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¿Es buen momento para sacar un crédito o conviene esperar una baja en la tasa de interés?

Sacar un préstamo personal para poder comprar más y más bienes fue una de las alternativas que más benefició a los bancos durante los últimos años.

Pero ahora, desde las entidades temen que la incertidumbre actual haya matado “la gallina de los huevos de oro” y eso hace que la evolución del conflicto campo-Gobierno sea seguida muy de cerca por sus directivos, que ya muestran caras de profunda preocupación ante una eventual caída en el ritmo de financiamiento del consumo.

Es que justamente financiar las compras de sus clientes, les permitió crecer a tasas envidiables para cualquier otro sector y le posibilitó mantener una tendencia creciente desde la salida de la crisis. Cada banco se ocupó de poner su creatividad e ingenio a pleno para ofrecer a los particulares un menú muy amplio de opciones, mientras que las cadenas de retails hicieron lo suyo con sus propuestas de 12 o 24 cuotas sin interés.

Sin embargo las condiciones del escenario actual no son las mismas, especialmente desde que se alteraron las expectativas de los consumidores, algo que obviamente impactó en el mercado de préstamos.

Hasta un 60% más
La tasa nominal anual y el costo financiero total crecieron a punto tal que ahora por un crédito se puede terminar pagando -en bancos de primera línea- hasta un 60% más del monto solicitado. Y esto sin tener en cuenta entidades más chicas, que irrumpieron para ganarle mercado a las grandes ofreciendo “credito fácil” ,y por el cual se llega a pagar cerca del doble del monto inicial.

Frente a esto surgen las preguntas de rigor: ¿el crédito más caro llegó para quedarse o sólo es algo pasajero? ¿Cuál es la tasa límite para endeudarse?

En este contexto, infobaeprofesional.com consultó a diversos especialistas. “Por el momento no se espera una baja en las tasas; lo más probable es que sigan un ritmo creciente”, señaló enfáticamente Andrés Mendez de Finsoport. Y como dato agregó que, en el caso de empresas, el interés se duplicó en menos de un mes.

Al mismo tiempo, los retails suspendieron el financiamiento y hasta los descuentos que se realizaban por compras con determinadas tarjetas de crédito, como es el caso del Santander con Garbarino, se limitaron a un monto máximo de 1.500 pesos.

Alternativas posibles
Considerando la diversidad de ofertas que hay en el mercado para financiar compras, las condiciones a tener en cuenta son muchas. Pero según los economistas consultados por este medio, a partir de una tasa del 40% se produce un quiebre en donde el análisis de tomar un crédito o no debe hacerse de manera “más profunda”.

“Tomando un préstamo de hasta un 40% como costo financiero total -calculando una inflación real de entre 25 a 30%- se estaría pagando un interés de 10% que, de acuerdo al destino de dinero y a la inflación que afecte a esa inversión, puede terminar siendo casi insignificante”, apuntó Fausto Spotorno, de la consultora Orlando Ferreres & Asociados.

Para Méndez, por debajo del 35% todavía es conveniente endeudarse. Al respecto afirmó:“Si miramos la TNA, en un contexto de inflación, por el momento es mejor tomar un préstamo. La situación puede variar si se analiza el Costo Financiero Total que es muy superior, pero que pocos tomadores estudian con detalle”.

Según el economista, cuando la gente pide un crédito lo que más evalúa es la cuota mensual, de tal forma que mientras esté dentro de la capacidad de ahorro de la gente, es una opción viable.

“Dadas las expectativas inflacionarias, dependiendo de las tasas, sigue siendo positivo. En general, se busca adelantar consumo. Si me quedo en pesos líquidos, conviene consumir ante la falta de opciones de inversión”, explicó Mariano Lamothe, de Abeceb.

El uso del préstamo
Los economistas explicaron que a la hora de tomar un préstamo personal, en el escenario actual, también es fundamental tener en cuenta el destino del dinero.

“La decisión tiene que ver mucho con las expectativas personales. Si es para bienes no durables es una mala idea, porque la deuda dura más que el bien. En cambio si es para arreglar una casa o comprar algo durable, ahí si puede convertirse en una buena posibilidad”, señaló Spotorno.

Los electrodomésticos fueron otro de los rubros donde, hasta ahora, más se destinó el crédito. En este sentido, la competencia más dura para los bancos han sido las mismas cadenas de retail con los pagos en cuotas, pero ahora con el financiamiento suspendido, las entidades vuelven a tomar la posta.

Otra alternativa muy tentadora donde destinar un préstamo personal es la construcción. Los costos de este mercado se incrementan diariamente, de tal forma que adelantar la inversión en materiales puede ser una buena alternativa.

“Por otro lado, un dato fundamental es ver hasta donde ajustan los salarios, para contrarrestar el aumento de tasas”, comentó Lamothe. En este sentido el Costo Financiero Total es muy importante y debe considerarse seriamente si el mismo supera las previsiones de aumento salarial, lo que implicaría que las cuotas sean muy dìfíciles de asumir.

El escenario no es alentador si se tiene en cuenta que, tal como explicó Luis Secco, economista de Deloitte, el salario nominal vino creciendo desde 2002 más que la inflación. Sin embargo desde diciembre a mayo, en el sector privado formal se registraron datos negativos de 5,5% en la relación. Este escenario es poco prometedor para la evolución de los préstamos.

¿Conviene esperar unos meses?
Según Camilo Tiscornia, economista de Tiscornia, Castiglione & Asoc., uno de los problemas del mercado actual es que en este marco de incertidumbre “los bancos ya no prestan mucho y tienen más condiciones para hacerlo”. Por otro lado, considera que tampoco los consumidores están en la misma situación, sino que están más asustados y no quieren gastar tanto ni endeudarse.

“Los préstamos siempre fueron caros, pero la gente con capacidad de ahorro, para adelantar consumo, lo acepta aunque la tasa sea alta. El problema es ahora con la incertidumbre, que hace que la gente y las entidades estén más cautelosas”, comentó el economista.

Secco confirmó que el panorama está empeorando teniendo en cuenta la caída de la confianza de los consumidores, que pondrá un freno al crecimiento y que deteriora la capacidad de compra y ahorro. Además, según una encuesta de Poliarquía, la gente cada vez siente que el dinero le alcanza menos. En la misma se le hicieron dos preguntas:

* Por un lado, si “le alcanza bien lo que ganan”. Desde enero a mayo las respuestas de quienes sí le alcanzaban bajaron de 19,1 a 9,9 por ciento.
* Por otro lado, si “no les alcanza el dinero”, en el mismo período subió de un 24,8% a 28,6 puntos.

También se debe tener en cuenta un nuevo factor que es que la perspectiva de endeudamiento es más complicada ahora porque la economía pierde impulso y entonces son más los recursos destinados al pago de los alimentos y gastos básicos del hogar. Entonces, cada vez hay menos personas que pueden pagar un préstamo y empieza a aumentar la tasa de incobrables. “La decisión cada vez es más difícil. Todo apunta a que la gente se endeude los menos y que, por otro lado, deje su plata en el banco como depósito”, dijo Tiscornia.

Balance de las entidades
A pesar de las dudas por el momento las entidades obtienen resultados positivos. El stock de préstamos promedio privados mostró un crecimiento de 3,1% en mayo, equivalente a $3568 millones. De esta manera, suma un stock de $118.691 millones. En términos reales el incremento equivale a 2,5%, resultante, principalmente, del aumento de los préstamos personales y prendarios.

En términos interanuales, se produjo un aumento en el stock de préstamos privados de 41%.

En cuanto a las tasas, Mendez considera que el aumento no ha sido tan importante en comparación con la de las empresas, que en el caso de las de primera línea, pasaron de 11% a principio de mayo a un 22,38% el 3 de junio. Además, un cuarto de los tomadores de primera línea pasaron a pagar más de 25% cuando a principio de mayo tenían una tasas de 12 por ciento.

Este antecedente es el que, tarde o temprano, impactará aún más en las tasas de los préstamos para consumo.