Inicio Empresas y Negocios Gerentes aprenden a cocinar para mejorar el espíritu de equipo

Gerentes aprenden a cocinar para mejorar el espíritu de equipo

A Christian Scharff, director de recursos humanos de la filial de Dexia SA en Luxemburgo, le gusta sacar a sus colegas para tener una buena charla en una comida abundante, que ellos mismos preparen.

“Los que quieren tomar un cuchillo, que lo tomen”, dice, parado junto a un mostrador de cocina cubierto de delantales, tablas de cortar y verduras frescas. “Los que no, pueden quedarse mirando con una copa de champán en la mano”, agrega Scharff.

Dexia, ArcelorMittal, PricewaterhouseCoopers, LLP y UBS AG están enviando sus gerentes a la cocina como una nueva forma de fomentar el espíritu de equipo.
Así, las empresas están cambiando el golf y los bolos por las ollas y los sartenes porque los chefs de la televisión han popularizado las comidas gourmet. Escuelas que ofrecen tales actividades para empresas han surgido en París, Bruselas, Londres y ahora Luxemburgo, tal como señala un artículo publicado por la agencia Reuters.

”No es una lección normal de cocina”, señala Bertrand Duchamps, director del único taller permanente de cocina de Luxemburgo, Atelier de Cuisine.

Y añade: “La gente deja su estrés fuera cuando entra. Es como una obra teatral en que todos, gerentes y jefes ejecutivos, desempeñan su papel”.

Los talleres como el de Duchamps, que también ofrece lecciones para niños, adolescentes y el público en general, usan un método de aprendizaje gradual.

El chef les demuestra a los estudiantes cómo cortar una cebolla o cocer zanahorias, y entonces cada persona se encarga de cortar, marinar o hervir un ingrediente. El chef se cerciora de que todo se haga a tiempo para crear una comida que ellos disfrutarán más tarde, informa Reuters.

Un almuerzo de 20 euros
Los precios varían de 20 euros por un almuerzo a más de 100 euros por sesiones de media jornada, como las de Atelier des Chefs, que tiene cocinas en Francia, Bélgica y el Reino Unido.

“Cuando mi equipo comprendió que tenían que preparar su propia comida en vez de ir a un buen restaurante, fue una sorpresa”, afirma Thierry Drinka, subdirector general de la división de gestión de activos de JPMorgan Chase & Co. en Luxemburgo. Y agrega: “Quieren volver a hacerlo”.

ArcelorMittal, el mayor grupo siderúrgico del mundo, con sede en Luxemburgo, ha enviado equipos a Duchamps tres veces, dice el francés de 47 años que se preparó en la ciudad suiza de Lausana. Deloitte Touche Tohmatsu, GlaxoSmithKline Plc y Bayer AG también han visitado el lugar. ING Groep NV incluso lleva clients.

La meta es la misma que en otras actividades, como las carreras de cochecitos de niño, dice Viviane Harnois, subdirectora general primera de recursos humanos de ABN Amro Bank NV en Luxemburgo, que ha cocinado al menos siete comidas con su equipo.

Reuters destaca que con estos encuentros se pretende aumentar la productividad mejorando las relaciones personales, descubriendo las virtudes y defectos del grupo y haciéndolo encargarse de una tarea hecha en conjunto.

Cochecitos y cocina
“En las carreras de cochecitos, que muchas compañías llevan a cabo aquí en Luxemburgo, también se logra un propósito como equipo, pero no se forman lazos de amistad como al cocinar una ratatouille que sólo sale bien si todo el mundo corta las verduras a tiempo”, comenta Harnois.

De Kookfabriek, de La Haya, se fundó en 1999 y planea expandirse a Alemania el año que viene. El estudio de la firma en Ámsterdam tiene cabida para 300 personas. El almuerzo dura 30 minutos o más, y una cena puede tomar cuatro horas si se trata de una comida de tres a cuatro platos con vino.

“Tan pronto se quitan los sacos y se ponen los delantales, la atmósfera es enteramente distinta a cuando uno se sienta junto a su jefe en un restaurante de tono”, sostiene Jan-Maarten Kruyt, uno de los propietarios de Kookfabriek.

Kookfabriek también celebra competiciones entre equipos de diversas compañías.

Competencia malograda
A un gerente de ABN Amro todavía lo embroman porque echó a perder una competición entre empleados de Luxemburgo y Ámsterdam, dice Harnois. Les pidieron que cocinaran una comida de tres platos con una receta en holandés para ver cómo trabajaban juntos. Lamentablemente, sólo uno de ellos entendía holandés.

“El único problema era que el hombre verdaderamente no sabía cocinar. Lo malentendió todo y dio a su equipo las instrucciones equivocadas”, manifiesta Harnois, y comenta que “acabaron usando crema, en vez de mantequilla, para freír las cebollas y eso no salió bien, pero él insistió en que era lo que decía la cartilla”.

“Aún nos reímos de lo que pasó, y le hacemos bromas por ser un holandés que confunde sus productos lácteos”, finaliza Harnois.