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La economía ya entró en estanflación

Estanflación amenaza con convertirse en la palabra de moda en los círculos económicos de los próximos meses. El término que indica el momento en que dentro de una situación inflacionaria se produce un estancamiento de la economía parece dar cuenta de la actualidad argentina, en la opinión de analistas y economistas privados.

A pesar de que la economía argentina acumula por lo menos dos trimestres de caída en la actividad, las mediciones más confiables de la inflación dan cuenta de un costo de vida anual que no logra perforar el piso del 14% anual. Este escenario de estancamiento económico e inflación de dos dígitos no es completamente desconocido para los argentinos, ya que con algunos breves intervalos se repitió a lo largo de gran parte de la década del 80. Los economistas consultados por La Nacion igualmente destacan las diferencias entre la situación actual y la que se vivía hace dos décadas.

El primer economista en alertar públicamente sobre el peligro de que la Argentina ingrese en un proceso de estanflación fue el ex ministro de Economía Domingo Cavallo. El cuestionado creador de la convertibilidad incluso publicó, en noviembre de 2008, un libro llamado Estanflación: inflación con recesión. Cómo evitar un nuevo “rodrigazo” y otros peligros de la economía kirchnerista, cuando el país todavía no daba señales claras de estar sufriendo un parate en la actividad.

Ahora, otros colegas comparten esta lectura. “La definición de estanflación se aplica a la economía argentina, que ya cumplió dos trimestres de baja en el producto bruto con una inflación que no cede por debajo del 14% anual, por más que en los últimos meses la suba en el costo de vida haya dado ciertas señales de desaceleración”, señaló Fausto Spotorno, economista jefe del estudio Orlando J. Ferreres.

Su colega Ricardo Delgado también coincide con el diagnóstico. “Lo que estamos viviendo es una estanflación moderada, con una caída leve del PBI, que nosotros estimamos de entre 1,5 y 2% para todo el año, y una inflación en torno al 15 por ciento. El dato positivo es que no se trata de la estanflación de la década del 80, que era mucho más profunda tanto en materia de baja del PBI como en los niveles de inflación”, destaca el economista de la consultora Analytica.

El análisis es compartido por la firma Ecolatina, la consultora fundada por el ex ministro de Economía Roberto Lavagna. “En un año en que estamos viviendo un estancamiento de la actividad, los precios están cerrando con subas por encima del 15% anual. Lo nuevo es que esta combinación de recesión con una inflación elevada se registra en un momento en que tanto en los países desarrollados como en las naciones vecinas la inflación no es un problema”, explica Rodrigo Alvarez, economista de Ecolatina.

Una visión un poco más optimista es la que tiene Jorge Todesca, economista de la consultora Finsoport y viceministro de Economía en 2002. “La estanflación en la Argentina siempre se dio de la mano de un proceso de expansión monetaria, que hoy no se está viendo. No veo un escenario de estanflación tradicional, como las que vivimos en los 80. Más bien lo que se registra ahora es un estancamiento con una inflación que es impulsada básicamente por los aumentos en las tarifas de los servicios públicos”, señaló el economista.

Dilema oficial
Un proceso de estanflación es considerado uno de los escenarios más difíciles de afrontar para cualquier economía, ya que dificulta la aplicación de las recetas más clásicas. Las políticas fiscales más expansivas que suelen aplicarse para reactivar una economía en recesión en este caso pueden terminar acelerando a la inflación, mientras que un ajuste del gasto, que es recomendado para combatir la suba en el costo de vida, puede provocar que se profundice el estancamiento de la economía.

“Frente a este escenario, creo que hoy es mucho más eficiente bajar impuestos que subir los gastos para reactivar la economía, aun a riesgo de resignar un porcentaje de la recaudación”, explica Spotorno.

Por su parte, Delgado destaca que la solución podría llegar de la mano de un plan integral de estabilización de los precios. “Hay que trabajar con un plan que ordene las expectativas de los agentes económicos y que incluya una proyección de ingresos y gastos que sea creíble y en la que se precise cómo se van a cancelar los vencimientos de la deuda en lo que resta de 2009 y en 2010”, explicó el economista.