Inicio Empresas y Negocios Importadores argentinos buscan aliados en Brasil para superar el “operativo cerrojo”

Importadores argentinos buscan aliados en Brasil para superar el “operativo cerrojo”

Desde la exacerbación de la crisis internacional, allá por septiembre de 2008, los funcionarios del Gobierno nacional dirigieron todas sus miradas al frente externo.

Más precisamente, apuntaron hacia las importaciones, que pasaron a ser catalogadas como un “fantasma” que podía poner en riesgo parte del sistema productivo nacional.

En la misma línea que el sector industrial, el discurso oficial apeló a la idea de que cada producto que ingresaba “por demás” era un puesto de trabajo menos y otra industria con un candado en la puerta, más allá de que en enero, las importaciones registraron un histórico desplome del 38% en relación al mismo mes de 2008.

Tras imponer una serie de licencias no automáticas y valores criterio en la Argentina, los industriales brasileños, molestos por lo que suponían una barrera lisa y llana contra sus productos, salieron a pedir represalias contra los bienes argentinos.

Sin embargo, el gobierno de Brasil, lejos de mantenerse firme en su prédica del libre comercio, ya había salido con los tapones de punta imponiendo licencias previas –trabas burocráticas que retrasan el flujo de las importaciones- que afectaban al 60% de las importaciones totales brasileñas y que, en el caso de la Argentina, ponía en riesgo negocios por u$s7.700 M.

Luego de esta virulencia comercial, hace dos semanas tuvo lugar una cumbre de alto nivel entre ministros de ambos países. Por el lado argentino participaron el canciller Jorge Taiana, la ministra de la Producción, Débora Giorgi, y el ministro de Economía, Carlos Fernández.

El resultado: un fracaso. Se resolvió evitar más trabas en el futuro, pero las medidas ya vigentes y otras que estaban en estudio con anterioridad seguirían su curso. Por lo tanto, la crisis, lejos de quedar desactivada, podría experimentar un nuevo rebrote.

Ante la falta de logros, el secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales, Alfredo Chiaradía, llevará el 4 de marzo un paquete con propuestas al vicecanciller brasileño, Samuel Pinheiro Guimarães.

Entre otras medidas, la Argentina intentará:

* Establecer una estrategia común y coordinada en lo referido al comercio extrazona, para evitar la sustitución de artículos regionales por externos. Argentina propone aplicar, entre otras, medidas arancelarias comunes y antidumping.

* Extender los mecanismos de comercio administrado existentes en la industria automotriz a otros sectores.

* Establecer mecanismos que permitan anticipar y dar respuesta a desequilibrios macroeconómicos; por ejemplo, salvaguardas y un registro de inversiones.

Misión privada para evitar el “operativo cerrojo”
Ante los escasos logros y la amenaza de que los acuerdos entre ambos gobiernos se dilaten, una comitiva integrada por directivos de la Cámara de Importadores (CIRA), viajó a San Pablo donde mantendrán un encuentro con la poderosa Federación de Industrias de San Pablo (FIESP).

La contraparte de la CIRA será nada menos el presidente de la organización empresaria, Paulo Skaf, quien encendió la mecha cuando, al tomar conocimiento de la batería de medidas que aplicaba el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, declaró que “tenemos que responderles con la misma moneda, imponiendo restricciones a la importación de productos argentinos”.

El objetivo de que compradores nacionales fueran directamente a reunirse con industriales y exportadores brasileños es para evaluar y coordinar medidas que contribuyan a poner fin a la crisis bilateral y facilitar el flujo comercial.

“Hubo una solicitud de productores brasileños para poner trabas a los lácteos y acá padecemos el no otorgamiento de licencias para la importación de denim brasileño, entre otras cosas. Todas son señales de que, tras el fracaso de la última reunión, estamos ante una escalada de medidas proteccionistas en ambas direcciones”, explicó Santisteban, director de la CIRA.

“El proteccionismo se puede dividir en dos áreas: una es la que implica el control del comercio desleal, donde es válido aplicar todo tipo de herramientas para evitar las maniobras de los exportadores que subfacturan. Ningún empresario puede estar en contra de estas medidas”, sostuvo.

Sin embargo, alertó que “hay otra fase del proteccionismo” que es la que se dirige contra el comercio leal, y es la que está en alza.

”En épocas de crisis suele aparecer esta segunda fase, donde se protege a la industria frente a productos que entran al país de manera lícita y a precios reales”, explicó el directivo.

Agenda abierta para que fluya el comercio
Según explicó Santisteban momentos antes de viajar a San Pablo, “la idea fundamental es tratar que los sectores privados de la Argentina y Brasil encontremos formas de cooperación y de acción que tiendan a evitar la escalada proteccionista, el aumetno de represalias y que esto se convierta en un proteccionismo salvaje”.

“La agenda es abierta. Se va a empezar a discutir cuestiones puntuales como restricciones voluntarias, manejo y estudios de precios internacionales, licencias para terceros países, el problema de la valuación aduanera en un contexto donde los productos están cayendo y de qué manera planificar acciones dentro del ámbito del Mercosur para que los instrumentos que aplique cada uno de los países no cruce la línea”, agregó.

De este modo, una vez consensuada la agenda, “la idea es tener un discurso y una postura común frente para poder presentarla ante nuestros respectivos gobiernos”.

Una “maraña” de licencias
En un momento donde “importación” parece ser para algunos sectores una mala palabra, los empresarios se quejan de las enormes trabas que están sorteando desde hace meses para poder ingresar bienes de consumo hasta insumos.

”La administración de Débora Giorgi y su equipo se ha encontrado con una situación muy desmadrada en materia de licencias no automáticas”, disparó Santisteban.

“Ellos mismos están sorprendidos por las demoras”, recalcó el directivo de la CIRA.

Estas medidas, contempladas por la Organización Mundial del Comercio, funcionan como una suerte de grifo que busca proteger a los sectores más “sensibles” de la economía.

Así, cuando el Gobierno considera que el flujo de importaciones pone en riesgo a la industria nacional, simplemente no las autoriza y el grifo se cierra.

Hoy en día en la Argentina se aplican estos instrumentos a juguetes, calzado, papel, artículos para el hogar, neumáticos para bicicletas, motos y pulóveres, marroquinería e insumos para el calzado.

Según la entidad, hay supermercados que actúan a nivel nacional de primera línea que tienen licencias pendientes desde julio y agosto del año pasado.

”Se trata de una empresa seria que importa lealmente y no eran cantidades que podían distorsionar el mercado”, se quejó para luego dejar en claro que esta situación es generalizada, ya que “hay licencias que se demoran hasta los 210 días, mucho más de los 60 que establece la Organización Mundial del Comercio (OMC)”.

Santisteban destacó un punto llamativo y es que el número de licencias en pie que aún no tuvo el visto bueno del Gobierno alcanza al 50% de todo lo importado durante 2008.

”Esto sucede porque, como antes del desembarco de Giorgi no había políticas de previsión, hay quienes presentaron diez licencias con el objetivo de al menos lograr dos. Entonces desde la CIRA estimamos que cerca de la mitad se pidieron por las dudas y no responden a operaciones concretas”, explicó.

De cara al futuro, el directivo se mostró esperanzado de poder lograr una mayor coordinación con el Gobierno para poder lograr un equilibrio, reglas del juego claras y previsibilidad para los importadores.