Inicio Empresas y Negocios Fondos ángeles o venture capitals: un camino para las inversiones alternativas

Fondos ángeles o venture capitals: un camino para las inversiones alternativas

Los fondos ángeles, también llamados venture capitals o fondos de capital emprendedor,  se constituyen hace tiempo como ve­hículos de facilitación para que las buenas ideas tengan ma­yores posibilidades de convertirse en negocios concretos.

La función de estos fondos consiste en apuntalar el crecimiento de los miles de emprendedores que, a nivel global, buscan trans­formar sus sueños, creaciones o investigaciones en nuevas em­presas rentables.

Además de capital monetario, suelen aportar capital humano de experiencia en el desarrollo de proyectos de negocios o capacitaciones específicas. Y ello redunda en un apoyo a la planificación financiera, legal, impositiva, etc., de la nueva empresa.

Así, el inversor sabe que realiza una apuesta de riesgo en ideas innovadoras pero que, a la vez, cuenta con un background de especialistas en negocios que garantizarán que los procesos operativos y comerciales se desarrollen en forma correcta y sostenida.

De esta manera, además, se permite a los innovadores cap­tar la atención de diversos mercados locales y regionales.

También es verdad que el éxito depende, en buena medida, del “ecosistema” que nos rodea. Esto significa que el talento innovador requiere nutrirse de apoyos gubernamentales, le­gislación favorable, escuelas de negocios, consultoría y redes sociales, simplemente por nombrar algunos de ellos. Y esos sostenes parecen prosperar rápidamente en países de Latino­américa como Brasil, Chile, Colombia, Perú y Argentina, que demuestran tener una buena cantidad de emprendedores con alto potencial creativo.

Incubando
Las llamadas “incubadoras” son entidades que ofrecen a los emprendedores, a modo de inversión, apuntalamiento téc­nico, económico o de infraestructura en las etapas iniciales del proyecto emprendedor.

Estos institutos se imponen la misión de impulsar la crea­ción de empresas de base tecnológica en todo el mundo. Y, a nivel privado, se los conoce como “inversores ángel” tanto como “aceleradoras” o “capital semilla”.

Este tipo de entidades son las que ayudaron a que se hagan realidad proyectos exitosos como Mercado Libre o Despegar.com. Por cierto, estos verdaderos motores productivos, pe­riódicamente, toman fondos de inversores privados.

Entre los sectores más buscados por los inversores, se pueden contar desde aquellos nuevos emprendimientos que adoptan como base modelos exitosos en el mundo al cual le suman valor agregado (copy cats), hasta proyectos de alto po­tencial innovador en aspectos como biotecnología, aplicaciones de soft­ware, equipos médicos, telecomunicaciones, etcétera.

En este sentido, la clave del éxito es la escalabilidad del emprendimiento, esto es la capacidad de expandir el negocio a escala regional o global, lo cual se transforma en un factor esencial a la hora de pensar tanto el diseño como la monetiza­ción del emprendimiento. Y, para ello, la operación necesita contar con un equipo de trabajo que combine la existencia de un buen producto con las capacidades para desarrollar todos los procesos —comer­ciales, operativos, de sistemas, etcétera— que contribuyen al negocio.

Este formato para construir nuevas empre­sas que contribuyan al crecimiento de las economías regio­nales, llegó para quedarse. Y ello es así porque representan la forma más económica y funcional de aplicar el capital de in­versión a ideas innovadoras, para llevarlas a la realidad a muy bajo costo y con eje en los avances tecnológicos.

Por cierto que cada uno cumplirá roles distintos en este ca­mino. Entonces, habrá quienes generen ideas, o aporten pro­cesos y soporte funcional.

Y también, claro está, se necesitará que cada vez mayor cantidad de inversores apuesten “una ficha” a la espera de ob­tener retorno de esta nueva manera de hacer negocios.