resignación.
El conflicto es el “pan de cada día”: La competencia profesional más desarrollada es la “Culpabilidad” (habilidad para encontrar un culpable). Jamás encontraremos a alguien que esté dispuesto a asumir responsabilidad para revisar de que manera ha contribuido a provocar el problema o la no obtención del resultado buscado. Habrá sin embargo, una considerable dosis de “creatividad” para encontrar “excusas” poderosas o aparecerá la consabida frase “esto no es mi problema” dado que los culpables siempre son alguno de los otros miembros del equipo. La emocionalidad que predomina aquí será la del resentimiento.

No asumen riesgos: Sus miembros son “dóciles obedientes” a las órdenes del que manda. Parece en apariencia que las cosas funcionan bien, pero sólo en apariencia. Se limitan a cumplir “estrictamente” las órdenes del “jefe”. Total, si se equivocan la culpa será del jefe y no de ellos. Jamás asumirán riesgos que puedan poner en riesgo su reputación o sus posibilidades de recibir un aumento de sueldo o ser promovidos. La emocionalidad que se destaca es la del miedo.

Son “realistas”: Estos colaboradores se destacan por encontrar siempre “los 5 cvos. que faltan para el peso”. Su frase favorita será “esto no va a andar”. Boicotean toda iniciativa diferente y permanentemente desalientan todo intento por innovar y proponerse metas desafiantes. La emocionalidad que veremos es la del pesimismo y la desesperanza.

Están “iluminados”: Los miembros de este grupo consideran que si “la organización no les pusiera palos en la rueda” o les brindara los recursos necesarios, ellos serían capaces de solucionar todos los problemas. En este caso “los culpables” de todo están fuera del equipo. Ellos son el “dream team”. Jamás cuestionan la manera en que ellos trabajan. La emocionalidad resultante es la arrogancia.

Acaparan información: Consideran la posesión de información como fuente de poder y no están dispuestos a compartirla. Jamás serán ofertas para ayudar a otros que pudieran enfrentar desafíos similares a los que ellos enfrentaron y resolvieron. La emocionalidad que los aglutina es la del egoísmo.

Todos en la vida nos habremos topado en algún momento con gente de estas características, y hemos sufrido sus consecuencias.

No es nuestra intención transformarnos en “victimas” y detallar una larga lista de “quejas” contra ellos, dado que de esa manera estaríamos adoptando precisamente algunos de los comportamientos que precisamente cuestionamos.

El objetivo es poder “reconocer” rápidamente la situación y adoptar las decisiones necesarias para poder “transformar” esa realidad que no nos gusta.

Pero ello … será material para leer en la próxima entrega. Hasta pronto!!